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Malos hábitos alteran el funcionamiento de la vejiga y la hacen hiperactiva

Por Agencia Peruana de Noticias | 25 Enero, 2017 - 11:56
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Aguantar deseo de orinar y no beber por lo menos un litro y medio de agua al día son causas de la enfermedad.

La vejiga hiperactiva es una anomalía que obliga a las personas a miccionar más de ocho veces al día, y más de tres durante la noche por tener, sobre todo, malos hábitos, informó Weymar Melgarejo Zeballos, especialista del hospital limeño Cayetano Heredia.
 
El urólogo explicó que aguantarse el deseo de miccionar y no beber por lo menos un litro y medio de agua todos los días, son las prácticas que ocasionan esta enfermedad que, sobre todo, afecta a las mujeres.
 
En diálogo con la agencia Andina, el galeno precisó que esos malos hábitos alteran el funcionamiento de la vejiga, la irritan y pueden provocar hasta una infección.
 
“Cuando la vejiga se llena, emite un impulso que va al cerebro para que este le dé la orden de contraerse y orinar. Pero si se altera ese mecanismo, se altera todo. Este órgano es un reservorio que puede contener hasta 400 centímetros cúbicos de líquido”, comentó.
 
Pero, además, si no se toma agua, la orina saldrá mucho más concentrada e irritará la mucosa de la vejiga, causará úlceras o llagas que producirán cistitis, que es la dolencia más frecuente en las féminas, precisó Melgarejo Zeballos. 
 
Explicó que el 60% de los casos de vejigas hiperactivas se presenta por causas que pueden evitarse como los malos hábitos descritos, mientras que un 25% la adquiere por razones que se desconocen y el resto tiene esta enfermedad por padecer tuberculosis, presentar tumores o cálculos en la vejiga o daño en la médula espinal que pueden ocasionar hasta insuficiencia renal.
 
El también presidente de la Sociedad Peruana de Urología recomendó a las mujeres no aguantar la orina y beber agua en el día, pero también realizar ejercicios perineales (del periné).
 
“Son ejercicios que las mujeres deben hacer desde jóvenes para fortalecer los músculos y ligamentos que se encuentran entre el ano y la vulva como una manera de aprender a controlar la micción y reducir sus frecuencias”, puntualizó el galeno.