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Suzuki S-Cross GLP, justa mezcla entre comodidad familiar y potente tracción

Por Fernando A. Marqués | 30 Mayo, 2014 - 17:59
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Presentándose como una alternativa muy consistente frente al diesel, este modelo posee también un motor idóneo para una conducción sin extremos, a un ritmo de crucero muy confortable, con un ajuste de la suspensión que filtra lo que pasa bajo los neumáticos.

Este nuevo modelo viene a ser el sustituto natural del actual SX4, aunque convivirá un tiempo con él. Se trata de una interesante versión, cargada de contundencia argumental, configurada con una instalación de GLP (Gas Licuado del Petróleo) o también denominado Autogás que ha sido realizada una vez matriculado, en uno de los veinte concesionarios cualificados y homologados para este tipo de instalaciones.

Ello es posible gracias a un acuerdo entre la marca japonesa en España y la petrolera Repsol, partner de Suzuki el Campeonato de España de Rallys, que han ampliado sus acuerdos con el fin que se promover el Autogas. El acuerdo permite a Suzuki hacer instalaciones especialmente diseñadas por Repsol para sus modelos en concesionarios formados especialmente por la petrolera que, por cierto, está inmersa en una fuerte expansión.

Actualmente son más de 300 los puntos de abastecimiento repartidos por todos el país y el parque de automóviles es de 28.000, con un crecimiento en 2013 del 30 %. El objetivo es que este número suba a 200.000 en 2017.

El hecho de que sean equipos diseñados por la petrolera y la instalación esté a cargo de equipos entrenados por ella hace que el resultado final sea equivalente al de uno original equipado en fábrica. Dicho esto, el resultado en el S-Cross es impecable, además de muy interesante en rendimiento frente, por ejemplo, a un coche equipado con motor de gasolina y, sobre todo ante un diesel.

Un apunte. El diesel, en algunos mercados como el español, se ha convertido en una alternativa que ha dominado el mercado y que ahora empieza a ser perseguida con una equiparación de precios del litro de gasóleo con el de gasolina y reglamentaciones que ya ponen el acento en variadas penalizaciones por el uso, especialmente en ciudades. No olvidemos que la Organización Mundial de la Salud cataloga como cancerígenas las emisiones de los motores diesel.

El GLP hace especialmente atractivo la versión de gasolina del S-Cross. El gas da una oportunidad comercial a una variante que de otra forma únicamente estaría en el catálogo de forma simbólica. La prueba dinámica del S-Cross GLP nos ha desvelado que estamos ante una alternativa muy consistente frente al diesel, con un coste de uso inferior, menores emisiones y un grado de refinamiento en la utilización que el gasóleo no puede proporcionar en este caso El S-Cross, que en algunos mercados se comercializa como SX4, supone para la marca una salto de segmento en comparación con éste último.

De hecho, este modelo, es una simbiosis de crossover de tracción integral y una espacio berlina familiar. El peldaño que ha subido Suzuki en arquitectura y volumen y la postura comercial dada al modelo, coloca al S-Cross en una posición media, entre un Peugeot 2008, por ejemplo, y el Nissan Qashqai, que se mantiene como el líder de SUV compactos más cercanos al asfalto que la tierra de las pistas El S-Cross exhibe un nuevo diseño, equilibrado en los dos tercios trasero, y algo más discutible en el primer tercio delantero, en el que, quizá, las grandes dimensiones de los grupos ópticos descomponen ese equilibrio general.

No obstante, es apreciable la evolución de estilo sobre el SX4 y en conjunto resulta agradable a la vista. Importante en este segmento de vehículos es la arquitectura interior, uno de los aspectos de mayor fuerza de este coche. Los diseñadores han logrado un habitáculo luminoso y de aspecto general agradable, con un diseño sencillo, de gran claridad, que ofrece una completa información al conductor, a través de pocos dispositivos y muy claros de lectura.

Lo mejor del interior es el espacio disponibles en las plazas delantera y las traseras, aunque éstas presentan una banqueta corrida con respaldo de plegado asimétrico, con formas poco pronunciadas para poder sujetar mejor a los viajeros. El volumen del maletero, con 430 litros de capacidad, se ubica en una posición intermedia, también, respecto a su competidores potenciales.

