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Tatuajes dentales, un primitivo ritual de gran actualidad

Por Lifestyle / EFE | 11 Agosto, 2014 - 18:18
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Se trata de un capriocho estético que los especialistas no aconsejan, pero que gana cada vez más adeptos.

La estética dental ha sido muy importante para el ser humano desde tiempos ancestrales. Los precolombinos ya utilizaban diversos métodos y materiales para ornamentar su dentadura, por lo que embellecer la sonrisa no es algo actual.

El desarrollo de las técnicas odontológicas ha llevado a la producción de una dentición acorde con los patrones estéticos de las sociedades contemporáneas con unidad, simetría, forma, balance, color, estructura y función.

De manera paralela, cada vez más los pacientes recurren al profesional odontológico no sólo por necesidades de salud oral, sino que también por motivos estéticos. Es decir, buscando un realce de belleza que se disfrute por parte de la persona.

Los tatuajes dentales son uno de esos reqeurimientos sorpresivos. Existen de dos tipos: provisionales y permanentes.

La doctora Conchita Currull, odontóloga y directora médica de la clínica española que lleva su nombre, explica que “los provisionales son como una calcomanía que se pega sobre el propio diente y se puede retirar cuando se quiera, sin que quede ninguna señal en el esmalte“.

Por su parte, los permanentes no se hacen sobre la pieza dental, sino que sobre una funda o corona. Según el doctor José María Errazquin, del comité ejecutivo del Colegio de Dentistas de España, “el proceso consiste primero en limar la pieza dental, posteriormente se toma la medida del diente y se vacía en escayola, se manda al laboratorio para que el protésico o técnico dental diseñe la funda, para que -finalmente- pueda ser ubicada como una pieza visualmente brillante”.

Cuando la corona ya está lista se procede al diseño del dibujo. Normalmente, cuando se hace una funda, el experto utiliza polvos de cerámica de diferentes colores (verde, rojo, azul…) para conseguir asemejar el aspecto de la funda al tono de los dientes del paciente, ya sea más blanquecino o más amarillento.

Este mismo proceso se utiliza para la creación del dibujo con la diferencia de que en este caso, para que el diseño quede más perfilado con pigmento más intenso, se utiliza más cantidad de polvos de cerámica de un de un color específico ya sea verde, rojo, azul, etc.

Se trata de un capricho de mucha actualidad, aunque provenga desde instantes primitivos del ser humano. Y además, complejo.

Porque por muy a la moda que se quiera estar, los especialistas no aconsejan hacerse una corona personalizada sin que sea necesario, ya que implica limar el diente sano para ubicar la funda y esto podría resultar agresivo a la salud general de los dientes.

Otros ornamentos de moda en algunos cantantes son unas cubiertas hechas de oro, plata y a veces piedras preciosas, que se colocan en los incisivos y se pueden quitar.

“Estos elementos no entran en contacto directo con el diente a la hora de colocarlos, lo malo es que pueden llegar a dificultar una correcta higiene llegando incluso a provocar caries o gingivitis”, apunta la doctora Currul.

En relación a objetos que se llevan permanentemente como los piercings, los especialistas concuerdan en que “los que se llevan en la lengua pueden ser causantes de fracturas de dientes o empastes. Sin embargo, los piercings labiales, provocan un roce continuo en la encía que puede conllevar su inflamación”.