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Mazda6 Wagon Skyactiv: la seducción de la armonía

Por Fernando A. Marqués | 14 Mayo, 2014 - 14:19
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En la conducción en curva, el Mazda6 exhibe una buena resistencia a la deformación del chasis. La capacidad para soportar las torsiones longitudinales y transversales es apreciablemente elevada. Todo ello se suma a un indiscutible avance en la estética del diseño, que ubica a este modelo en una buena elección de capacidad y elegancia.

En general, Mazda es una marca valorada por el automovilista europeo, pero no al punto de que el comprador lo tenga entre sus opciones principales. Algunas razones pueden situarse en un estilo atrevido de diseño que para la gran masa de quienes buscan autos familiares -centrados en la funcionalidad y la discreción- no reciben de manera fácil.

Sin embargo, en su nuevo catálogo de modelos la marca demuestra una actitud conciliatoria con las dosis de elegancia que exigen los mercados hoy. Los nuevos diseños de Mazda están inspirados en el movimiento, en sus ondulaciones (en un concepto llamado Kodo en la nomenclatura de la empresa),  a lo que se suma la construcción de todos sus elementos bajo otro apelativo, el de Skyactive, toda una filosofía que trata de conciliar las prestaciones, la dinámica deportiva y la eficiencia energética.

Este punto es de una particular importancia en las nuevas generaciones de Mazda, ya que su máxima expresión, el consumo y las emisiones, al menos los valores homologados, exhiben cifras envidiables que, luego, en la escena real no son tales, aunque están muy cerca.

Centrados ya en el Mazda 6 y en su formato familiar, especialmente, se observa una gran avance en el diseño. Los trazos en todo el coche son más depurados y dejan muy atrás la estridencia de formas de la generación sustituida.

El familiar exhibe proporciones que se representan mejor sobre el asfalto. La pose del Mazda6 en calles y carreteras es más contundente e irradia algo que hace que no pase desapercibido para el peatón. Esta percepción es todo un acierto de los diseñadores, porque esta berlina desembarca en un segmento de mercado en el que la competencia es feroz, especialmente en el resto de Europa, en el que este tipo de familiares representan más del 6 % del total del mercado de turismos, siendo en algunos mercados la opción familiar la que prevalece sobre el tradicional formato de tres volúmenes.

El fabricante ha logrado que este Mazda6 Wagon se desmarque de lo convencional en estilo, porque el bastidor, los motores y su expresión dinámica sobre el asfalto son más difíciles de percibir por el comprador, que ha confiar en que el que esta nueva generación del modelo está a la altura de lo más exigente del mercado, aunque con algunos matices. La salvedad ha de ponerse, después de la prueba dinámica del coche, en el ajuste del bastidor y en el grado de refinamiento del motor.

Por un lado, el bastidor dispone de una amortiguación que peca de exceso de confort, una condición que es ampliada por una gran distancia entre ejes, de casi 2,9 metros, que si bien proporciona una rodadura muy estable en línea recta, en curva limita las posibilidades de una carrocería que debería mostrarse un poco más firme, máxime teniendo en cuenta el uso familiar. Y el motor, en este caso el diesel 2.2 característico de la marca, pero muy mejorado, es excesivamente sonoro teniendo en cuenta su posición en el mercado.

El Mazda6 milita por derecho propio en el segmento de las berlina subpremium, un peldaño por debajo de las considerada de gama alta. La característica expresión acústica de un diesel poco filtrado es muy evidente en frío, aunque los matices del motor no son tan metálicos como los de algunos competidores. La acústica mejora con el aumento de la temperatura de funcionamiento. En este punto interviene un buen trabajo de aislamiento acústico, capaz de filtrar la aspereza diesel, para dominar el ruido aerodinámico y el de rodadura.

Sólo en la recuperaciones la vibración del motor nos hace recordar que conducimos un diesel. De retorno al diseño, la parte más expresiva del Mazda6 la encontramos en el primer tercio delantero. La cara es inconfundiblemente Mazda, con una nueva parrilla, visualmente muy potente, en forma de ala, lo que es una característica del diseño Kodo. En esta parte destaca la modificación de la estructura del capó y el diseño del frontal con el objetivo de proporcionar una mayor seguridad de los peatones en caso de atropello, sobre todo de lesiones en la cabeza. A ello contribuye que el pilar A y por lo tanto la línea del parabrisas haya sido reubicada unos milímetros más atrás.

