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La ruta gastronómica y patrimonial de Guanajuato

Por Jorge Sáenz/ El Espectador | 3 Enero, 2017 - 09:47
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La oferta de música, cultura, viñedos, historia y arquitectura es muy generosa en el corazón de México.

Del nopal, tradicional cactus que ha servido de alimento desde tiempos inmemoriales, a las ancestrales cocinas de la región y de los viñedos, que encendieron la llama de la libertad, al tequila y el mezcal, todo un recorrido cultural y turístico que se inicia y termina en Guanajuato (México). Aquí se mezclan la historia, la cultura y la presencia mexicana en cada uno de los 3.200 callejones y túneles urbanos donde está presente la economía minera que en el pasado irrigó de riqueza a los pobladores de la región.
 
Guanajuato es muy diverso. De una exuberante planicie se pasa a la sierra bordeando caminos y senderos donde antes imperaban asentamientos humanos diversos. Cada una con recetas de cocinas milenarias y propias. La acción estatal busca preservar la gastronomía milenaria con los ingredientes locales y revivir los viñedos, la producción de tequila y mezcal. Fernando Olivera Rocha, secretario de Turismo, dice que Guanajuato es tierra de vinos, tequila, mezcal, historia, cultura y gastronomía. Esa ruta es icónica.
 
Ir de Guanajuato a San Miguel de Allende y pasar por Dolores Hidalgo es combinar la música, la cultura, viñedos, historia y arquitectura colonial y moderna.
 
El Gobierno está empeñado en revivir los viñedos. Por ellos nace la independencia de México y ahora quiere ser fundamental para el fortalecimiento de la economía regional. Miguel Hidalgo y Costilla, un vinicultor en 1810, prendió la llama de la libertad para que México alcanzara su libertad. “Por alguna razón económica, en el momento en que dejamos de comprarle vino a España produjo una reacción del reino español para arrancar y quemar las vides en la Nueva España”, recuerda Fernando Olivera Rocha. Pese a que el ingreso de los españoles se produjo por Veracruz, Guanajuato es el primer lugar donde se hizo vino en México. Hoy exporta a Estados Unidos y parte de Latinoamérica, y explora entrar en España.
 
En la zona rural se ha generado un importante número de empleos en los viñedos. El vino en México representa 4.100 hectáreas cultivadas de uvas para vino, de las cuales 65 eran en suelo guanajuatense, pero hoy 350 hectáreas, el 8 % del suelo sembrado de uva para vino del país, está en Guanajuato en 23 ranchos vinícolas. El etnoturismo genera más de US$150 millones de nuevos negocios: bodas, congresos y convenciones, vendimias, recorridos de vinos los fines de semana, quesos añejos, panes artesanales, venta de artesanías, gastronomía y hospedaje incremental.
 
“En cuatro o cinco años vamos a tener bodegas produciendo vino por más de medio millón de botellas. Actualmente, la producción es pequeña, apenas llega a las 100.000 unidades. Pero en cinco años se superará el medio millón de botellas”, dice Fernando Olivera Rocha.
 
 
El PIB turístico del estado de Guanajuato vale 74.000 millones de pesos mexicanos (US$3.566 millones) y cerca de 8.000 millones (US$385 millones), reporta la industria vinícola. El turismo en México representa 8,4 % del PIB nacional, de este total, un punto lo aporta Guanajuato. De los cerca de 29 viñedos en el país azteca, Cuna de Tierra es un viñedo de 120 hectáreas que ha comenzado a producir buenos vinos con pretensión de llegar a los mercados locales y mundiales. La producción llega a las 100.000 botellas anuales en la actualidad. Julián Goldstond, encargado de las relaciones públicas del viñedo, señala que “México todavía no está en la cultura del vino como Chile y Argentina en Sudamérica, pero poco a poco va tomando fuerza”.
 
Guanajuato, que se forma de las palabras aborígenes quana-huuat-o, el Cerro de la Rana, destila auténtica cultura mexicana. Es un espacio patrimonial, en donde entre viñedos y gastronomía ancestral irrumpe la presencia arquitectónica catalogada de interés histórico y muchas edificaciones son Patrimonio Cultural de la Humanidad. La economía de Guanajuato quiere desligarse de su vínculo con el negocio del narcotráfico que se extiende por todo México, pero con mayor presencia en las poblaciones del norte, en la frontera con Estados Unidos.
 
“El estado de Guanajuato es el único que cuenta con una red de Paradores Turísticos con experiencias únicas que integran tecnología, gastronomía, aprendizaje lúdico, pero sobre todo tradición”, resalta la información de la Secretaría de Turismo del estado.
 
Los Paradores Turísticos son lugares que ofrecen una red de servicios a los viajeros, convocan la participación de la ciudadanía y representan una oportunidad para mejorar el bienestar de los habitantes de las comunidades y regiones del estado. Uno de los objetivos principales de estos recintos es ser impulsor de crecimiento y bienestar de las comunidades donde se encuentran ubicados, explica Jorge Cabrejos, director de Relaciones Públicas de la Secretaría de Turismo. En los nueve paradores, el gobierno local invirtió un poco más de 186,7 millones de pesos mexicanos (US$8,9 millones). “Los circuitos de los Paradores buscan tener la vocación de la región”, dice Ricardo Vásquez López, de la Secretaría de Turismo.
 
San Miguel de Allende es un lugar favorito de los extranjeros jubilados para su segunda residencia. Unos 16.000 foráneos de 60 países residen en este lugar, una ciudad Patrimonio de la Humanidad, seleccionada por muchas parejas para casarse, tanto que contabiliza cerca de 600 bodas al año. “Es el mejor destino para retirados. Dolores Hidalgo, Mineral de Pozo, Pueblo Mágico y San Miguel de Allende, espacio patrimonial en donde entre viñedos, gastronomía y espacios arquitectónicos, catalogados de interés histórico, hoy tenemos una universalidad de la humanidad mexicana”, dice el secretario de Turismo de Guanajuato.