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Las inéditas revelaciones sobre Churchill y la vida extraterrestre

Por El Espectador | 22 Febrero, 2017 - 09:47
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En un artículo de 11 páginas, el otrora primer ministro británico expuso muchos argumentos de la astrobiología moderna.

El primer ministro británico Winston Churchill, quien ha sido reconocido por su liderazgo político y su rol durante la Segunda Guerra Mundial, tenía una faceta oculta. Hoy los científicos revelan que Churchill también conocía ampliamente de astrobiología, pues un texto suyo, donde hace hipótesis sobre la vida extraterreste, finalmente llega a la luz pública.
 
Aunque Churchill lo escribió en 1939, un año antes de convertirse en primer ministro, el documento permaneció escondido en las bibliotecas del Museo Nacional de Churchill, en Estados Unidos, y fue encontrado hace un año por el periodista Mario Livio, de la revista Scientific American, quien se encargó de dar a conocer un trabajo que sorprendió a los mismos científicos por su precisión respecto a la probabilidad de que exista la vida extraterrestre.
 
El artículo de 11 páginas, titulado “¿Estamos solos en el universo?”, revelaba muchos argumentos de la astrobiología moderna. El “principio copernicano”, por ejemplo, que se basa en el hecho que el universo es tan vasto como para que los humanos y la Tierra sean representativos, aparece en las líneas de Churchill. “Es difícil creer que los seres humanos en la Tierra estemos solos en el universo, siendo tan inmenso”, escribió en su informe.
 
La necesidad del agua es otro de los puntos que el líder político resaltó en su publicación: “Todos los seres vivos que conocemos necesitan agua”. Este elemento es esencial para la supervivencia y no sólo se encuentra en la Tierra sino en todo el cosmos, fue otra de sus conclusiones. Según advierte el informe, Churchill pensaba que la presencia de agua era una razón para pensar que había vida extraterrestre en Marte, en las lunas de Saturno, en Júpiter o en otros planetas extrasolares.
 
Lo que hoy se conoce como “zonas habitables”, una región alrededor de las estrellas que no es ni muy caliente ni muy fría y tiene las condiciones perfectas para que exista agua en la superficie de planetas rocosos, ya había sido explicado por Churchill. Una idea que lo llevó a concluir que la vida puede existir sólo en regiones donde el agua esté “a unos grados antes de congelarse y a unos grados antes de que llegue a su punto de ebullición”.
 
A partir de la condición del agua, especuló en cuáles planetas era posible la existencia de vida extraterrestre e incluyó entre su lista a Marte y Venus. Descartó, en cambio, a Mercurio, por ser un planeta muy frío.
 
Aunque es la primera vez que se conoce su hipótesis respecto a la vida en otros planetas, Churchill no fue ajeno a la ciencia. Antes había publicado en revistas y periódicos ensayos científicos sobre la evolución de las células, y el conocimiento científico fue parte de su agenda.
 
Churchill fue el primer ministro en contratar un consejero científico para su gobierno: el físico Frederick Lindemann, y durante su mandato financió varios proyectos para hacer investigaciones. Laboratorios, telescopios, invenciones en genética molecular y cristalografía de rayos x, fueron algunos de ellos.
 
Pero quizá lo más sorprendente de sus aportes fue el informe sobre la vida en otros planetas. Después de revisar las teorías de Churchill, los científicos se llevaron una gran sorpresa: muchas de las hipótesis que en su momento escribió el político son ciertas.