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El fenómeno de Kim Kardashian, la exitosa chica que no canta, no baila ni actúa

Por Claudio Pereda Madrid | 23 Mayo, 2016 - 10:26
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Una figura central en las exitosas jugadas de Kim es la de su madre: Kris Jenner, quien es la gestora de la positiva posición mediática que hoy ostenta.

Hace casi un mes la chica mediática Kim Kardashian puso una guinda más en su -para muchos- inexplicable torta de éxito: superó los 40 millones de seguidores (o "followers") en Instagram, ubicándose entre las celebridades más visitadas del mundo en esa compartida red social.

El misterio de la atractiva morena de 34 años es profundo y da para muchas vueltas en torno a la modernidad. No canta, no baila, no actúa y -siendo claros- no trabaja, pero es la famosa más famosa del mundo.

De hecho, en los propios medios existe incomodidad para hablar de ella porque no es "artista", "deportista" o "profesional", por lo que se rompe la habitual frase que describe rápidamente a un personaje. No es "la actriz", ni "la abogada" y ni siquiera es "la presentadora". ¿Qué queda? Llamarla "estrella mediática".

Y dado su impacto en las redes sociales, no es un título falso. Sólo que es un concepto nuevo. ¿Qué significa realmente ser una "estrella mediática"? Para entenderlo, quizás la Kardashian es un buen ejemplo, porque -se insiste- no canta, no baila y no actúa. Y, para muchos, no trabaja.

¿Pero cuál es su gracia?. Un aspecto básico para entender el éxito de esta chica californiana es que es hija absolutamente legítima y totalmente reconocida de los medios de comunicación en su versión más actualizada. Llega a la fama porque en las redes se da a conocer un video íntimo entre ella y su antiguo novio William Ray Norwood Jr, un rapero medianamente conocido.



El íntimo instante amatorio se convirtió en una relajada cinta que, en vez de ser vista graciosamente entre amigos, se hizo globalmente compartida. Revistas, diarios y programas de farándula en Estados Unidos disfrutaron de la oportunidad. Y Kim surgió como un nuevo bocadillo en los medios.

Pero lo que en circunstancias, digamos, normales pudo haber causado un rechazo pasional y unas ganas lógicas por cuidar la intimidad, en el caso de Kim implicó rápidamente una mirada estratégica diferente: todo resultaba ser una oportunidad de oro.

Por esas razones que sólo la TV de hoy entiende, un canal le ofreció la oportunidad de protagonizar un reality show, en el que el nudo central es la cotidianeidad de las tres hermanas Kardashians. La gran cantidad de paparazzis que comenzó a atraer Kim desde que hizo conocido su video íntimo, garantizaba que había interés por la chica que no canta, ni baila ni actúa.

Una figura central en las exitosas jugadas de Kim es la de su madre: Kris Jenner. Entre que aparece el video íntimo y surge el programa de reality de las hermanas, la mano materna fue clave: "Mi trabajo ha sido tomar los 15 minutos de fama de mis niñas y convertirlos en 30” ha dicho en los medios.

Y vaya que lo ha conseguido. La máxima de Warholl se ha extendido bastante más en el caso de las Kardashians.



El apellido comenzó a ser conocido en los medios desde 1990, cuando el padre de la familia -Robert- tomó la defensa en el polémico juicio contra el deportista O.J. Simpson. En ese tiempo el abogado y Kris estaban felizmente casados y disfrutaban de sus tres hijas: Kourtney, Kim y Khloe.

Pero tras el divorcio de Jenner con el abogado de Simpson, la madre de las mediáticas chicas se casa con el afamado medallista olímpico estadounidense Bruce Jenner. Ambos tienen dos hijas que se suman al ritmo de vida de sus hermanas mayores.

Con el paso del tiempo, Jenner también suma material para seguir perpetuando los rostros familiares en las pantallas mediáticas, protagonizando un polémico cambio de sexo, transmitido -por cierto- por los rayos catódicos a todo el globo terráqueo, con sus respectivas portadas en diarios y revistas.

"Call me Caitlyn", decía la millonaria tapa acordada con la revista Vanity Fair en la que el ex atleta mostraba su nueva apariencia femenina.



Está claro que se trata de un grupo filial que entiende bien hacia dónde se encamina la globalización de las comunicaciones. Y cómo eso puede transformarse en industria exitosa. Con táctica y estrategia los minutos de fama siguen sumando y sumando.

Kim estira también el elástico hasta una reality más de verdad: hace poco se tomó una selfie con la precandidata presidencial demócrata de Estados Unidos, Hillary Clinton, quien no dudó en posar al lado de la exitosa morena de las redes sociales.

Kim superó en agosto los 40 millones de seguidores en Instagram, red social en la que el top ten de los más exitosos promedia unos 30 millones de fans. Es decir, claramente Kim es como la Usain Bolt del asunto.


Después de protagonizar un pomposo matrimonio con el basketbolista Kris Humphries (que duró poco más de 70 días), Kim vive un ya largo período de estabilidad con otro rapero: Kanye West, con quien tiene una hija llamada North y espera la llegada de un segundo retoño.

Su vida de embarazada se muestra en las redes sociales, dicta exitosas y concurridas charlas variadas que van desde cómo maquillarse hasta cómo vestirse, da entrevistas televisivas y sus movimientos cotidianos siguen siendo estratégicamente compartidos en las herramientas globales que la tienen de manera indiscutida y con las pruebas al canto como la nueva reina mediática. Aunque no canta, no baila y no actúa.