Artículos

Burschenschaften: guardianes de la cultura alemana en América Latina

Por Natalia Messer/ Deutsche Welle | 10 Mayo, 2017 - 15:52
  • 38789473_303.jpg

Estas hermandades estudiantiles datan de la Europa decimonónica. Fuera de los países de habla alemana, surgen hace más de 100 años para preservar el legado germano.

Son fraternidades conformadas por estudiantes varones y se les conoce como Burschenschaften. Aparecen en universidad tradicionales de países de habla alemana a comienzos del siglo XIX, y Chile se convirtió en el único país fuera de esa órbita donde se establecieron Burschenschaften.
 
"Si bien la colonia alemana no fue tan numerosa como la de Argentina, Brasil y Estados Unidos, muchos de los inmigrantes alemanes que llegaron a Chile traían un apego mayor a lo que era la identidad germana”, explica a DW Alex Wendler, historiador chileno y miembro de la fraternidad Montania.
 
En Chile se crearon cinco de este tipo: Araucania, Montania, Andinia, Ripuaria y Vulkania. Todas ellas se encuentran en distintas ciudades del país: Valparaíso, Santiago, Concepción y Valdivia.
 
La primera Burschenschaft chilena surgió en una época convulsionada. En 1891 una guerra civil dejó cerca de 4.000 muertos en un país de no más de tres millones de habitantes. "Para entonces se crearon grupos de discusión política y ahí es donde nacen estas organizaciones”, cuenta el historiador Wendler. Araucania es la primera hermandad que nace, el 31 de marzo de 1896 en Santiago. Uno de sus fundadores fue el estudiante de medicina Christoph Martin, quien luego ayudó en la creación de una segunda fraternidad en la ciudad de Concepción.
 
"Al comienzo se trató de juntar universitarios con ascendencia alemana, pero luego con los años tomó un carácter más cultural. Además, los primeros alemanes que vinieron a Chile tuvieron la tendencia a fundar instituciones, como colegios, compañías de bomberos e iglesias”, explica a DW Alex Wendler.
 
 
Y a diferencia de lo que ocurre en Alemania, donde la mayoría de las Burschenschaften, desde sus orígenes, han sido tradicionalmente conservadoras, patriotas y con un cargado sesgo político, en Chile, aseguran, es completamente diferente. "Lo que importa es la continuación de una cultura chileno-alemana, que se inició con inmigrantes que traían ideas liberales y un gran valor al esfuerzo y el trabajo”, afirma el historiador.
 
Para ser parte de Montania −la segunda Burschenschaft más antigua de Chile, fundada el 13 de agosto de 1924 en Concepción− hay que cumplir un requisito esencial: interesarse por la cultura germana. También es importante contar con un certificado que demuestre dominio en un nivel alto de la lengua alemana, para así poder residir en la casa, mientras se estudia en la universidad o en el instituto.
 
Por eso, no es de extrañar que un gran número de estudiantes de estas fraternidades provengan de distintos colegios alemanes del país. "Se le da importancia al idioma alemán, como una herramienta y transmisor cultural. Hoy en día la mitad de los integrantes de nuestro grupo no tiene ascendencia alemana. Incluso es un tema que se vuelve inclusivo, porque se busca extender la cultura”, dice Wendler.
 
En Montania todas las charlas y reuniones son en alemán, igualmente las actividades, como fiestas, ceremonias o torneos del ya clásico Skat, un juego de cartas germano que entretiene a los estudiantes de estas fraternidades. En la biblioteca de la casa −que reúne a diario a la decena de jóvenes universitarios que allí habita− destaca la literatura germana. Desde Rilke, Schiller, hasta los libros más técnicos sobre física y mecánica. Aquí se escucha siempre: alles auf Deutsch!, o sea ¡todo en alemán!
 
Por Montania han pasado más de 200 personas y actualmente cuenta con 10 miembros activos. Todos sus integrantes son hombres, porque para las mujeres existe un símil: las Mädchenschaften, y que también se encuentran dispersas por Chile. "Este es nuestro hogar y lo administramos nosotros. Lo que nos une es el interés por la cultura alemana y los valores que representan a nuestra casa: Ehre, Freundschaft, Recht (Honor, amistad y justicia)”, cuenta el vicepresidente, Alberto Peters.
 
Valores que todas estas hermandades dicen tener como una especie de lema grabado a fuego para toda la vida, porque el contacto aquí nunca se pierde. "Por siempre eres miembro. Tienes tu derecho a participar en todas las reuniones, aunque ya no seas estudiante o vivas en la casa”, agrega Pablo Timmermann.
 
En la fraternidad Ripuaria no es una prioridad el certificado de alemán. Si bien sus reuniones se realizan siempre en este idioma, lo que más importa son las ganas por aprender la lengua. "Aquí valoramos el sentido de la amistad. No importa si no se tiene buen nivel de alemán, porque si el estudiante está interesado lo va a aprender”, asegura a DW Diego Saldías, integrante de la Burschenschaft Ripuaria.
 
 
Ripuaria se fundó en el puerto de Valparaíso el 30 de junio de 1949, "después de la Segunda Guerra Mundial, momento en que llegaron muchos alemanes a esta ciudad”, cuenta Saldías. Del grupo de alemanes arribados a Chile, cinco nuevos estudiantes de la Universidad Técnica Federico Santa María fueron los encargados de formar esta fraternidad, que rápidamente se convirtió en un hogar, sobre todo para aquellos hijos de alemanes que, con el fin de estudiar carreras profesionales, debían dejar a sus familias en el sur del país.
 
"Esto también le dio un carácter muy especial, porque el fin no ha sido sólo mantener la tradición germana, sino también que sus miembros sean el sostén de nuestra institución. Se prioriza el trabajo en equipo y la amistad”, recalca Saldías.
 
Actualmente Ripuaria tiene 18 estudiantes viviendo en una amplia casona de tres pisos. La hermandad ha tenido cerca de 120 miembros a lo largo de toda su historia  y su lema es "Zucht, Arbeit, Freude” (cultivo, trabajo y alegría). Como en toda fraternidad, las reglas están claras. Para eso existe jerarquía entre los estudiantes, porque están "los zorros”, que vendrían siendo los novatos, y los llamados "Burschen” (muchachos), que son los que llevan más años en la casa. Ellos son como una especie de profesores que guían a los nuevos integrantes.
 
En ceremonias oficiales los miembros visten uniformes, gorras y toda clase de símbolos con los tres colores propios con los que cuenta cada hermandad. Por ejemplo, en Ripuaria son el rojo, blanco y negro; en Montania, en cambio, el negro, celeste y dorado. Las otras tres casas existentes en Chile (Araucania, Andinia y Vulkania) también se rigen por normas similares. Guardan en sus estantes una especie de libro sagrado que hace más de un siglo viene hablando del uso del escudo, el uniforme y el infaltable lema que siempre se resume en tres palabras claves, ¡y en alemán!