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La ruta del vino que seduce a los visitantes en Tucumán

Por Jorge Garmendia/ Télam | 1 Febrero, 2017 - 09:41
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Durante 100 kilómetros, esta propuesta permite conocer una de las zonas vitivinícolas de mayor altura del mundo, ademas del legado colonial y la herencia indígena en los valles Calchaquíes.

La Ruta del Vino es uno de los principales atractivos turísticos de la provincia argentina de Tucumán porque a lo largo de 100 kilómetros permite conocer una de las zonas vitivinícolas de mayor altura del mundo y sentir la naturaleza, la historia cultural, el legado colonial y la herencia indígena de las poblaciones que habitaron esa zona central de los Valles Calchaquíes.
 
El trayecto arranca en Tafí del Valle y se extiende hasta Tolombón, en el límite con Salta, atravesando Los Zazos, Amaicha del Valle, Colalao del Valle y El Pichao.
 
Los vinos tucumanos se caracterizan por estar elaborados a partir de uvas cultivadas con alta exposición al sol, con climas fríos en invierno y calurosos y secos en verano, y en una de las zonas vitivinícolas de mayor altura del mundo.
 
El titular del Ente Autárquico Tucumán Turismo (EATT), Sebastián Giobellina, señaló que "el vino obtenido es de alta calidad, muy concentrado y con buen aporte de alcohol, por lo cual compite con los mejores del mundo".
 
Los varietales que se producen en la Ruta del Vino tucumana son el Torrontés, el Malbec, el Cabernet Sauvignon, el Bonarda, el Syrah y Tannat, que en esta zona encuentran un suelo franco, permeable, limpio, profundo y con vientos permanentes de norte a sur.
 
"Estos valles están bordeados por viñedos y bodegas, tanto pequeñas como familiares, y también por emprendimientos hoteleros que conjugan el turismo con la enología, conformando una ruta temática en desarrollo y con un potencial sin techo", subrayó Giobellina.
 
La primera parada de esta ruta es la bodega comunitaria Las Amaichas, que demandó una inversión de 10 millones de pesos por parte del gobierno tucumano y que es una gran fortaleza de piedra emplazada a 2.300 metros de altura, en medio de un paisaje donde el sol está presente casi todo el año.
 
 
El establecimiento, reconocido por ser el tercero perteneciente a una comunidad originaria a nivel mundial, es un emprendimiento colectivo de la comunidad indígena de Amaicha del Valle que, según Eduardo Lalo Nieva, comisionado de esa comuna "es único porque conjuga la economía social y la solidaridad en su estado más puro".
 
"Nuestro vino se llama Sumak Kawsay, que significa "el buen vivir", y se elabora a partir del autodesarrollo en equilibrio con la Madre Tierra, no tan sólo a nivel material sino fundamentalmente a nivel espiritual.", explica Nieva.
 
El desarrollo de la bodega forma parte de un proyecto integral que prevé el apoyo, en forma paralela, a la artesanía, a la recuperación de la soberanía alimentaria y al turismo comunitario.
 
Alrededor de 60 familias amaichenses viven de este emprendimiento comunitario, que los beneficia en forma directa porque no hay intermediarios en los procesos de producción y venta.
 
El segundo punto de interés en este recorrido es la Albarossa, un emprendimiento de enoturismo que comprende una bodega y un establecimiento hotelero boutique con nueve habitaciones y una gran piscina.
 
Los turistas que llegan a la finca se alojan en una casa de dos pisos pisos que cuenta con un cálido salón de estar y que se caracteriza por su hospitalidad.
 
Giacomo Spaini, su dueño, indicó que "aquí hay una perfecta combinación entre producción de vino y descanso" y dijo que los vinos que se ofrecen, tanto el blanco como el tinto, "tienen mucha aceptación y se disfrutan en un espacio en el que es posible tener contacto pleno con la naturaleza".
 
 
La bodega se especializa en el vino blanco Torrontés y en el tinto Malbec, un vino orgánico y natural que se logra a partir de la particularidad que dan los Valles Calchaquíes, que están rodeados de montañas.
 
El tercer punto de interés en la Ruta del Vino tucumana es la bodega Chico Zossi, un emprendimiento vitivinícola montado sobre una casa en la que Francisco Baltazar Chico Zossi encabeza la cuarta generación familiar dedicada a la producción de vinos en los Valles Calchaquíes.
 
La finca en la que está emplazada la bodega posee habitaciones sumamente cómodas y equipadas para pasar el día, con un gran jardín, un quincho y una sala con juegos para grandes y chicos.
 
El siguiente paso del trayecto es la bodega y estancia Río de Arena, ubicada en la localidad de El Bañado, en Colalao del Valle, cerca de la Ciudad Sagrada de Los Quilmes.
 
El nombre del establecimiento proviene del río Santa María, con el que la estancia limita al fondo y que corre zigzagueante de sur a norte enmarcado por majestuosos cerros y viviendas construidas con adobe, piedra, caña y troncos.
 
Roberto Carro, actual vicepresidente de la Cámara de Bodegas y Vinos del Tucumán y dueño del establecimiento, aseguró que la idea de esta ruta temática surgió "de los productores tucumanos con el objetivo de posicionar a nuestro vino en el mercado mundial, en el cual ya tenemos compitiendo a 12 bodegas con condiciones enológicas muy buenas".
 
La bodega y estancia Río de Arena es un lugar ideal para caminar por los viñedos, conocer sobre la crianza de llamas y disfrutar de noches de fogón y guitarreadas bajo las estrellas.