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Conocer y controlar las emociones es la principal clave que ofrece el desarrollo de la inteligencia emocional

Por Prensa Libre/ LifeStyle | 1 Febrero, 2015 - 09:39
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Los fundamentos de esta perspectiva se basan en una clara conciencia de un mismo, la autorregulación emocional, la automotivación, la empatía con las emociones ajenas y las habilidades para relacionarse con los demás.

Mucho se ha escuchado hablar de la inteligencia emocional y cómo ésta es fundamental para un desarrollo sano de las relaciones sociales, pero ¿de qué se trata?. Básicamente, que cuando la persona conoce y controla sus emociones, es posible manejar de mejor forma su entorno familiar y de amigos, además de hacer más eficiente su trabajo y estudios.

Sorprendido ante el efecto devastador de los arrebatos emocionales, además de estar convencido de que los tests de coeficiente intelectual no arrojaban excesiva luz sobre el desempeño de una persona en sus actividades (ya sean académicas, profesionales o personales), el psicólogo estadounidense Daniel Goleman desentrañó en su libro "Inteligencia Emocional" (1995) qué factores determinan las marcadas diferencias que existen, por ejemplo, entre un trabajador "estrella" y cualquier otro ubicado en un punto medio, o entre un psicópata social y un líder carismático.

Para Goleman, los principales componentes de la inteligencia emocional son:

• Autoconocimiento emocional (o conciencia de uno mismo): Se refiere al conocimiento de las emociones y cómo éstas afectan. Es muy importante conocer el modo en el que el estado de ánimo influye en el comportamiento, cuales son las virtudes y los puntos débiles. Este punto devela, en rigor, lo poco que se conocen las personas a sí mismas.

• Autocontrol emocional (o autorregulación): El autocontrol permite no dejarse llevar por los sentimientos del momento. Es saber reconocer qué es pasajero en una crisis y qué perdura. Es posible que enfadarse con la pareja, por ejemplo, pero si lo habitual fuera dejarsellevar por el calor del momento se estaría continuamente actuando irresponsablemente y luego pidiendo perdón por ello.

• Automotivación: Dirigir las emociones hacia un objetivo permite mantener la motivación y fijar la atención en las metas en lugar que en los obstaculos. En esto es necesaria cieta dosis de optimismo e iniciativa, de manera de ser emprendedores y actuar de forma positiva ante los contratiempos.

• Reconocimiento de emociones ajenas (o empatía): Las relaciones sociales se basan muchas veces en saber interpretar las señales que los demás emiten de forma inconsciente y que, a menudo, no son verbales.

El reconocer las emociones ajenas, aquello que los demás sienten y que se puede expresar con gestos, por una mala respuesta, nos puede ayudar a establecer lazos más reales y duraderos con las personas de nuestro entorno. No en vano, reconocer las emociones ajenas es el primer paso para entenderlas e identificarnos con ellas.

• Relaciones interpersonales (o habilidades sociales): Cualquiera puede darse cuenta de que una buena relación con los demás es una de las cosas más importantes en la vida y para el desarrollo estudiantil o laboral. No sólo se debe tratar a los que parecen simpáticos, a los amigos o a la familia.