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Las pinceladas que acusaron el párkinson de Salvador Dalí

Por El Espectador | 30 Diciembre, 2016 - 09:54
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Análisis matemático a los trazos de varios pintores contemporáneos arrojó enfermedades neurodegenerativas.

A partir de herramientas matemáticas, un equipo liderado por especialistas de la Universidad de Liverpool (Inglaterra) analizó 2.092 pinturas de siete famosos artistas y logró detectar, en sus trazos y pinceladas, trastornos neurodegenerativos.
 
El trabajo, que fue publicado en la revista Neuropsychology, analizó las obras de grandes pintores como Salvador Dalí y Norval Morrisseau, que sufrieron de la enfermedad de párkinson; James Brooks y Willem De Kooning, que tuvieron alzhéimer; y Marc Chagall, Pablo Picasso y Claude Monet, que no tuvieron ningún trastorno neurodegenerativo que se conozca.
 
Las pinceladas de cada pintura se analizaron mediante un método matemático conocido como análisis fractal, que permite identificar patrones geométricos complejos, no sólo en un cuadro, sino en cualquier otra cosa donde se repita una estructura. Los fractales, entonces, son descripciones matemáticas de patrones repetitivos que pueden encontrarse en fenómenos naturales tales como nubes, copos de nieve, árboles, ríos y montañas.
 
Este análisis fractal también se ha empleado para determinar la autenticidad de obras de arte como sucedió a finales del siglo pasado cuando la revista Nature publicó un estudio que demostraba la naturaleza fractal de la obra de Jackson Pollock. Además del aparente caos que presentaban sus obras, había una estructura geométrica que se repetía a diferentes escalas. Pocos años después, el análisis fractal se usaba por primera vez para determinar la autenticidad de varias obras del pintor estadounidense.
 
Y así como se empleó el método para develar si una obra era auténtica de un artista o no, esta vez la idea era traducir esos análisis para observarlos desde las enfermedades. “En el arte, cada pincelada individual se autoreplica por todo el cuadro creando la forma, el espacio y el patrón", dijo la psicóloga de la Universidad de Liverpool y coautora de este estudio, Alex Forsythe al diario El País de España. “Como si fuera la letra del artista, pero una letra que también requiere movimientos fractales de los dedos, las manos, los brazos y, en ocasiones, de todo el cuerpo. Hemos visto que el ritmo de estos patrones fractales queda atrapado para la eternidad en los cuadros, casi como una huella genética”, añadió.
 
 
Los patrones se convierten en el ADN de cada autor y son permanentes, dice Forsythe: “Picasso, por ejemplo, fue un gran experimentador y cambiaba con frecuencia su estilo artístico, pero la dimensión fractal de sus trabajos permaneció estable a lo largo de toda su vida”, aseguró. De la misma forma, la estabilidad fractal que detectaron en Picasso, también fue comprobada en Chagall y en Monet. Estos tres artistas murieron de viejos, pintaron hasta sus últimos días y sus habilidades cognitivas se mantuvieron intactas.
 
Sin embargo, los otros cuatro pintores que estudiaron sí presentan cambios en la dimensión fractal de su obra que estarían relacionados con las enfermedades que asolaron su vejez: como el párkinson o el alzhéimer, en los casos de Salvador Dalí, Norval Morrisseau, James Brooks y Willem De Kooning, respectivamente.
 
Así fue como en su análisis dieron con la clave que buscaban: los patrones de cambio en la dimensión fractal de las pinturas eran diferentes entre los casos de envejecimiento normal y los de envejecimiento con neurodenegeración.
 
Dalí, por ejemplo, trabajó dentro de lo que ellos llaman rango normal de su dimensión fractal hasta pasados los 50 años. “Los trabajos posteriores, como Retrato de mi hermano muerto, que pintó más de 30 años después (que el cuadro de los relojes), tienen zonas con repetición de patrones pero la mayor parte de su contenido ya no es fractal. Por ejemplo, áreas de puntos circulares que no son fractales, sino que siguen principios geométricos”, explicó Forsythe. Por su parte, el canadiense Norval Morrisseau presenta el mismo patrón.