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Psicóloga Patricia Faur: "el desamor lleva a la enfermedad, la locura o a la muerte"

Por Télam / Lifestyle | 2 Junio, 2015 - 08:40
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Autora de "Amores que matan", "Sospechas verdaderas", "No soy nada sin tu amor" y "Amores fugaces", entre otros títulos, la escritora menciona cómo la sociedad muestra hoy "ideales de felicidad almibarada: De Onures y Sherezades, de Sombras de Grey y también de bellas que rescatan a las bestias y de princesas que transforman a los sapos en príncipes".

"No matan con una bala, no matan con un cuchillo, matan con la mentira, con la incertidumbre, con la espera desgastada, con el esfuerzo inútil", afirma Patricia Faur en la introducción de su libro "Historias de amores que matan", donde es posible observar los falsos arquetipos que pueblan el imaginario social y las secuelas de dolor y violencia de todo desamor.

"Estos vínculos tóxicos y obsesivos siempre existieron pero las caracterí­sticas de la sociedad posmoderna los atraviesan de una manera particular. Vivimos en una sociedad que apunta a la gratificación inmediata, a huir del vací­o y la frustración. Una sociedad adictiva, ya que empuja a anestesiarse del dolor y de las emociones negativas a través de sustancias, personas, ingestas o comportamientos", dice la psicóloga en una entrevista con Télam.

Autora de "Amores que matan", "Sospechas verdaderas", "No soy nada sin tu amor" y "Amores fugaces", entre otros títulos, Faur menciona cómo la sociedad muestra hoy "ideales de felicidad almibarada: De Onures y Sherezades, de Sombras de Grey y también de bellas que rescatan a las bestias y de princesas que transforman a los sapos en príncipes".

Para Faur, "el amor no se encuentra, se construye con tiempo, acciones concretas, presencia, compromiso con el otro. Y no tiene nada de ideal, el amor es lo posible y va a necesitar de muchas renuncias. No podemos tenerlo todo".

- El tí­tulo "Historias de amores que matan" no apunta a algo literal pero si pone el acento en esas muertes del desamor ¿una experiencia que quita humanidad a quien la sufre?

- El libro juega con la idea de que es el amor el que mata cuando en realidad es el desamor el que lleva a la enfermedad, a la locura o a la muerte en vida. Y en algunos casos trágicos a los que asistimos a diario, a la muerte real y concreta. El desamor mata una parte del sí­ mismo: el deseo, la dignidad y la confianza. El deseo de ser feliz, de lanzarse a la aventura de la vida, de creer en los demás y de sentir que es posible amar y ser amado. Lo mejor que te puede ocurrir es darle una oportunidad al buen amor.

- ¿Hay una visión idealizada del amor?

- No podemos pretender de una pareja la pasión del inicio, la novedad, el erotismo desenfrenado, la ternura, la fidelidad, la libertad individual, la confianza, el compromiso y toda la vida (que hoy es muy larga) juntos con esos ingredientes y sin trabajo y esfuerzo. Parece una locura, pero es lo que sobrevuela el imaginario social en términos del amor romántico. Una sociedad donde elegir tiene mala prensa: creemos que podemos tenerlo todo.

- ¿Cuál es el impacto de las nuevas tecnologías en las relaciones amorosas?

- La tecnologí­a y las redes sociales crean la ilusión de pertenecer a diferentes grupos cuando en realidad sólo tenemos contactos que nos 'linkean', seguidores que responden a nuestros tuits o invitaciones de amistad con personas a las que ni conocemos. Ampliamos la oferta de encuentros y citas amorosas y sexuales a través de 'apps' como Tinder y Match, porque suponemos que encontraremos el amor en la pantalla con sólo deslizar un dedo.

- ¿Qué pasa con aquellas personas que son muy dependientes en el amor?

- En el libro (publicado por Ediciones B) cuento la historia de Alicia, una persona con una vulnerabilidad concreta que no fue trabajada y de la que no es consciente, como le pasa a otras personas que han asumido desde pequeñas responsabilidades de adultos porque sus padres no pudieron cuidarlos. Son hijos "parentalizados" y crecen con un enorme vací­o y una soledad que compensan tratando de ser mejores para ser queridos por todos. Eso los deja sin estrategias para reconocer a los abusadores o manipuladores que encuentran en el dependiente el terreno fértil.