El parachoques también ha sido diseñado para proteger las piernas de los peatones. La mirada del coche, es importante, tiene una firma lumínica caracterizada por las luces diurnas de tecnología LED y unos grupos de luces que estilizan la línea de las alas hacia las aletas, que siguen estando muy marcadas en esta nueva entrega del Mazda6 y que dibujan la línea de carácter de la silueta. Los trazos laterales fluyen suavemente hacia un tercio trasero bien resuelto, caracterizado por unos grupos ópticos traseros que siguen el diseño de los delanteros, marcados por una línea de luz que crean un efecto de ensanchamiento de la zaga y una fuerte apariencia sobre el asfalto.

En el interior también se aprecia una notable evolución de diseño, calidad y acabado de los materiales, creando todo ello un conjunto con mayor armonía visual y ergonómica, en oposición al estilo más agresivo del predecesor. La marca pone el acento en algunos aspectos, como el que todos los controles muestra un acabado común y ello crea un aspecto más limpio y coherente en conjunto. Un detalle que eleva la calidad del clima interior es la reducción al mínimo de la utilización de plásticos de tacto duro y la utilización de aluminio pulido en algunas zonas.

Los pasajeros del Mazda 6 Wagon dispone de un espacio vital mayor , gracias al incremento de la distancia entre ejes, que ha permitido aumentar la habitabilidad posterior. Los asientos en general son de un nivel medio en ergonomía y confort, si se tiene en cuenta lo que en este apartado ofrecen algunos de sus competidores. En el último volumen del coche se dispone de un espacio de carga de 522 litros, un valor que hoy ya puede ser considerado discreto, teniendo en cuenta que en el mercado ya están en liza compactos familiares que pasan de los 600 litros de capacidad. Lo mejor del Mazda6 Wagon lo encontramos en sus evoluciones dinámicas. El nivel, aquí, es muy alto.

En la conducción en curva, el Mazda6 exhibe una buena resistencia a la deformación del chasis. La capacidad para soportar las torsiones longitudinales y transversales es apreciablemente elevada. El Mazda6 siempre ha hecho gala de un esquema de suspensión muy elaborado, especialmente en el tren delantero, que siempre ha estado entre los mejores del segmento por su forma muy decidida de colocarse en los giros y de mantener la consistencia general del coche en línea recta.

En este Mazda6 se mantiene esta cualidad, hasta el punto de admitir excesos en las llegadas a cada curva sin que aparezca el subviraje que caracteriza a todo tracción delantera. En este nueva generación, el equipo de ingeniería de la marca ha puesto especial cuidado en mejorar el esquema de suspensión trasero, de forma que ha logrado una mayor adherencia al suelo de esta parte del coche, que siempre ha sido más débil frente a la calidad del trabajo técnico realizado en el eje delantero. El depurado diseño del tren delantero y la mejora del trasero lleva a un comportamiento muy neutro de la berlina familiar, un atributo perfecto para el conductor de este tipo de turismos. El motor merece especial atención por el trabajo de mejora realizado.

Para empezara este 2.2 litros, con una versión superior de 175 caballos, tiene un menor peso que el predecesor y una relación de compresión que es extremadamente baja, con una ratio 14:1, cuya consecuencia inmediata es una mejora de la eficiencia. Esta relación conduce a una mejora de la eficiencia, ya que propicia una óptima sincronización de la combustión, entre otras propiedades, entre las que destaca la drástica reducción de las emisiones de óxidos de nitrógeno sin necesidad de costosos sistemas de tratamiento.

La menor compresión también supone menos esfuerzo sobre las piezas del motor, reduce la fricción mecánica y permite el uso de materiales y componentes ligeros, tales como un bloque de aluminio, menor espesor de la cabeza y paredes del cilindro y un cigüeñal de menor diámetro. El motor dispone de un turbocompresor de dos etapas que utiliza dos turbinas y un intercooler de gran tamaño para producir un alto par incluso a bajas revoluciones.

Todas las combinaciones de motor-transmisión equipan de serie el sistema de corte de ralentí i-stop, en tanto el freno regenerativo i-ELOOP se ofrece de serie con todos los motores Shyactive-D. En resumen, Mazda ha logrado un familiar mas elegante, que sintoniza mejor con los gustos europeos, muy mejorado dinámicamente, y con un motor que siempre tiene reservas de energía para utilizar. Otra cuestión es su posición en un mercado extraordinariamente competido y dominado mayoritariamente por las opciones alemanas. Tiene un difícil papel comercial.

(EFE/ REPORTAJES)