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Esto anotaron en sus diarios cinco grandes escritores un día 31 de diciembre

Por ABC Color/ LifeStyle | 31 Diciembre, 2015 - 10:56
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En vísperas del primer día de un nuevo año, Kafka, Orwell, Pizarnik, Bioy Casares y Amiel tomaron algunos apuntes.

En la soledad de sus escritorios, a sólo horas de encontrarse con un nuevo año, escritores de distintos países y en diversos años quisieron dejar algunas anotaciones. 
 
Unas más intensas, otras más metafóricas, se trata de frases que muestran un vasto mundo interior y que dicen mucho de cómo observaban el ritmo de la vida.
 
 
Franz Kafka, 31 de diciembre de 1914
 
“Estoy trabajando desde agosto; por lo común, no trabajo poco ni mal, pero ni en uno ni en otro aspecto llego al límite de mis posibilidades, como debería ser, especialmente porque según todos los indicios (insomnios, dolores de cabeza, debilidad cardiaca) mi capacidad no va a durar mucho”.
 
(Franz Kafka: Diarios, 1910-1923)
 
 
 
George Orwell, 31 de diciembre de 1939
 
“Considerablemente más tibio, y se derritió un poco el hielo esta tarde, pero parece que va a helar de nuevo esta noche2.
 
(Eric Blair, “George Orwell: Diaries, 1938-1942”)
 
 
 
Alejandra Pizarnik, 31 de diciembre de 1960
 
“Cuando entré en mi cuarto tuve miedo porque la luz ya estaba prendida y mi mano seguía insistiendo hasta que dije: Ya está prendida. Me saqué los pantalones y subí a la silla para mirar cómo soy con el suéter y el slip; vi mi cuerpo adolescente; después bajé y me acerqué nuevamente al espejo: Tengo miedo, dije. Revisé mis rasgos y me aburrí”.
 
(“Alejandra Pizarnik: Diarios”. Ed. Ana Becciú. Barcelona)
 
 
 
Adolfo Bioy Casares, 31 de diciembre de 1960
 
“Come en casa Borges. Brindamos con champagne. Después de comer, Borges y yo vamos a la ventana de la sala de Silvina, hasta que sean las doce. Borges: “Esperamos algo que no sabemos bien en qué consiste”. Miro los árboles y los senderos de la plaza, la estatua de Alvear y pienso en la máquina del tiempo de Wells y en que todos somos unas máquinas del tiempo de vuelo de ave de corral. ´Qué raro –comenta Borges– que en tantos años como viví no hubiera un momento en que yo haya estado más adelante en el futuro que ahora´”.
 
("Adolfo Bioy Casares: Borges". Barcelona, Destino)
 
 
Henri-Frédéric Amiel, 31 de diciembre de 1847
 
“Sé justo. Es decir, respeta la singularidad de cada uno, sus opiniones, sus luces; escucha con atención, consúltale y no te impongas. Sé bueno. Busca hacer el bien, iluminar, interesar, consolar, ayudar… Sé flexible. No pidas a nadie lo que no tiene. Toma a cada uno como es (…). Aprende a amoldarte a los caracteres. Eso es saber vivir. Resígnate y adáptate. La adaptación, si viene de la bondad y no de la astucia, no es defecto, sino virtud. Sé veraz (…): esa es la expresión de la verdad, el tacto de lo justo”.
 
(Henri-Frédéric Amiel: "Fragments d’un journal intime, 1839-1881")