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La culpa, un sentimiento complejo que puede ser controlado

Por El Observador | 12 Junio, 2014 - 13:30
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La culpa es un complejo sentimiento que se genera en base a la responsabilidad, el remordimiento, la autocrítica y la condena por tus acciones.

A pesar de que intentes silenciarla, la culpa está presente, indicándote lo que está bien y lo que está mal, juzgándote de una manera u otra.

Pero, ¿quién dice qué es lo correcto y lo incorrecto?, ¿quién es el juez?

La única y verdadera protagonista de tu vida, eres tú, afirma Carolina Autino, licenciada en Psicología que suele escribir una columna en el sitio Om de El Observador.

Lo que está bien y lo que está mal, lo que es bueno o malo debes reflexionarlo y analizarlo a solas. De esta manera, evitarás sentirte culpable por lo que otros esperan de tí.

¡No te castigues!

Aprendiendo a controlar la culpa, y a ser menos rigurosas y exigentes con uno misma, se está hallando el propio camino, y por ende, fomentando el crecimiento personal.

La profesional recomienda sentir culpa cuando:

- No puedes cumplir con todo lo que te propones.

- Las exigencias te sobrepasan.

- Fracasas en tus metas personales (laborales, familiares, de pareja).

- No puedes cumplir con las expectativas de todos los que te rodean.

- No te sientes como quieres.

- No te sientes feliz con la vida que llevas y no encuentras la solución para cambiarla.

¿Quién no se ha sentido culpable alguna vez?, ¿quién no ha temido a la soledad por no cumplir con las exigencias de los demás?, ¿quién no ha hecho cosas que no quiere sólo para evitar culpas?, ¿quién no ha sufrido por todo esto?

¿Cómo manejar la culpa?

La culpa, en definitiva, aunque es inevitable, no deja de ser peligrosa cuando es excesiva.

Es importante tener en cuenta algunos consejos que ayudarán a controlarla.

- Evitar el pensamiento dual. No todo en tu vida es blanco o negro necesariamente, también hay matices. Aceptar que no todo es tan bueno ni tan malo, puede ayudar a disminuir las exigencias.

- No compararse con nadie más que con uno misma. Intentar ser la mejor en todo lo que haces, por más mínimo que sea.

- Reconocer tus propios logros, por pequeños que sean. La actitud positiva la alejará de culpas y se sentirá mejor.

- Tener en cuenta sus ideales y sus valores, pero reconocer que probablemente no sean compartidos por las personas que la rodean. La base no está en cambiar a los demás, sino en aceptar las diferencias, sin juzgar, ni juzgarte.

- Cuando aparece la culpa, es bueno que la considere como una señal y reflexione sobre ella. Pensar en uno misma y en su vida es muy enriquecedor, y puede ayudarle a comprender el motivo de tu sentimiento de culpa. Si es valedero, será bueno que intente revertir la situación que le genera culpa. Pero, si no lo es, no se castigue por culpas que ha adquirido de los demás, y que no tienen que ver directamente con usted.

- Si realmente siente que se equivocó, y que ese error puede causar daño a otros, no basta con sentirte culpable. Lo único verdaderamente importante es hacer algo para remediarlo. La culpa es pasiva, y debe procurar ser activa en sus progresos.

- Reconozca sus propios errores, pero evitando la queja y las críticas inútiles que sólo le bloquearán. No podrá estar en todo. No podrá ser útil para todos todo el tiempo. Acepta la frase del “todo no se puede”, pero con alegría. Acepte sus propios “no”. De lo mejor de usted, lo más que pueda, en todo lo que hace, con la tranquilidad de saber que ha hecho su mayor esfuerzo. No se culpe por lo que salió mal, siempre tendrá oportunidades para volver a empezar.