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¿Te grabarías teniendo sexo con tu pareja?

Por Camila Taborda/ Cronos/ El Espectador | 7 Junio, 2017 - 12:39
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Lustery.com es una plataforma de porno documental hecha, principalmente, para mujeres.

Encuadres femeninos del acto sexual, igualdad de géneros y mecanismos educativos para que, en un volver a intentar del feminismo, todas se toquen en libertad.
 
Grabe lo que prefiere de su pareja mientras tienen sexo. Eso sí, túrnense para que ambos o ambas puedan salir. Lo principal es que sea una videocámara HD y será mejor hacer el video de día; los cuerpos suelen embellecer ante el sol. Luego, intente olvidar que está allí, a pesar de ese faro rojo de ‘rec’ titilando cuando hacen el amor. 
 
Ya en el sitio web colgarán sus nombres y tal vez alguna información sobre la relación. Sin darse cuenta, sumergidos en la intimidad, se escucha en la grabación: “Te amo” o “I love you”, “Ich liebe dich”, quizás “Je t’aime”; como si un aparato no estuviese registrándolos. Al final, como lo decidieron los dos, la grabación actualiza su reciente perfil de Lustery.com, un sitio web de pornografía documental en el que se animaron a participar. 
 
La idea de una página en línea de este tipo nació entre amistades en Berlín. Fue concretándose dentro de la industria del porno en Alemania y, en un impulso conjunto, el portal tuvo su lanzamiento en diciembre del 2016. Parte del staff de Lustery había trabajado en equipo en la plataforma feminista Earsties.com. Una página hecha por y para mujeres, donde Paulita Pappel se ha desempeñado como actriz y directora. 
 
Ahora bien, Paulita es el personaje que nos convoca. A los 17 años se fue de España, huyéndoles a los tapujos y terminó por estudiar Literatura, en la capital alemana. Su madre le había enseñado que cualquier tipo de trabajo sexual era una herramienta del patriarcado para explotar a la mujer. 
 
Así que la madrileña aún no entiende el por qué de su fascinación con la pornografía, si ya sabía que estaba hecha por una mirada masculina, heteronormativa. Pero en sus acercamientos se topó con realizadores de cintas feministas para adultos y supo que “el problema de la pornografía no es la pornografía en sí, o el hecho de crear imágenes de representación sexual, sino que toda la sociedad es sexista –explica Paulita–. Entonces, la industria de la pornografía, al igual que todas las otras industrias –da igual si son las ciencias o el arte–, está influenciada por esta visión sexista del mundo”. 
 
Empezó a hacer películas con sus amigas. Producciones de bajo presupuesto que partían de un discurso  político y sexual. Estrenaban una al año y el resto del tiempo lo dedicaban a conversar. Este impulso por crear, explica Paulita, surgió de su interés por producir su propia representación de la sexualidad, “una herramienta muy potente para empoderarte de ti misma”. Además, enseñar otras prácticas sexuales, otros cuerpos y otras maneras de amor es una acción política”. 
 
 
Esto fue hace ocho años, por el tiempo en que ella y sus amigas reflexionaban sobre la falta de palabras para referirse a los genitales, la connotación de vergüenza que tiene la sexualidad femenina y la falta de imágenes de esta dentro de la sociedad. Hasta que se dio cuenta de que por hacer porno ganaba dinero y así comenzó a actuar.  
 
Gozaba de una condición privilegiada: podía escoger cómo, cuándo, en qué circunstancias y con quién. En ese entonces, empezó trabajando como ‘la chica guapa de al lado’.
 
Luego sucedió Earsties y una obsesión: ¿cómo puedo capturar lo más cerca posible la sexualidad de una pareja en su vida privada? Porque, de acuerdo con la joven de 29 años, “siempre que pones una cámara y la gente sabe que está ahí, todo lo que se haga va a ser una performance inevitablemente. Y negar eso es un absurdo. En cualquier producto audiovisual siempre hay una mirada desde la que se está proyectando”. 
 
Entonces Lustery salió a la luz, una plataforma sin publicidad donde las parejas se graban a sí mismas teniendo relaciones sexuales. El único requisito para participar son unas condiciones técnicas, pero el resto es: “Haz lo que tú de verdad quieres hacer”. Uno decide qué tan público es el video: solo para suscriptores o para cualquiera; entre más lo sea, la remuneración es más alta. 
 
De esta manera se comercializa la página, un sitio en el que los consumidores puedan encontrar la pornografía que les gusta. La de verdad. En palabra de su creadora, “la sexualidad es un proceso que va cambiando con la vida y, para saber lo que te gusta, tienes que probar, no naces sabiendo qué videos triple X te estimulan y te educan”. 
 
Una de las propuestas de Paulita es que el contenido porno se categorice como cualquier producto audiovisual: películas para ver a partir de los 12 años. La pornografía es un excelente instrumento pedagógico, por ejemplo, “para una chica lesbiana a quien el sistema educativo solo le ha enseñado pene, vagina y enfermedades sexuales”. 
 
De eso se trata Lustery y la nueva ola de pornografía feminista, de romper los roles de género, mostrar la realidad y apuntar a lo que ciertas enciclopedias de mujeres en los años 60 lograron: hacer que todas se toquen.