Aunque pueda considerarse en el medio de dos polos de un mercado SUV que no para de crecer, prácticamente el único que ha sobrevivido a la crisis, el S-Cross es un crossover ligero que se adapta bien a la necesidades de un gran núcleo de clientes que busca funcionalidad, poco consumo y fiabilidad, un atributo este que está garantizado en esta marca japonesa. La fiabilidad viene determinada por el rendimiento del motor a lo largo del tiempo, por la fatiga del bastidor y el tacto general de conducción.

Hasta el momento, los modelos de Suzuki han mostrado en estos apartado un alto nivel. El bastidor nada tiene que ver con el anterior SX4 y se percibe con muy pocos metros de conducción. Es mucho más consistente, más firme sobre el asfalto y fuera de él absorbe con más eficiencia las irregularidades del terreno. Completa la dinámica del bastidor un nuevo sistema de tracción integral, que Suzuki ha desarrollado bajo la denominación ALLGRIP, que ofrece cuatro modos de conducción seleccionables para adaptar el comportamiento del coche a cada circunstancia. En un mando ubicado junto a la consola central se puede elegir entre los modos Auto, Sport, Snow y Lock.

El Auto es la mejor opción en condiciones normales, en la que también se optimiza el consumo de combustible. En este modo de conducción el sistema activa la tracción integral si es necesario. El modo Sport está diseñado para una conducción más exigente, para lo que se incrementa el rendimiento, con más prestaciones del motor y de la aceleración. El modo Snow es el perfecto para la utilización sobre nieve o superficies resbaladizas y el modo Lock, finalmente, permite sacar el vehículo de atascos en barro, nieve o arena, transmitiendo la fuerza motriz a todas las ruedas. El sistema de tracción actúa en consonancia con el ESP y otras tecnologías de control para liberar el vehículo.

El motor utilizado en esta versión es un viejo conocido de la marca, pero sometido a una profunda actualización para reducir las fricciones interiores, entre otras medidas, de manera que se mejora el funcionamiento, con una incidencia directa en la reducción del consumo. El motor ha sido aligerado, de forma que ello ha contribuido también a mejorar el consumo, al tiempo que la potencia y la entrega de par. En reducción de la fricción y el peso, la ingeniería de Suzuki ha trabajado en los segmentos de los pistones, ahora de baja fricción; pistones y bielas más ligeros; cigüeñal más delgado, y bomba del aceite de dos fases con válvula de escape. Otras modificaciones son el ajuste del ralentí más bajo y un régimen de corte de combustible revisado.

El trabajo en el motor 1.6 de gasolina se ha completado con la incorporación de un colector de gases de escape más ligero, bomba de combustible de alta eficiencia, tubo de escape más ligero, soportes del motor mejorados, radiador y ventilador más ligeros. El resultado es un motor silencioso, sin vibraciones, que ha mejorado las respuestas en baja, aunque todavía se muestra algo perezoso por debajo de las 4.000 revoluciones, una condición común a los motores atmosféricos.

A pesar de ello, las prestaciones están por encima de la suficiencia para un coche funcional y con prestaciones de uso familiares. La transmisión en este caso, es la manual de cinco relaciones, una elección que no se comprende, pudiendo optar por una marcha más para reducir aún más un consumo que exhibe un valor interesante, teniendo en cuenta que un coche de sus características estructurales, con un valor homologado que no llega a los 6 litros y real muy poco por encima, siempre que en la conducción se huya de los abusos de aceleración. Las sensaciones de utilización de este motor no varían con el gas, para el que es necesario realizar una instalación que supone un desembolso extra del entorno de los 2.000 euros.

Esta cantidad es reducida posteriormente con las subvenciones del Estado y de las administraciones locales. El GLP está contemplado en el Plan PIMA Aire, y a ellas se suman las que otorgan Autonomias y Ayuntamientos, de forma que, como ejemplo, en el caso de Madrid, si la instalación es en un coche nuevo, la subvención es de 1.200 euros, y si lo es en un coche usado la ayuda oficial se limita a 450 euros. La instalación consiste en un sistema de inyección añadido al equipado de serie en coche, un sistema de gestión que modifica el mapa de funcionamiento del motor cuando está en modo Autogás y un depósito que ocupa el huevo de la rueda de repuesto, por lo que ésta se sustituye con un kit de reparación de pinchazos.

