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La ciencia del enamoramiento: ¿dónde llegan las flechas de Cupido?

Por El Observador / Lifestyle | 29 Julio, 2015 - 16:16
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Un choque amoroso libera moléculas químicas euforizantes similares a las que se producen con la toma de cocaína. Se llaman dopamina, oxitocina, adrenalina o incluso vasopresina.

El enamoramiento es para los científicos algo biológico: señales visuales, acústicas, olfativas y hormonales. Para los psicólogos, una colusión inconsciente.

Las flechas de Cupido no alcanzan el corazón sino el cerebro. En él se activan cuatro zonas: dos en el cortex cerebral, la parte más desarrollada; y otras dos en zonas más primitivas, propicias para el sentimiento de dependencia.

Un choque amoroso libera moléculas químicas euforizantes similares a las que se producen con la toma de cocaína. Se llaman dopamina, oxitocina, adrenalina o incluso vasopresina.

Y del flechazo al beso, suele no haber más que un pasito... El beso, que relaja, también libera sustancias químicas.

Tres sistemas cerebrales tienen un papel clave en el aparejamiento y la reproducción del homo sapiens:

- El deseo sexual, alimentado por la testosterona, hormona masculina, en hombres y mujeres, lleva a buscar múltiples parejas.

- El amor pasional u obsesivo concentrado en una persona, probablemente debido a una actividad intensa de la dopamina, estimulante natural.

- El vínculo que permite a dos personas seguir juntas se atribuye a un nivel elevado de oxitocina, hormona materna.

Más del 90% de las personas se besa, también lo hacen otros mamíferos, como los rinocerontes o los lobos marinos que al igual que nosotros aprecian lamerse el hocico.