La mejor victoria es vencer sin combatir y es lo que suele ocurrir en el campo del amor. Ese es el escenario elegido por el bailaor de flamenco Eduardo Guerrero para su nuevo espectáculo, estrenado en Madrid en 2016, y que lleva su apellido por nombre.

 

En esta ocasión el bailaor se centra en su relación con las mujeres -su madre, sus amantes, sus amigas. Se trata de una tensión sin traumas, de un combate interior sin excesivos daños colaterales, más allá de la pasión. Ese es, en líneas generales, su pretexto: hacer de la guerra un arte. 

 

El gaditano Eduardo Guerrero inició en el mundo de la danza a los seis años, con formación clásica y contemporánea. Se ha presentado junto a destacadas figuras del género como Mario Maya y Antonio Canales e hizo parte de las compañías de Eva Yerbabuena, Aida Gómez, Rocío Molina, Javier  Latorre y Javier Aguilar. 

 

En 2011 creó su propia compañía y empezó a conquistar al público con sus propias creaciones: De Dolores (2011), Las Minas (2012), Retorno (2013), El callejón de los pecados (2014), Desplante (2015) y Guerrero (2016).