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Todo lo que debes saber sobre el cáncer testicular

Por Belén González/ Diario Las Américas | 26 Julio, 2016 - 15:19
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Aunque es asintomático y de diagnóstico tardío, hay que observar cuando exista incomodidad, crecimiento desproporcionado o inflamación en el bajo vientre.

La tasa de incidencia del cáncer testicular ha aumentado considerablemente a nivel global durante las últimas décadas, aunque esta variedad de la enfermedad es considerada un trastorno poco común, pues apenas se diagnostican unos 20.000 nuevos casos cada año. Sin embargo, las proyecciones no son alentadoras. Según los cálculos de la Sociedad Americana contra el Cáncer este año se confirmarán 8.720 diagnósticos, y de ese total, 380 pacientes podrían morir.
 
Este tipo de cáncer, al que también llaman célula germinativa o gonadal, porque forma parte del grupo de cánceres que emergen de los órganos reproductivos, se origina en los testículos y se presenta como un tumor sólido. Es común en los hombres de 15 y 45 años de edad, y tiene una propensión considerablemente mayor en los individuos de raza blanca.
 
Los testículos son dos pequeños órganos que alcanzan en los varones adultos el tamaño de una pelota de golf y que se encuentran dentro de una bolsa de piel llamada escroto. Tienen como función la producción de las hormonas masculinas y del esperma, y están compuestos de varios tipos de células que, al multiplicarse de forma descontrolada, forman las masas que conocemos como tumores.
 
 
Variedad celular
 
Más del 90% de los tumores cancerosos de testículo son producto del crecimiento descontrolado de las llamadas células germinales, encargadas de la producción de espermatozoides, es por esta razón que los especialistas han clasificado dos grandes variedades: los seminomas y los no seminomas.
 
Los tumores de tipo seminoma se generan a partir de células germinales y se diagnostican generalmente en hombres de entre 25 y 45 años de edad, luego de desarrollarse lentamente y se localizan principalmente en los testículos, aunque puede llegar a propagarse hacia los ganglios linfáticos. Mientras que los que los que son clasificados no seminomas, los más comunes, se forman a partir de varios tipos de células y evolucionan con mayor rapidez para ser clasificados en coriocarcinomas, carcinomas embrionarios y teratomas.
 
La ciencia no ha podido determinar el origen exacto de este tipo de cáncer, aunque sí ha logrado determinar que ciertos factores como el desarrollo testicular anormal, la exposición a ciertos químicos, los antecedentes familiares de cáncer gonadal y las infecciones relacionadas con el VIH, así como la criptorquidia, que es como se define al hecho de que uno o ambos testículos no logren bajar hacia el escroto antes del nacimiento, y el síndrome de Klinefelter pueden aumentar el riesgo de cáncer testicular.
 
Otra de las características de este tipo de cáncer es que suele ser asintomático, por lo que el diagnóstico suele ser más bien tardío. Algunos de los síntomas relacionados con el cáncer testicular son incomodidad, crecimiento desproporcionado o inflamación en uno o ambos testículos, así como sensación de pesadez en el escroto, dolor en la espalda o en la parte baja del abdomen y aumento desproporcionado del tejido mamario.
 
 
Un cáncer con cura
 
La buena noticia relacionada con esta enfermedad es que el cáncer testicular es de los que mejor responde al tratamiento, por lo que la tasa de supervivencia supera, por lo general, el 95% cuando se trata de un diagnóstico precoz. Ahora bien, cuando la lesión cancerosa se ha diseminado hacia los ganglios linfáticos, e incluso hacia otros órganos como el hígado, los pulmones o el cerebro, este porcentaje disminuye.
 
El tratamiento y la efectividad del mismo dependerán del tamaño del tumor y del momento en que fue diagnosticado. Lo usual en estos casos, es la extirpación del testículo afectado porque es necesario señalar que un 99% de los casos el tumor sólo afecta a uno de ellos. A esta estrategia de tratamiento se suman acciones como la radioterapia, especialmente efectiva en los casos de tumores seminomas, así como el uso de quimioterapia para destruir las células cancerosas.
 
A muchos pacientes diagnosticados con cáncer testicular les preocupan tanto su masculinidad como la estética, por eso es importante aclarar que al conservar un testículo sano se garantiza la producción de todas las hormonas masculinas responsables de las características físicas propias del hombre, así como del impulso sexual.
 
El tratamiento contra este tipo de cáncer tampoco compromete la capacidad de tener una erección, lo que si resulta afectada es la capacidad de reproductiva, porque ciertamente la cantidad de espermatozoides producidos por el cuerpo disminuye considerablemente, por eso se sugiere a los pacientes hacer uso de los bancos de esperma.