El destacado chef español Ferran Adrià visita Argentina y su presencia ha estado a la altura de su importancia en el sector culinario. De 53 años, para muchos es el número uno del mundo,  con tres estrellas Michelin (El "Oscar de la gastronomía") y su voz en uno de los comensales del restaurante de Gusteau, donde transcurre gran parte de la buena película animada "Ratatouille”.

 

A cargo del desaparecido restaurante elBulli, locuaz y verborrágico tiene historias de vida que todos adoran escuchar: nació en un municipio popular de Cataluña -"gente de barrio", según sus propias palabras-, abandonó sus estudios universitarios y se metió a fregar platos en el restaurante de un hotel de cocina clásica, tratando de reunir algo de dinero.

 

Allí, su jefe le regaló un libro de cocina que marcaría su incursión de una vez y para siempre en esta disciplina de aromas y sabores que llegó a conquistar, luego de fusionarla con la química y la ciencia.

 

 

Creatividad, innovación y equipo son probablemente las palabras que mayor cantidad de veces repitió este chef español, que cuando habla navega entre la humildad y el alarde, algo lógico si se tiene en cuenta que entre muchas otras cosas, fue elegido por la revista Time entre las 100 personalidades más influyentes del mundo, ha dado clases en Harvard, ha expuesto en la prestigiosa feria de arte Documenta 12, en Kassel, y su restaurante elBulli fue numerosas veces premiado como el mejor del globo.

 

"Estoy muy contento de estar aquí. Me siento como en casa", soltó el español ni bien arrancó la charla con la prensa, en su cuarta visita a la Argentina, donde se permitió un momento emotivo al recordar a su madre, quien falleció hace apenas cuatro días, a los 75 años. "Ella era la mejor cocinera del mundo", evocó.

 

"No fui a la universidad, no me gustaba comer ni cocinar, pero aquí estoy. Cuando cocino en mi casa, los pocos días que lo hago, no soy el chef Ferran Adriá soy normalito. No cocino nada especial", dice este español que en su restaurante llegó a servir melón con hierbas y almendras tiernas, caramelo de aceite de calabaza, ostras con emulsión de jamón y su perla, por dar sólo unos ejemplos de su permanente búsqueda de nuevas técnicas.

 

 

Su restaurante cerró a mediados de 2011 y desde entonces, Adriá creó elBulli Foundation, una entidad dedicada a la investigación en creación e innovación de la ciencia gastronómica, en la que  trabajan, por ejemplo, el vicedirector del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts), una prestigiosa universidad de ingeniería de Cambridge o quien fuera durante siete años el director de la Tate Modern de Londres.

 

 

De momento, Adriá se encuentra trabajando junto a Disney en un proyecto que buscará hacer llegar sus conocimientos y creatividad a una nueva generación: herramientas para acceder a experiencias culinarias saludables, en un marco familiar. "¿Creen que yo me había imaginado algo así? ¿Un día estar con Mickey Mouse, Capitán América y el maestro Yoda?" dice el cocinero, entre risas.

 

 

Adriá presenta una exposición en Espacio Fundación Telefónica llamada "Auditando el proceso creativo", en la que se reflexiona sobre su proceso creativo en la cocina y el método que lo llevó al éxito, a través de una serie de interrogantes: ¿Qué es la creatividad? ¿Cualquiera puede ser creativo? ¿Todas las disciplinas pueden basarse en un proceso único?

 

Un test para ver qué tan creativo es el visitante, murales y dibujos, frases de grandes creadores como Picasso, utensilios y objetos que se utilizaron en “elBulli” y hasta una recreación del comedor y de la misma cocina donde se elaboraron los 1.846 platos forman parte de esta exposición.

 

La muestra -que ya se presentó en Fundación Telefónica de Madrid y Lima- permanece abierta tres meses, con entrada gratuita, en el edificio de Arenales 1540, de lunes a sábado de 14 a 20.30.