Descontando aquellas falencias graves como infidelidad o el maltrato, estas malas actitudes pequeñas pero constante lesionan la confianza y el afecto. Existe coincidencia en señalar estos cuatro puntos como aspectos a cuidar en una relación amorosa para no lesionar el amor.

 

 

 

Desinterés por lo que le pasa o lo que siente el otro. No hay nada más desalentador que acudir con entusiasmo al marido o a la mujer para contar algo que ha pasado y chocar con una respuesta de desgano y apatía.

 

El desinterés cierra todas las puertas de comunicación que tanto se necesitan en el matrimonio. Esto hace sentir al cónyuge menospreciado e ignorado. No darle la prioridad que merece, es molesto y afecta la convivencia matrimonial.

 

 

 

El matrimonio no es siempre un camino de rosas, y –tal como en los negocios- se van produciendo ciclos. Siempre existirán momentos difíciles y siempre habrá cosas que queramos cambiar de los otros, en especial del marido o esposa, y necesitaremos paciencia para aceptarlos y tolerar sus debilidades. 

 

Pero también, en ese ejercicio de la paciencia, es posible ayudarles a mejorar por el bien de ellos y del matrimonio. Con sutileza y respeto, pero con convencimiento, se pueden lograr grandes cambios en el otro.

 

 

 

El matrimonio es la unión de dos para compartir intereses, tiempo, decisiones, preferencias, bienes materiales, sueños, y muchas más cosas. Pero como seres humanos, muchas veces es difícil compartir y ceder. Así que hay que buscar un equilibrio, ambos deben ser flexibles ante ciertas situaciones para encontrar un punto común.

 

 

 

La soberbia enceguece y envenena. Es la falta de humildad para aceptar la crítica y los errores que cometemos, y esto en la relación matrimonial hace mucho daño. Para poder ser felices, hay que dejar el orgullo a un lado, pedir perdón y construir de nuevo.