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El invierno no llega a la sexualidad, el placer es para todas las edades

Por La Razón | 30 Junio, 2014 - 13:34
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Muchos mitos se tejen en torno a las relaciones coitales en los 40, 50, 60, 70. Especialistas aclaran que en la sexualidad no hay fecha de caducidad.

A partir de los 40, muchas parejas creen que su sexualidad va en declive y a medida que las décadas pasan, 50, 60 o 70..., las relaciones sexuales quedan archivadas en un recuerdo de los buenos tiempos. Sin embargo, mientras una mujer y un hombre se encuentren sanos pueden ejercer plenamente su sexualidad, sin imponerse una edad límite para que el fuego de la pasión se extinga.

“La imposición de una edad para ponerle fin al ejercicio de la coitalidad se debe más a un fenómeno social, moral, religioso que genera una dificultad de aceptación del deseo”, afirma la psicóloga Lizette Gallegos.

La sexualidad en la vejez es un tabú, durante mucho tiempo fue escondida a raíz de que se la vincula con el periodo de reproducción.

“La vibración sexual puede ser más fuerte en un adulto mayor. El organismo tiene la necesidad de satisfacerse y se puede lograr mayor plenitud a partir de los 40 para adelante, pero la mente juega un papel importante”, dice Katia Oporto, psicóloga.

Otro factor a tomar en cuenta, coinciden las especialistas, es el fisiológico, que puede jugar a favor pues a partir de cierta edad, la imposibilidad de concebir permite que la pareja disfrute de una sexualidad más libre, sin preocuparse, por ejemplo, por el riesgo de un embarazo. Simplemente placer por placer...

“Cuando las mujeres están llegando al climaterio o menopausia hay una baja hormonal que puede disminuir la libido, pero además muchas a esa edad ya son abuelas y hay una relación psicológica social que las limita más que algo fisiológico”, explica Winston Uzín, sexólogo.

Oporto acota que debido a una construcción sociocultural es difícil concebir la figura de un adulto mayor que mantenga una vida sexual activa con una pareja de su edad.  

“Una mujer supuestamente a partir de los 40 deja de ser atractiva y ya no clasifica para ejercer su sexualidad, lo cual es falso. Muchos hombres disminuyen el deseo por su pareja por esa idea errada”, grafica la psicóloga.

El sexólogo enfatiza en que en lo fisiológico hay cambios, pero nada que no se pueda superar. Así, baja el nivel de estrógeno, lo que disminuye el tejido de la vagina y por eso pueden manifestarse molestias durante el coito, pero si se realiza una terapia hormonal de reemplazo el problema puede solucionarse.

“Hay tratamientos que giran en torno a la alimentación, consumir soya, habas, arvejas, frutos secos, garbanzos que regulan lo hormonal y disminuyen molestias”, agrega.

En los hombres de esa misma edad también surge el problema de la próstata, que puede dificultar las relaciones sexuales. “La rigidez de los vasos sanguíneos disminuye la irrigación de la zona genital, lo que afecta las erecciones”, explica Gallegos.

Uzín acota que “a partir de los 40 años se desarrollan enfermedades como la diabetes, el cáncer y la hipertensión para las que se recetan fármacos con ciertos químicos que pueden afectar las erecciones”. No obstante, dos personas sanas pueden mantener relaciones sin problemas.

Este disfrute no solo debe reducirse a los adultos mayores con pareja. Muchos que se divorciaron o enviudaron pueden seguir disfrutando del sexo. La psicóloga Oporto hace énfasis en ese punto. “A los 60 o 70 también se puede reactivar la vida sexual. Se cree que una mujer ya no es deseable a cierta edad y un hombre puede profundizar eso, por machismo es común ver a un hombre mayor con una joven que al revés”.

La especialista pone en relieve que la idea es que estas personas pueden conectarse con gente de su mismo rango de edad para conocerse y disfrutar uno del otro. “Es necesario devolver al adulto mayor el derecho a ser un ser sexuado”, añade Gallegos. Uzín agrega otro ingrediente: como los hijos se han ido, hay tiempo para la vida en pareja, para el disfrute.

Y si bien hay cambios psicológicos con la edad, depende de la apertura mental de la persona que los prejuicios o miedos les afecten.

“La realidad es que el potencial sexual puede permanecer hasta la muerte, aun cuando sea alterado por los cambios propios del envejecimiento”, aclara Gallegos.

La especialista hace hincapié en que defender hoy el derecho a la sexualidad del anciano, es defender la sexualidad de todos en el mañana.

“La educación sexual debe beneficiar al anciano. Debe desmitificarse y levantarse el morbo social que gira respecto a que dos personas mayores aún desean amarse y expresar este afecto”, explica Gallegos. No hay un invierno para la vida sexual.