Para salir de esa situación, recomponer una vida, hay caminos espirituales, redes de contención social como los grupos de autoayuda y la asistencia terapéutica ayuda a resolver conflictos.

- La idea del amor romántico asoma en algunos de estos relatos en los que pronto surge el desamor ¿A que lo atribuis?

- La visión edulcorada del amor se resiste a dejar el imaginario colectivo y marca un escenario de frustración: parece que hay "otros" a los que les pasan cosas intensas que a nosotros no nos pasan. Los paradigmas del amor romántico ya no se ajustan a nuestros tiempos y esto no significa la muerte del amor. Podemos pensar en un amor y en una pareja más reales, donde los espacios y las libertades individuales se puedan consensuar para salir de modelos simbióticos y fusionales en los que "todo" debí­a hacerse juntos.

Crecimos creyendo que la monogamia y la fidelidad eran consecuencia natural de haberse enamorado y no nos enseñaron que es necesario trabajar ciertas condiciones en la pareja. La idea del amor incondicional dejó abierto el espacio para la violencia y el abuso. Y el pensar que negociación y amor eran palabras que nunca podrí­an ir juntas no dejó margen para hacer acuerdos.

- En muchos caso el amor tiene fecha de vencimiento ¿Por qué a algunos no les resulta el fin del mundo pasar por esta experiencia?

- La pasión tiene fecha de vencimiento. El amor, en cambio, la construcción de intimidad emocional entre dos personas, puede ser muy duradera aunque no siempre va acompañada del deseo y el erotismo y eso es lo que muchas veces genera ruido y pone fin a algunas relaciones. La muerte del amor es dolorosa. En las parejas conflictivas es trágica, en las buenas relaciones es triste.

Cuando las personas tienen una vida propia, cuando no han hecho de esta experiencia el centro de sus vidas pueden seguir adelante, elaborar el duelo y plantearse la posibilidad de un nuevo amor.

- Esa mención especí­fica que hacés de las mujeres madres ¿no deviene de una sociedad que sigue siendo muy machista?

- Hay algo instalado en nuestra sociedad con respecto al lugar maternal que las mujeres deberí­an ocupar en las parejas que -sabemos- termina agobiando a ambos. En estas historias pongo el foco en aquellas que son codependientes, las rescatadoras y salvadoras que han venido de hogares disfuncionales y sólo sienten que tienen valor si son necesarias para alguien. Suponen que su amor incondicional será recompensado con el amor del otro, y que si buscan un hombre frágil y vulnerable, necesitado, ellas lo podrán salvar y él les retribuirá el gesto con un amor permanente. Como esto no ocurre, se frustran, se enojan, se victimizan, luego se sienten culpables y el ciclo recomienza.

- La conformación de la identidad es una estructura que aparece cada vez como algo menos rígido, más maleable...

- Un dependiente afectivo es una persona que tiene una identidad dañada. Siente que no es nadie sin el otro. Si bien el otro es imprescindible en nuestras vidas en la construcción de nuestro propio ser, en estos casos el Yo desaparece y sólo parece tener corporeidad cuando otro te mira. Si nadie te quiere no existí­s. El codependiente crece con un falso Yo: tiene una máscara con la que sale al mundo para ser querido. Es complaciente, hipertolerante y no pone límites en función de que los demás no lo abandonen.

- En una época donde se siguen cursos de yoga, de gastronomí­a, talleres de escritura ¿por qué las personas no toman (por lo general) la vida o el amor como un aprendizaje?

- Nadie enseña a amar ni a ser padres. ¿Quién estarí­a autorizado a hacerlo? Pero podemos preguntarnos, cuestionarnos, derribar mitos, generar nuevos modelos. Nuestra sociedad ha cambiado mucho en los últimos 20 años en términos de la sexualidad, los roles en la pareja, la distribución del poder y del dinero, las familias ensambladas, pero pretendemos que los modelos de pareja de hace 50 años funcionen con estos nuevos actores.