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El arte como terapia o hasta como religión

Por El Economista | 9 Junio, 2016 - 11:36
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Es el momento para tratar de saber claramente para qué es el arte, de acuerdo con Alain de Botton, ensayista inglés cuyos trabajos se describen como “filosofía cotidiana”.

Si los artistas, los gobiernos y las instituciones no tienen claro para qué es el arte éste va a morir. “No morirá en el sentido de la falta de recursos por parte del gobierno o el financiamiento para las grandes galerías (Museos), pero el problema viene para las galerías pequeñas y las escuelas de arte”.

Es el momento para tratar de saber claramente para qué es el arte, de acuerdo con Alain de Botton, ensayista inglés cuyos trabajos se describen como “filosofía cotidiana”.

De Botton ofreció la conferencia magistral Art as Therapy como parte del “Seminario Arte y Ciencia: Terapia y Pathos en el Arte”, realizado en el Centro Nacional de las Artes. En ella, Botton aseguró que no debe haber conflicto entre la idea de tener una obra de arte grandiosa, poderosa, y a la vez con un propósito o un objetivo claro: lo que hace a una pintura grandiosa no es quién lo pinta, sino lo que inspira.

Posteriormente, en una breve charla con medios, el pensador refirió que contestar para qué es el arte es complicado y tendría una explicación infinita. Sin embargo, explicó que el arte en sí mismo es una terapia y detalló algunas de las funciones que tiene el arte para el mundo moderno, porque no se ha discutido suficiente sobre este aspecto y para regresarle un poco el poder que perdió en el siglo XX, cuando desde su punto de vista cayó en un desastre y se castró su poder.

“Con el arte, tanto el artista como el espectador se pueden sentir menos tristes; mejora el estado de ánimo, nos hace maravillarnos del universo, nos recuerda la humanidad de los otros y los problemas que compartimos”, comentó.

Terapia en distintos aspectos

Para De Botton, el arte siempre ha tenido función terapéutica, pero propone abordarla con método.

La primera de las “utilidades” o funciones del arte es que nos ayuda a recordar cosas por nuestras fallas cognitivas: el arte nos ayuda a recordar los aspectos interesantes, bonitos, esas cosas de la realidad que el artista ha embotellado y la pone a nuestra disposición.

Consumo

Pero además el arte nos da sentido de pertenencia y de identidad, igual que lo hacen una religión o un país. Nos hace tener esperanza.

Ante el contexto violento que vivimos actualmente, en especial en México, es casi imposible que olvidemos los hechos que ocurren, como las ejecuciones y la inseguridad; sin embargo, Botton comenta que a pesar de esto los artistas nos presentan islas de esperanzas. Y no sólo ante la violencia, sino ante el caos de una ciudad, del trabajo, de las relaciones amorosas, entre otras cosas.

En este mismo sentido, el arte es un amigo y un agente de comunión. Así como el arte puede generar cambios positivos, ¿puede también generar negativos?, se le pregunta.

Absolutamente, responde el ensayista. Pide que no se tomen ejemplos de gente trastornada, como David Chapman, el asesino de John Lennon, que quiso justificar su acción con la novela El guardián entre el centeno. 

Pero pone de ejemplo la propaganda nazi, que con elementos artísticos glorificaba la guerra. Sin embargo, considera que el arte se puede aplicar a las políticas públicas, específicamente contra la violencia, pero tiene que ser de manera cuidadosa y sutil.

Además, el arte también es propaganda en el sentido que proporciona un argumento para conseguir algo, como consumo. En esta sociedad consumista el arte se debe comenzar a difundir en la televisión.

“Los medios de comunicación deben utilizar su poder para acercar a los jóvenes al arte, inspirarlos; no se debe mirar a la política y el arte desde enfoques separados, sino desde un enfoque holístico”.

El arte, explica, tiene la función de proporcionarnos equilibrio o balance. “Todos estamos desequilibrados, o tenemos algo irracional, pero podemos encontrar en las diferentes corrientes del arte algunas cosas que nos hagan falta, que nos protejan de algo. A todos nos hacen faltan cosas, que pueden ser tranquilidad, riqueza, naturaleza, moda, arquitectura... y la podemos encontrar en el arte”, explicó Botton durante su conferencia magistral.

Los reporteros que platicamos con De Botton no podemos evitar un pequeño sobre salto cuando el filósofo extrae la conclusión lógica de su argumentación: si el arte da sentido de pertenencia y comunión “... propongo que tengamos el arte en lugar de la religión”, dice. Y agrega que esto tampoco es nuevo.

“Algunos museos como el Rijksmuseum en Ámsterdam se construyeron como si fueran catedrales y se decoraron como tales. Después vino una época, en el siglo XX, en que se pintó todo de blanco y se hizo neutro y serio, pero si vas ahora verás que está regresando al decorado catedralicio”.