Reseña

Con "La sangre de los libros" escritor Santiago Posteguillo destaca la literatura como signo vital

Por Claudio Pereda Madrid |  3 Julio, 2015 - 11:55
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Sorprendente y entretenido, trabajo del autor español Santiago Posteguillo presenta el ejercicio literario como eficiente herramienta de vida.

Este intenso trabajo del escritor español comprueba que la literatura siempre tiene una vuelta de tuerca actual y contemporánea. Por una o por otra, la ficción escondida en una historia llega a nuestros días, a nuestras horas.

"La sangre de los libros" no es una autopsia a un crimen. Es, en rigor, una permanente toma de exámenes que comprueban que el cuerpo está vivo. La sangre es símbolo de vitalidad y renovación.

La propuesta de Posteguillo se agradece. A través de varias historias, se va colando la literatura y su esencia. Demuestra -por ejemplo- que con historias de la Edad Media también se puede respirar la realidad.

Como el momento en que Petrarca se encuentra en la cocina de una abadía y, mientras descansa antes de dormir, se pone a leer pergaminos que servían para mantener el fuego del lugar. Su emoción fue increible cuando al tomar uno de ellos se da cuenta que se trata de la defensa que Cicerón hace del filósofo Archia, un griego que recibió la ciudanía romana por gracia, debido a los aportes que hizo en lo que hoy podríamos llamar la educación de varias generaciones.

Enemigos de Cicerón buscaban volver un apátrida a Archia. Pero la defensa en el juicio fue de tal alto nivel, que la maniobra no sólo no fue posible, sino que los argumentos esbozados pasaron a formar parte del mejor ejemplo de retórica. Sin embargo, la posterior decadencia romana implicó la pérdida de muchos documentos importantes, entre ellos este discurso.

Pasaron casi mil años, cuando Petrarca leía pergaminos olvidados en una abadía y que servían para avivar el fuego de la cocina, cuando entre uno de esos antiguos documentos encontró el perdido discurso de Cicerón.

La emoción embargó al poeta italiano y lo impulsó a hacer de su vida una dinámica de intenso rescate de la cultura, salvando del fuego, de los basureros y de la aniquilación textos y creaciones clásicas.

"Esto sí es rescatar, no lo que el norte de Europa ha hecho hoy con ese sur al que tanto deben, aunque ya lo hayan olvidado. Rescatar no es eso, pero hay políticos que torturan las palabras hasta hacerles confesar significados que no tienen", anota el autor, haciendo una ilación fina y precisa desde la Edad Media hasta lo que se vive hoy en el plano europeo.

Con ejemplos como éste se llenan las atractivas 222 páginas de un libro profundo y entretenido, sorprendente y adecuadamente escrito. El autor de novelas históricas desarrolla una clase de historia y literatura como rica fuente del presente.