En el interior, al lado del volante, un pequeño pulsador para cambiar de gasolina a GLP y viceversa, con una línea de diodos para conocer el estado de carga de GLP en el depósito, es toda la variación sobre la versión de serie. El sistema está automatizado. El conductor no tiene que ocuparse nada más que de llenar el depósito, una operación muy sencilla y más segura que la de repostado de gasolina, ya que se realiza mediante una válvula que sella el paso del gas licuado. Sólo si quiere circular con gasolina ha de accionar el pulsador para hacer el cambio de uno a otro combustible.

La transición es imperceptible. El conductor no va a recibir signos del cambio salvo la indicación de la línea de diodos, que cambia de color. El sistema va a arrancar siempre con gasolina y se mantendrá así hasta que el motor alcanza una temperatura de funcionamiento de 40 gramos, instante en el que se produce el cambio automático a GLP.

Y a partir de ahí a rodar con la tranquilidad de reducir notablemente el gasto en combustible, de reducir drásticamente las emisiones contaminantes y de CO2 y de prolongar la vida del motor, entre otras razones, porque de la combustión desaparece el carbono, manteniendo la entraña del propulsor en un estado de limpieza asombroso. La vida del motor se llega a duplicar, ya que los cilindros y los segmentos se desgastan menos y el aceite se mantiene limpio por más tiempo.

El Gas Licuado del Petróleo, un combustible que se obtiene de una mezcla de butano y propano y que es manipulado en estado líquido, al que se llega después de ser sometido a altas presiones, tiene ventajas medioambientales sobre la gasolina y el gasóleo. Sobre la gasolina reduce las emisiones de óxido de nitrógeno en un 68 % y las CO2 en un 15 %, y sobre el gasóleo o el biodiésel la reducción de las emisiones de óxido de nitrógeno llega al 96 % y al 99 % las de partículas, mientras las emisiones de CO2 son reducidas en un CO2, además de que el nivel de ruido se reduce en un 50%.

Las ventajas económicas del GLP vienen dadas por el precio del litro, un 50 % inferior al de la gasolina de 95 octanos, por lo que teniendo en cuenta que con gas el consumo es un 10 % más elevado, la ventaja sobre la gasolina es del 40 % y puede llegar al 45 %, mientras la diferencia económica frente al gasóleo teniendo en cuenta los consumos se sitúa en alrededor del 30 %. Una circunstancia que puede ayudar a la elección de uso de GLP es la persecución que se está emprendiendo contra los motores diesel.

Primero por la equipación de precios con la gasolina -podríamos verlos por encima e la gasolina- y después por tasas que van a castigar el uso de este combustible. En Madrid, por ejemplo es inminente la entrada en servicio de parquímetros que, mediante la matrícula, van a reconocer las emisiones de cada coche y no precisamente las de CO2, porque el cálculo de la tasa de aparcamiento va a estar centrada en los óxidos de nitrógeno y en las partículas, dos elementos que sí son contaminantes y que han llegado, por ejemplo, a la Organización Mundial de la Salud a calificar de cancerígenos estos agentes.

La conducción en modo gasolina o gas no tiene diferencias. las prestaciones del motor se mantienen en todos los parámetros. Las centralitas del coche se ocupan de hacer los ajustes en el motor para compensar las diferencias energéticas entre uno y otro combustible.

Y el agrado de utilización en este caso del motor de Susuki también se mantiene inalterable. Es un motor idóneo para una conducción si extremos, con un ritmo de crucero muy confortable, gracias también a un ajuste de la suspensión agradable, que filtra lo que pasa bajo los neumáticos. En curva es un coche ágil, que mantiene una inclinación de la carrocería muy limitada, lo que hace de él un coche confortable para viajar. Resumiendo, este Suzuki supone un cambio de mucho calado en la marca, que así se reubica en el explosivo mercado de los SUV ligeros o crossover, aunque esta versión GLP, en un mercado dominado por las motorizaciones diesel, cuenta con una limitada competencia directa.

(Efe/ Reportajes)