Muchas personas cuidan la piel de su rostro aplicando bloqueador solar a diario, desmaquillándose sagradamente cada día, usando tratamientos limpiadores intensivos algunas veces por semana y manteniendo una buena nutrición e hidratación, pero aún así no consiguen los resultados esperados.

 

¿Qué será lo que no les permite tener una piel saludable? Tal vez la explicación se encuentre en la almohada. Según explica el dermatólogo estadounidense David E. Bank al diario electrónico Huffington Post, algunas almohadas albergan mucha suciedad y aceite, que se puede transferir directamente a la piel mientras la persona duerme, causando acné u otras complicaciones.

 

“La mecánica de cualquier tipo de acné es el resultado de materiales u objetos que tocan tu cara. Cuando tu funda de almohada no es lavada o cambiada regularmente, la acumulación de suciedad y aceite del medio ambiente, así como la de tu piel y cabello que toca la almohada se transfiere de nuevo a tu piel. Esto puede obstruir los poros y causar imperfecciones”, señala el especialista.

 

Esta situación puede ser peor cuando la funda está hecha de materiales ásperos, lo que es especialmente complicado para quienes tienen piel sensible o propensa al acné.

 

En este sentido, lo recomendable -además de lavar tu cara cada noche y evaluar con tu dermatólogo el mejor tratamiento- es utilizar almohadas de telas naturales como la seda, que transpiran mejor, evitan el roce y transfieren menos aceite.

 

Tal como señala otro artículo de Huffington Post, la seda es un producto natural e hipoalergénico. A diferencia de otras telas, ésta contiene aminoácidos que son compatibles y amigables con la piel humana. Asimismo, la seda trabaja mejor con la humedad y se ajusta cómodamente a la temperatura ambiental.

 

Debra Jaliman, dermatóloga neoyorquina, explicó a la revista de salud Health, que las fundas de seda son la mejor opción para el rostro porque permiten que la piel se deslice en la almohada, en lugar de rozar y succionar el aceite de la cara como otras telas. Esto es beneficioso incluso para sobrellevar mejor afecciones a la piel, como la rosácea.

 

 

 

Pero la seda no sólo es beneficiosa para quienes tienen problemas en la piel, además protege el cabello, ya que otros materiales como el algodón absorben la humedad de éste y aumentan el roce, favoreciendo la resequedad.

 

Asimismo, de acuerdo a Jaliman, dormir sobre seda también puede ayudar a retardar los signos visibles del envejecimiento. Tu cara se arruga menos al estar sobre una tela más amable con tu piel.

 

Por otro lado, este material es ideal para un buen descanso, pues su suavidad contribuye al buen dormir.

 

Tal como señala la revista de bienestar Everyday Health, entre un 30 y un 40 por ciento de la población tiene problemas para dormir. Los expertos dicen que la ropa de cama puede tener en parte la culpa debido a que algunos materiales irritan la piel, acumulan polvo a interfieren con el sueño de una u otra forma. La seda, con todas sus ventajas mencionadas, es la tela más amigable con el buen descanso.

 

Por otro lado, la seda -al ser transpirable- también ayuda a regular la temperatura por lo que nos permite dormir mejor, tanto en invierno como en verano.

 

También es una buena elección para quienes sufren de alergias, ya que como señala el dermatólogo Neal B. Schultz, este material está libre de sustancias químicas potencialmente irritantes y contiene sustancias naturales que evitan los diversos alergenos ambientales como ácaros del polvo, moho y hongos.

 

Y por último, las almohadas de seda le dan un toque de glamour y sofisticación a tu dormitorio, para que descanses como una verdadera estrella.