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Ocho razones por las cuales el desorden te cuesta muy caro
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Edith Esquivel/ Dinero en Imagen | 20 Octubre, 2016 - 10:59
Tal vez estás tan acostumbrado a tu caos, que incluso podría parecerte pulcro. Por ello es importante tener un punto de vista externo honesto.
¿Eres desordenado?
Según expertos, el número de magnetos en el refrigerador de tu casa puede ser un indicador bastante certero de qué tan ordenado eres. Entre más elementos tengas pegados ahí, más desastroso será tu hogar. La familia promedio en Estados Unidos tiene 55 objetos.
Hace tiempo trabajé en la oficina de un buen amigo. Él es creativo e inteligente, pero su escritorio y los alrededores parecen haber sido saqueados por empleados de la CIA en busca de información sobre una fábrica secreta de bombas nucleares.
Mi amigo asegura tener “orden dentro de su desorden” y, efectivamente, en ocasiones puede lanzarse a una pila de papeles y obtener exactamente el documento que buscaba, con una sonrisa de “te lo dije”. Además, asegura que el desorden ayuda a la creatividad, lo cual está respaldado por algunos estudios (aunque se refiere a un desorden controlado en el área de trabajo).
Sin embargo, no es posible mantener utopías en la cotidianeidad laboral, y su teoría del “orden dentro del desorden” se desmorona cuando sabes que tiene años sin poder salir del país porque perdió su pasaporte, además de que, cuando le roban su cartera, antes de cancelar sus tarjetas debe acudir al banco para preguntar cuántas cuentas tiene y para tratar de conseguir su número de cliente.
“Pero yo no soy tan desordenado”. El problema es que un desorden pequeño que no se corrige puede convertirse en un desorden de proporciones considerables con el paso del tiempo. Además, tal vez estás tan acostumbrado a tu caos, que incluso podría parecerte pulcro. Por ello es importante tener un punto de vista externo honesto.
El desorden puede afectarte en lo siguiente:
1. El declive social. Si tienes desorden y suciedad en tu casa, tu coche o tu oficina, tus amigos y familiares evitarán visitarlos. Además, muchas oportunidades de empleo o de negocios surgen de gente cercana, y aquellos que conozcan tu casa serán menos propensos a recomendarte para actividades que impliquen responsabilidad y organización.
2. Le perteneces a tus pertenencias. Cada objeto que posees ocupa un espacio en tu casa que tú ya no podrás habitar. Cada objeto que posees requerirá una porción de tu tiempo para adquirirlo, limpiarlo, acomodarlo o repararlo, revisar su estado y reemplazarlo.
3. Tiras tu dinero a la basura. Entre más objetos posees, menor es la posibilidad de que los utilices (pues tu tiempo sigue siendo el mismo, y debe dividirse entre todas tus pertenencias). Si tienes demasiadas cosas que no usas, estás tirando a la basura el dinero que te costaron.
Adicionalmente, tener demasiados objetos que ya no te sirven te dificulta saber bien lo que tienes y encontrarlo, y por eso a veces terminamos comprando dos o más ejemplares de cada cosa. No saber lo que tienes ni dónde está es como no tenerlo.
4. Te enferma. El desorden y la suciedad excesivos pueden representar un riesgo de salud, pero incluso un poco de desorden puede ser suficiente para afectar tu estado de ánimo y generar un gran estrés (sobre todo cuando no encuentras lo que necesitas, o te apena que otros vean tu desastre). No me imagino a alguien levantándose con entusiasmo de una cama llena de basura.
5. Daña a los niños. Es sano que los pequeños tengan espacios donde puedan crear un poco de desorden al realizar juegos o actividades creativas (y esto también aplica a los adultos, pues ser excesivamente ordenado es una enfermedad). Sin embargo, algunos estudios sugieren que el caos generalizado en el hogar afecta el comportamiento de los niños y su aprendizaje. Así que el desorden debe tener un lugar y un tiempo asignados.
6. Altera la paz. Cuando hay desorden, hay peleas. “Tú tienes mi libro.” “Yo te lo di a ti". “No me toca lavar los trastes de tres días.” “Fulanito seguramente se robó mi rasuradora de nariz.” El hogar es el sitio donde deberíamos poder experimentar descanso y serenidad, no un campo de batalla con nuestros seres queridos y pertenencias.
7. Te empobrece, y en serio. Imagínate perder documentos importantes y difíciles de reemplazar como tu pasaporte, certificados de estudios, pólizas de seguros, estados de cuenta, comprobantes de impuestos, comprobantes de derechos laborales, títulos de propiedad, etc.
Los perjuicios podrían ser millonarios, y las oportunidades dejadas pasar, incalculables. Desde no poder salir del país cuando lo necesites, hasta quedarte sin pensión. Asegúrate de tener un lugar adecuado para los documentos más importantes de tu vida.
8. Retrasa tu desarrollo emocional. Cuando te empeñas en conservar un objeto que no necesitas, puede deberse a dos razones: te aferras al pasado o tienes miedo al futuro. Es normal tener algunos ítems con “significado emocional”, como fotos y premios, pero todo se sale de control cuando guardamos ropa, trastes, juguetes, zapatos y otros artículos prácticos sólo porque nos recuerdan algún episodio del pasado.
Igualmente, conservar ocho pares de tijeras, 30 botellitas de shampoo de hoteles, revistas viejas, contenedores sin tapa, aretes sin par y otros artículos “por si se ofrece” refleja que no te sientes capaz para enfrentarte a lo que pueda traer el futuro.
Así como sonreír, aunque no tengas ganas, te hará sentir más feliz, deshacerte de los objetos que te anclan al pasado o que sirven como muletas para el futuro te ayudará a sentirte más seguro y a disfrutar mejor el presente.
Combatir el desorden no es fácil porque requiere cambios en tu estilo de vida, no solo el impulso de una tarde para limpiar y ordenar. Pero el primer paso es decidir que el desorden no será un obstáculo en tu vida.