La fortuna le ha sonreído por los cuatro costados a este Gustavo Dudamel, barquisimetano que cumplió recientemente 35 años. Su figura rematada por una encaracolada melena es prototípica de los directores de orquesta, cuya nerviosa gestualidad en la escena suele acentuarse con los aires rebeldes del pelo suelto.

Su cara es icono del famoso Sistema Nacional de Orquestas de Venezuela (conocido como El Sistema) que fundó José Antonio Abreu hace ya 40 años y es considerado uno de los directores más brillantes del momento. Gustavo Dudamel se ha metido en el bolsillo al público en grandes escenarios de todo el mundo.

El muchacho larense cuenta entre sus amigos a John Williams, el afamado director de orquesta y compositor que hizo la banda sonora de Superman, Tiburón y La Guerra de las Galaxias, amén de una gran cantidad de personajes asociados a la música, dentro y fuera de Venezuela.

Pero Gustavo Dudamel no llegó al pináculo de la fama por la obra y gracia divinas sino con base en talento, mucha disciplina y también ¿por qué no? un poco de suerte.

“Gustavo es motivo de orgullo porque, aparte de ser un músico excepcional que se ha esforzado por llevar adelante y con responsabilidad nuestra orquesta, ha dejado el nombre de Venezuela muy en alto y ha sabido destacar. No ha pasado inadvertido en el escenario de la dirección orquestal, que es un mundo muy difícil y cerrado. Hay que tener más que talento: se requiere disciplina y constancia para estar allí”, indica Leonard Jácome, quien dirige la cátedra de arpa venezolana en El Sistema.

La formación del artista

Óscar Dudamel recibió el 26 de enero de 1981 la alegría de un hijo, a quien guió por el camino de la música desde muy pequeño. Gustavito comenzó a estudiar violín con apenas 4 años de edad y combinó bien la disciplina musical con sus capacidades en el estudio, así que se destacó también en la escuela y en el deporte.

Más adelante, se incorporó al Conservatorio Jacinto Lara y perfeccionó su técnica instrumental en la Academia Latinoamericana de Violín con el maestro José Francisco del Castillo.

Con 15 años a cuestas inicia los estudios que definirían su papel actual: dirección orquestal. Rodolfo Saglimbeni, actual director de la Orquesta Sinfónica Municipal de Caracas, fue su primer maestro en esa materia, para después pasar a las manos de quien se convirtió en su mentor: José Antonio Abreu. Paralelamente fue concertino de la Sinfónica Infantil de Venezuela.

Con 19 años, en 1999, es nombrado director de música de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar y de la Orquesta Sinfónica Nacional de la Juventud de Venezuela. La juventud de Dudamel le permite destacar de manera especial y sorprender a propios y extraños como director.

Un talento en contravía

Dudamel confesó en televisión que no sabía tocar cuatro: aunque lo rasgueaba, no tenía habilidades con el instrumento nacional.

Una de las grandes debilidades que se le señalan a El Sistema es su limitada conexión con la cultura criolla. Uno de sus más duros críticos es el también maestro compositor Diego Silva, quien plantea que este conglomerado orquestal es un altavoz que, desde Venezuela, consume grandes recursos en repetir el mensaje cultural de Europa central.

“Gustavo Dudamel es un joven muy talentoso, negar eso sería mezquino; pero aunque él se empeñe en decir que no es activista ni político, en la práctica su talento está puesto al servicio de intereses que no benefician al país. Si tienes un espacio que se llama Centro de Acción Social, en el que se organizan conciertos de música europea y sólo asiste la clase media y alta, eres un activista te guste o no”, indica Silva.

Pero también reconoce que Dudamel no es culpable de ello y cumple el papel de símbolo: “él es la cara con la que Abreu identifica a su corporación de orquestas, que le permite manejar grandes recursos y hacer lobby. Lamentablemente a Venezuela no le sirve de nada que en Alemania nuestras orquestas hagan un concierto de Beethoven y aplaudan mucho a nuestros niños. Lo que deberíamos hacer es montar obras de compositores venezolanos”, afirma.

La sensibilidad del músico

Quienes conocen personalmente a Dudamel coinciden en que es dueño de una sensibilidad especial. “Una vez estaba en un ensayo y de pronto veo que había alguien sentado en el piso, escuchando. Esperó a que termináramos y dijo ‘¡Dios mío, hay que estudiar: qué buen trabajo, que buena fusión con el arpa!’, porque él es una persona muy estudiosa. No es un muñeco ni un músico de cartón”, indica Jácome.

Lo cierto es que Dudamel es el representante de Venezuela ante los ojos del mundo.

El boom del maestro

A partir del 2004, la carrera de Gustavo Dudamel comienza a dar hitos que lo convierten en un “rock star” académico. Ganó en Alemania el Concurso de Dirección Gustav Mahler.

En 2005 recibió el Premio Anillo de Beethoven. Un año después debutó en La Scala de Milán y grabó con la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar.

En 2007 fue nombrado director  de la Filarmónica de Los Ángeles y fue condecorado por el presidente Chávez con la Orden Francisco de Miranda en su Primera Clase.

En 2008 fue nominado a los Grammys latinos con el álbum Fiesta. Al año siguiente, la Universidad Centrooccidental Lisandro Alvarado le confirió Doctorado Honoris Causa, siendo el más joven en la historia de la UCLA. En 2010 recibe el Doctorado Honoris Causa de la Universidad del Zulia.

Hace cinco años, junto a Chávez, inauguró el Centro Nacional de Acción Social por la Música. Dudamel ese año participó, junto a la Sinfónica Simón Bolívar, en la 12.ª entrega del Grammy con Calle 13; y en 2012 ganó el Grammy con la Filarmónica de Los Ángeles.

En 2013, compuso la música de Libertador y en 2015 John Williams lo invitó a conducir la música de apertura de Star Wars.

* Fotografía principal Fundamusical