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Diseños exclusivos para ciegos que visten a la moda

Por Silvina Molina/ Télam | 4 Noviembre, 2016 - 09:47
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Las creaciones de María Sol Ungar pueden verse -o tocarse en braille- en un catálogo y a través de una página web con audiotexto.

Elegir la ropa es posible a través del tacto y las sensaciones con los diseños inclusivos creados por María Sol Ungar, quien produce prendas para personas ciegas o disminuidas visuales, una innovación que les permite cambiar la vida dándoles autonomía y opciones variadas para vestirse.
 
"¿Qué estamos haciendo los diseñadores que, teniendo todas las herramientas, no le estamos cambiando la vida a la gente?", pregunta ante Télam la diseñadora neuquina de 28 años, que mientras ceba mate, muestra sus prendas únicas.
 
En su taller, montado en el jardín de su casa porteña, hay chaquetas, camisas y pantalones con bolsillos amplios, pensados para que quienes usan bastón blanco, puedan plegarlo y guardarlo.
 
"La idea surgió cuando chicas ciegas me contaron que iban a bailar y no podían dejar el bastón en el guardarropas del boliche, entonces confeccioné prendas con bolsillos amplios donde entra el bastón plegado o la pizarra que utilizan muchos ciegos, y que para una persona no ciega pueda guardar billetera o celular", explica la profesional.
 
Porque su ropa puede ser usada, por supuesto, también por personas que no son ciegas.
 
Ella diseña a partir de la escucha atenta surgida de encuentros con personas ciegas de nacimiento o que quedaron en esa condición en algún momento de sus vidas, lo que "me ayuda mucho, porque la idea es que se apropien de Sonar", que es el nombre de la marca que identifica su ropa.
 
"Juego con las texturas -dice- porque el tacto es esencial para quien es ciego". En su taller hay una bella campera confeccionada en demim y telas contrastantes, con cortes asimétricos que dan un estilo propio a una marca que Ungar define como "urbana y pensada para que las personas sean independientes".
 
 
Detalles en braille 
 
En un perchero hay vestidos, remeras, camisas con detalles en tachas o canutillos que enriquecen el diseño: "Es braille. Allí está escrito el color y el talle", revela la diseñadora, que también coloca la información en letras en la etiqueta "porque hay personas con disminución visual que no leen braille".
 
Ella resalta que "como toda persona, el ciego tiene estilo y quiere vestirse acorde a su edad. A los mas jóvenes les gusta que los detalles en braille estén por fuera, pero a los que tienen más edad no los convence mucho, prefieren que esté adentro de la ropa. Toda opinión me sirve".
 
"Pienso en un diseño funcional, más allá del color, no sólo en cómo darle información con braille incorporado a la prenda", aclara, porque "no hay idea de cómo aprecian los diseños las personas ciegas".
 
También se destaca en un maniquí de su taller una remera que es "para una clienta ciega que se va con un coro a Brasil y me pidió una prenda exclusiva para mostrarla en ese país", comparte con entusiasmo.
 
Ese empuje la lleva a transitar distintas organizaciones de personas ciegas, donde muestra su trabajo y lo enriquece con las opiniones que recibe. En ese intercambio logró ser parte del desfile que en septiembre realizó la asociación Tiflonexos, que trabaja por la inclusión de personas con discapacidad visual, donde también se ofrece un curso de automaquillaje para ciegas.
 
Los diseños de Sonar pueden verse -o tocarse en braille- en un catálogo y a través de una página web con audiotexto, de próximo lanzamiento.
 
Además, la ropa es táctil: tiene botones, volados, telas engomadas, costuras muy prolijas "porque la persona ciega supervisa con el tacto".
 
 
Ritual de mujeres 
 
La diseñadora trabaja en una empresa informática, porque aún no puede solventarse sólo con su línea de ropa. Cuando Télam la visitó ella ya tenía en la cabeza o dibujados en moldes, las próximas prendas que iría a coser a su Neuquén natal, donde su mamá, su abuela y su prima tienen un taller de costura.
 
"Es un ritual de mujeres muy lindo", confiesa la joven, a quien se le nota la influencia de una abuela que es modista de "alta costura" y de una madre docente, especializada en discapacidades, con la que aprendió a hablar lenguaje de señas desde que tenía 11 años.
 
Cuando llegó el momento de hacer su tesis para finalizar su carrera de diseñadora, ella pensó en cómo se vestían las personas ciegas. Hablando con ellas descubrió que "dependen de otros, porque alguien tiene que decirles el color, si la prenda está al revés, el talle", y así surgió el diseño inclusivo.
 
Ungar detalla que sus diseños son "para usar en el día, nobles por los textiles que uso, a un costo accesible, lo que no significa que no sean de calidad; son estéticos porque tiene que ver con la impronta de la marca y son prácticos porque el objetivo es darle a las personas ciegas o con discapacidad visual, autonomía, independencia y libertad, no sólo de vestirse sino de elegir".
 
Y su proyecto inmediato es "llegar a varios negocios, romper un poco el mercado y unirme a personas que tengan proyectos similares. No quiero competir, quiero enriquecer la vida de la personas".