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El arte de los bonsáis

Por Prensa Libre | 14 Mayo, 2014 - 08:23
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Réplicas reducidas de los árboles que se encuentran en la naturaleza, con algunos toques personales, así se resume el arte del bonsái, que data de tiempos antiguos y que en América Latina cobra auge.

Técnica nacida en China con el nombre de penjin, fue en Japón donde se perfeccionó y pasó a llamarse bonsái (bon: maceta o bandeja, y sai: árbol o planta). “Un bonsái es un árbol como cualquier otro, sólo que trabajado para que se quede de este tamaño”, explica Pedro Rodolfo De León, experto en el tema. Dice que los cuidados que se requieren para cultivar y trabajar un bonsái son numerosos, ya que es como una mascota de la que hay que ocuparse. "Son seres vivos que requieren atenciones especiales para que crezcan sanos”, señaló.

Los bonsáis no son árboles alterados genéticamente. “Es importante dejar este tipo de estereotipos”, indicó De León, quien añadió que cualquier especie arbórea puede ser un bonsái, aunque hay unas predilectas. “Hay árboles que no reducen su hoja; entonces esas casi no se trabajan como bonsái, ya que, por estética, no se ve bien una maceta pequeña y un tronco relativamente reducido con un follaje de hojas grandes. Usualmente se eligen especies que logran reducir sus hojas. También es importante considerar el clima. Si se vive en un área muy fría, los juniperus son ideales, por ejemplo”, explicó.

La especie a trabajar se puede comprar en un vivero. Se retoca su raíz y su follaje mediante varias técnicas. Se le va dando la forma deseada, respetando que el follaje tenga una forma de triángulo, por cuestiones estéticas. “Incluso es importante la maceta que se escoja”, dijo el experto, quien agregó que lo esencial es dedicarle tiempo y un buen cuidado.

Se subraya, incluso, que se trata de un arte terapéutico, siendo recomendado para personas hiperactivas, ya que mediante su práctica se encuentra tranquilidad. Asimismo, puede emplearse como terapia ocupacional para personas de la tercera edad.

Dentro de los cuidados que requiere un bonsái, De Léon subraya cuatro esenciales:

El riego: es uno de los aspectos más importantes al momento de trabajar la planta. No todas las especies necesitan la misma cantidad de agua, y existen maneras específicas de regarlas.

La tierra: depende mucho de la especie el tipo de tierra en la que se sembrará. Esta debe mantenerse húmeda siempre.

Fertilizante y abono: como con la tierra, cada especie requiere fertilización con cierta frecuencia.

La técnica: será de suma importancia para la apariencia que se le quiera dar. También es vital para el crecimiento de las raíces, ramas y hojas.

Para llevar un bonsái al diseño deseado se debe ver el árbol desde todos sus ángulos y así identificar los espacios vacíos. Se doblan sus ramas con la presión adecuada, para darle la forma deseada. Al mismo tiempo que se trabaja en la parte superior, que también hay que ir cortando, se hace en la parte inferior (la raíz).

Cuando las ramas se doblan, y para poder darle la forma deseada al tronco, se usa un alambre de aluminio. Una vez lograda la forma, el cable no se desenreda, sino que se corta. Conforme se va trabajando la raíz, se puede ir cambiando de maceta.

Cuando el árbol ya se ha trabajado, se pueden observar bien sus estratos (una rama a la derecha, una a la izquierda, una hacia atrás, etcétera). La forma ya se verá bien definida. Hay varias clasificaciones de bonsáis según su forma, que puede ser vertical —un erecto formal—, en forma de cascada, de pendiente o de bosque.

La raíz del bonsái de la imagen está bien trabajada y ha está en la maceta final, aunque sigue requiriendo cuidados —riego, fertilización, luz— y de que se le quiten los excesos mediante la técnica de pinzado: con los dedos se cortan las hojas crecidas, para que no pierda la forma.