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¿Es posible renunciar a tu trabajo para viajar?

Por El Espectador | 2 Mayo, 2019 - 15:00
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Entre la inspiración de redes sociales y los trabajos poco satisfactorios, muchos, como esta pareja colombiana, han optado por dejarlo todo atrás.

En agosto de 2016 dejamos todo en Colombia para aventurarnos a cumplir nuestro sueño de conocer tantos lugares como pudiéramos en dos años, y aunque no fuimos los primeros ni tampoco somos los únicos, sí hacemos parte de esa nueva generación que no está conforme con viajar solamente en las vacaciones. Hoy, seis meses después de haber terminado nuestra aventura de dos años, decidimos venir a estudiar a Barcelona porque siguen vigentes las ganas de explorar y conocerlo todo, cada nuevo lugar que visitamos nos abre una posibilidad de otros cinco lugares por descubrir.

Sobre las motivaciones

Antes de emprender nuestra aventura, los viajes que hacíamos se reducían a las vacaciones que teníamos una vez al año y con suerte algunos puentes festivos. Sin embargo, al regresar siempre a la rutina de oficina y hogar, quedaba un sinsabor de estar “desaprovechando” el dinero que ganábamos en cosas que si bien no nos llenaban eran gastos fijos u obligaciones con las cuales debíamos cumplir para vivir: el arriendo, los servicios, la gasolina, el mercado, a eso sumémosle las salidas de fines de semana, comidas por fuera, cosas para la casa, regalos de cumpleaños, cerveza o coctel del viernes con los de la oficina, etc.

Parecía un ciclo interminable del que nunca podríamos escapar, y lo único que queríamos era ahorrar más dinero para viajar más. Aquí vemos dos recursos que, aunque los teníamos, no los estábamos aprovechando de la manera que quisiéramos: tiempo y dinero. El tiempo que teníamos era para trabajar, y el dinero que ganábamos trabajando era para pagar lo que nos costaba la vida… para poder ir a trabajar.

¿Cómo rompimos el ciclo?

Por supuesto que para embarcarse en una aventura como esta es necesario renunciar a muchas cosas, no solamente al trabajo, incluso puede ser muy afortunado si lo que hacemos nos gusta tanto que podamos seguir haciéndolo mientras viajamos, y es que esa es nuestra situación. Somos diseñadores y desde que empezamos nuestro viaje no hemos dejado el trabajo a un lado, por fortuna seguimos diseñando para nuestros clientes y socios comerciales de confianza. Eso nos ha permitido mantenernos en movimiento; es parte del secreto. Otras claves que nos permitieron salirnos de ese ciclo es que no teníamos ninguna responsabilidad mayor, entiéndase hijos, personas a cargo, hipoteca o deudas.

Y, ¿si es un boom? No lo sabemos. Lo que sí es cierto es que cada vez son más las personas que se atreven a ir tras sus sueños o las pasiones que realmente los mueven, no necesariamente los viajes, y aunque somos muy románticos con este tema y nos encanta apoyar a las personas que se arriesgan a tomar esa decisión, en la práctica las cosas son a otro precio. Hay muchas cosas que serán útiles si son consideradas desde antes, aunque al comienzo no todo esté muy claro. A continuación, les compartimos ocho enseñanzas que nos ha dejado esta experiencia, y que esperamos ayuden a quienes estén planeando lanzarse a esta aventura para abordar el escenario con un poco más de luz.

1. Se renuncia a muchas cosas, no solo al trabajo:

Las comodidades se quedan en casa, a menos que haya suficiente dinero para costearlas. Una almohada, una bata levantadora, las pantuflas, la taza personalizada del café, entre cientos de cosas a las que probablemente estamos acostumbrados y hacen nuestra vida más cómoda no tendrán espacio en el equipaje.

2. Más allá de un viaje de dos años, un estilo de vida sostenible:

Vivir viajando es muy exigente y completamente diferente a viajar por un año o dos. Necesitamos pausas, poder quedarnos en un lugar por un mes, seis meses o años, recuperar algunas rutinas, dormir bien y hacer ejercicio a diario, entre otras; hacer un alto a todo lo que sacrificamos mientras nos mantenemos en un viaje por tanto tiempo, porque de verdad es agotador. Buscar la manera de hacerlo sostenible es encontrar esas actividades que nos permitan “hacer nido” temporalmente en diferentes partes del mundo para tener el tiempo y la cercanía de explorar ese destino. 

3. Una actitud flexible es indispensable:

Viajando no siempre está todo controlado, usualmente es lo contrario y tenemos que estar preparados para ello: un desayuno sin café, un cambio de destino, diferencias de horario con frecuencia. Viajando comprobamos aquello que reza que lo único permanente es el cambio y lo mejor es tener la actitud para ello. 

4. Un trabajo que apasiona es siempre un placer:

La ya muy conocida frase de Confucio que dice “elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida” jamás había tenido tanto sentido para nosotros. Varios de los voluntariados que hicimos en hostales fue haciendo propuestas de diseño interior para esos lugares, por lo que nuestro “trabajo” fue muy agradable y lo disfrutamos mucho; estábamos haciendo aquello que nos gusta, con la diferencia de que lo podíamos hacer para vivir allá a donde fuéramos.

5. ¿De dónde va a venir el dinero? 

Aunque nuestra posición siempre ha sido apoyar la idea de que el dinero no es un impedimento, tampoco somos fans de emprender sin un peso. Lo más sensato es hacer un plan que incluya un presupuesto inicial y que detalle cómo será cubierto. Hoy en día hay muchas maneras de hacer esto posible con voluntariados y otros recursos similares, pero lo mejor será tenerlo calculado desde antes e ir resolviendo anticipadamente el panorama a tres meses. 

6. Con menos equipaje nos movemos más fácil:

En los viajes como en la vida mantenernos livianos es la clave, y no hablamos solo de la mochila. A nosotros eso es lo que nos ha permitido mantenernos flexibles. Cuanto menos cosas necesitemos para vivir mejor. Un estilo de vida desapegado tiene mucho para enseñar, menos ataduras, mayor libertad. 

7. Las habilidades son importantes:

Hay personas que sin importar la profesión cocinan muy rico y además disfrutan mucho hacerlo, aunque en su actual empleo no se dediquen a esto. Estas habilidades son supremamente útiles al momento de emprender un proyecto como este. Que bailas muy bien, podrías estar ofreciendo clases; tocar algún instrumento con destreza, el yoga, las artes, la ilustración, las habilidades con los idiomas, los deportes, etc. Hay una gran cantidad de opciones para ti si sabes explotar tus habilidades.

8. Debe haber un ingreso constante: 

Bien sea un ingreso por finca raíz, unos intereses de dinero ahorrado o un sueldo, el mejor panorama es que haya un flujo de dinero constante. Nos pasó muchas veces después de agotar los ahorros que, al no recibir los pagos a tiempo de algunos clientes, por depender enteramente de esa fuente, nos quedábamos sin efectivo.