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Cundinamarca, la ruta aventurera a pocos kilómetros de Bogotá

Por El Espectador | 26 Enero, 2017 - 14:20
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Sin largos viajes en avión, bus o carro, los turistas pueden vivir grandes aventuras en municipios como La Vega, Nocaima y Nimaima.

Son solo 12 calles y ocho carreras en medio de áridas llanuras que son acariciadas por la brisa del río entre las 5:00 de la tarde y las 7:00 de la noche. Puerto Salgar, un pequeño municipio de Cundinamarca, nació hace 81 años después de que las aguas del Magdalena ahogaran a Puerto Liévano. 
 
Por este caluroso lugar comienza un recorrido fascinante a través de algunas de las poblaciones de Cundinamarca, que más allá de sus casas coloridas, esconden una oferta de planes de aventura que atraen a decenas de turistas que por esta época buscan refugio y diversión cerca de la capital.
 
La siguiente parada es Guaduas, en donde más que liberar adrenalina, el plan es recorrer los pasos del sabio Mutis en su Expedición Botánica y rememorar la historia de Policarpa Salavarrieta visitando el Museo de La Pola. Declarado Monumento Histórico de la Nación en 1959, este pueblo seduce con su historia y el Salto de Versalles; una caída de agua de más de 40 metros que forma un pozo cristalino.
 
Ahí mismo se encuentra el mirador Piedra Capira, desde donde se contemplan el valle del Magdalena y los nevados del Ruiz, Santa Isabel y del Tolima. La diversión extrema es más cerca de Bogotá, en poblaciones como San Francisco, La Vega, Nimaima y Nocaima.
 
La laguna El Tabacal se roba la atención de quienes pasan por La Vega. A siete kilómetros del casco urbano, este cuerpo de agua rodea una pequeña isla que dicen está en constante movimiento.
 
El corazón se acelera en las aguas del río Negro, en Tobia, desde donde se hace rafting hasta las cascadas de Nimaima. Unas imponentes caídas de más de 30 metros de altura por las que se practica torrentismo. Muy cerca, en Nocaima, el programa es contemplar el Salto del Charcón y subir el Alto de Puerta Grande.