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Paseo acuático muestra lo dulce y lo salado de Guayaquil

Por Jorge Barona/ Agencia de Noticias Andes | 12 Diciembre, 2016 - 13:36
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La ciudad más poblada de Ecuador se puede conocer navegando por el estero Salado y el río Guayas.

El cielo está nublado y la fría brisa del estero Salado, el brazo de mar que baña a esta ciudad portuaria, refresca los barrios del sur.
 
Son las 08:30 de un jueves y dos lanchas que prestan el servicio de transporte a trabajadores que laboran en camaroneras y puertos del Golfo de Guayaquil zarpan desde el muelle La Fragata, ubicado en el populoso sector de la isla Trinitaria, en el sur.
 
El sonido de sus motores irrumpe la tranquilidad de los barrios ribereños del estero, cuyas sencillas viviendas lucen fachadas con diversas tonalidades que convierten en atractivo el paisaje.
 
En esta ocasión las lanchas no llevan trabajadores, sino a funcionarios y periodistas que la semana pasada emprendieron un recorrido para conocer el trabajo que se desarrolla en zonas urbanas y urbano-marginales de la urbe porteña para potenciar el turismo a través de sus dos espejos de agua emblemáticos: el estero Salado y el río Guayas.
 
El recorrido avanza por los ramales del estero Salado, desde donde se pueden apreciar los seis tramos del parque lineal, una obra que le devolvió la belleza a las orillas, permitió preservar el manglar, recuperar de la excesiva contaminación sus aguas y dotar de un lugar digno a las miles de familias que viven en esa zona.
 
Los parques lineales son tramos de malecones que cuentan con juegos infantiles, máquinas para gimnasia para adultos, jardinerías y muelles comunitarios. Además las orillas cuentan con un enrocado para proteger las orillas de la erosión.
 
El gobernador del Guayas, Julio César Quiñónez, señala que se han invertido 25 millones de dólares en estos tramos, cuyo proyecto original son 11 zonas de riberas con intervención integral.
 
Este es uno de los componentes del proyecto Guayaquil Ecológico, que lo comprenden otras dos grandes obras como son la intervención en la isla Santay y la dotación de áreas verdes para Guayaquil, la ciudad más poblada del país con 2,5 millones de habitantes, pero una de las que más adolece de áreas recreativas.
 
 
Hace una década el panorama en las orillas del sur y suroeste de Guayaquil del estero Salado era deprimente: basura, aguas putrefactas, viviendas endebles levantadas sobre el agua y un estero prácticamente estrangulado por la acumulación de desperdicios y relleno.
 
Pese a que la recuperación de este espejo de agua corresponde, según la ley, a la Alcaldía de Guayaquil, esta institución poco o nada hizo por recuperar el estero. Hoy, tras la intervención gubernamental que declaró como área protegida más de 15.500 hectáreas del estero y sus manglares, la realidad es distinta.
 
Las familias que vivían en condición de riesgo en las orillas del estero fueron reubicadas en planes habitacionales de Monte Sinaí y Socio Vivienda, en el noroeste.
 
Nelson Zambrano, subsecretario de gestión marina y costera del Ministerio de Ambiente, indicó que desde 2013 se han recogido 1.260 toneladas de desechos sólidos, 10.000 mt3 de sedimentos y 12.000 mt3 de rellenos a base de basura y lodo.
 
Luego de todo este proceso de recuperación, moradores del sector están analizando la posibilidad de ofrecer en el futuro paseos turísticos para que propios y visitantes conozcan otros rostros de la ciudad portuaria.
 
Al río Guayas
 
El paseo por el brazo de agua salada llega a su final en un muelle del sector conocido como Cisne 2 en el Suburbio oeste y de ahí las comitivas emprenden un recorrido en bus hacia el malecón Simón Bolívar, en el centro de la cuidad, en donde se embarcan en dos confortables embarcaciones. Ahora el recorrido es por el agua dulce del histórico río Guayas.
 
Allí el gobierno emprende un proyecto turístico de navegación por este afluente que incluye visitas a la isla Santay y avanza por el Parque Histórico hasta llegar al muelle de la Empresa de Ferrocarriles, en el vecino cantón Durán.
 
 
El que viaja en estas embarcaciones disfruta de una majestuosa vista desde el caudaloso río de los imponentes edificios del centro comercial y bancario de la urbe porteña, pasando por el colonial barrio Las Peñas, el cerro Santa Ana y el  nuevo Guayaquil que se levanta en la zona norte del cerro. La fresca brisa y música tradicional ecuatoriana hace más placentero el trayecto.
 
Uno de los puntos de visita es la isla Santay, a donde luego de desembarcar en su muelle se puede caminar por los senderos, andar por la ciclovía, recorrer el puente basculante, así como visitar la ecoaldea donde viven 56 familias, que antes vivían en completo abandono y hoy viven de los recursos que deja el turismo.
 
Ahora los lugareños ofrecen los servicios de navegación por el río y administran el comedor donde se ofrecen platos tradicionales de la gastronomía costeña a base de mariscos y carnes.
 
Luego de ese encuentro con la naturaleza se viaja por el río hacia un encuentro con el pasado. Se trata del Parque Histórico, que es un área de recreación construida en 1999. En sus inicios su ingreso tenía un costo, pero ahora su acceso es gratuito por disposición del gobierno del presidente Rafael Correa.
 
Más de 36.000 visitantes llegan al mes a esta área de esparcimiento que ofrece tres ambientes: Un zoológico donde habita fauna tropical, la zona arquitectónica donde se levantan réplicas de las edificaciones emblemáticas del Guayaquil  de fines del siglo XIX.
 
La otra zona es la de tradiciones, que es un espacio cultural donde se ofrecen al público tradiciones del pueblo montubio de la Costa.
 
En el Parque Histórico actualmente se desarrolla el proyecto Hotel del Parque, una alianza público-privada que consiste en la habilitación de un hotel cinco estrellas.
 
Finalmente, el viaje por el río llega hasta el muelle de la Empresa Pública Ferrocarriles del Ecuador en el cantón Durán. Desde esta legendaria estación, recuperada del antiguo ferrocarril del presidente y líder de la Revolución Liberal, Eloy Alfaro Delgado, parten distintos paseos hacia distintos parajes tropicales, donde el turista puede apreciar la cultura rural costeña muy ligada a la producción agrícola de productos como el café, cacao, arroz, caña de azúcar y otros.
 
Felipe Álava, coordinador zonal del Ministerio de Turismo, indicó que el paseo por el río Guayas se activa cada fin de semana y feriados, desde las 10:30. Cada 90 minutos hasta las 16:00 sale desde el muelle del Yacht Club en el malecón Simón Bolívar una embarcación a realizar el recorrido por el río Guayas.
 
Los valores son de 10 dólares por adultos y los menores y personas de la tercera edad pagan medio boleto. Las autoridades de Turismo aspiran a ampliar en un futuro el trayecto de estos paseos, de tal manera que las embarcaciones naveguen por el río hasta llegar a la isla Puná, en medio del Golfo de Guayaquil.