Reseña

Mitsubishi Space Star 120 MPI Motion, entre dos aguas

Por Javier Millán |  19 Febrero, 2015 - 07:57
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El Space Star no es el sustituto del desaparecido Colt, ni del monovolumen compacto que con ese nombre comercial apareció en el año 1998, simplemente es la vuelta de Mitsubishi al disputado segmento de los vehículos concebidos para la ciudad.

Mitsubishi ha ampliado una gama hasta ahora centrada en los 4x4 y los SUV con un nuevo vehículo urbanita que milita entre dos segmentos, el A y el B, entre dos aguas, y con el que la marca japonesa retoma el negocio de los turismos.

Se trata del Space Star, un utilitario con el que la marca japonesa quiere convencer a los compradores a través de una ventajosa y competitiva relación calidad/precio.

El Space Star no es el sustituto del desaparecido Colt, ni del monovolumen compacto que con ese nombre comercial apareció en el año 1998, simplemente es la vuelta de Mitsubishi al disputado segmento de los vehículos concebidos para la ciudad, a los que también se les pide que puedan salir a la carretera con unas mínimas exigencias dinámicas.

Las medidas que ha elegido el fabricante japonés para su vehículo más pequeño son 3,71 metros para la cota de longitud, 1,66 metros para la de anchura y 1,50 para la de altura.

Con estas medidas puede competir con coches claramente urbanos de tres puertas como el Fiat 500 (3,54 metros de longitud) o Ford Ka (3,62 metros) o saltar de segmento y ponérselo difícil a hermanos mayores como el Nissan Micra (3,82 metros) Ford Fiesta (3,96 metros) o Mazda 2 (3,92 metros).

Consciente de este doble juego Mitsubishi ha apostado por dotar de un equipamiento mayor a su modelo urbano y ofrecerlo a un precio ajustado y consecuentemente interesante.

El modelo probado es el que lleva la motorización más potente, bajo la denominación 120 MPI. Se trata de un propulsor de 1.2 litros de tres cilindros, con una potencia de 80 CV y ligado a una caja de cinco velocidades.

La velocidad máxima que la marca ha homologado es de 180 kilómetros por hora y el paso de 0 a 100 km/h lo hace en 11,7 segundos, lo que revela que no se trata de un coche rápido.

Los desarrollos de la caja de cambios son largos, enfocados a reducir el consumo. Ello obliga, si no se rueda sobre llano, a bajar de marcha con frecuencia para que el coche ruede con más energía.

Mientras en ciudad el coche es ágil e, incluso, rápido, en carretera con inclinación o en subidas a puertos de montaña el recurso de reducir una relación es una constante.

Esto se acentúa aún más si en el coche viajan cinco ocupantes y se sale a autopista.

La suspensión es blanda y son apreciables las inclinaciones de la carrocería cuando se dibujan giros cerrados o curvas enlazadas.

A pesar de las inclinaciones de la carrocería las sensaciones de conducción son buenas y contrarrestan cualquier atisbo de inseguridad. El hecho es que el control de estabilidad apenas actúa, aunque se fuerce la dinámica del bastidor.

El motor es uno de los pilares más consistentes del coche. Aún siendo un propulsor de tres cilindros no es ruidoso. En acústica, el motor se desmarca de lo que es habitual en otras marcas, salvo algunos desarrollos de última generación que han refinado este capítulo y el de las vibraciones.

El fabricante ha logrado en esta versión motriz un buen equilibrio entre las prestaciones del motor y las relaciones de cambio. Aunque sobre el papel, con los datos de la curva de par y potencia, habría que revolucionar el motor para obtener buenas respuestas, en realidad no es necesario tanto para lograr una buena dinámica de prestaciones.

El fabricante ha homologado un consumo medio de 4,3 litros a los 100 kilómetros, una cifra que en ciudad puede llegar a superarse por poco, pero que en un trayecto en el que además se sale a carretera y se conduce en los límites legales se supera en algo más de un litro.

En trayectos urbanos es de gran ayuda el sistema de parada y arranque automático de motor cuando se suceden los embotellamientos para espaciar el tiempo de paso por la gasolinera.

Mitsubishi consciente de que tiene serios competidores en los dos segmentos entre los que se sitúa ha reducido la gama del Space Star a dos motores (el otro es también un tres cilindros de gasolina, el 100 MPI de 70 CV) y a dos terminaciones.

Una más sencilla, aunque más abundante en equipamiento en comparación con otros fabricantes, que es la Challenge y otra, la tope de gama, que es la Motion que va ligada al motor 120 MPI.

Lleva de serie sistema de parada y arranque de motor automáticos, llantas de aleación, climatizador automático -no es bizona-, elevalunas en las cuatro puertas, cristales tintados traseros, volante multifunción, sensor de encendido de las luces y de lluvia automáticos y retrovisores calefactables y regulables electrónicamente, entre otros.

En el apartado de seguridad destacan el control de tracción y estabilidad (ASTC), el sistema de asistencia a la frenada (BAS), las luces diurnas o los antinieblas delanteros, entre otros dispositivos.

En suma, aporta un equipamiento completo, en el que los únicos opcionales son los deflectores aerodinámicos para la carrocería, un apoyabrazos con consola para las plazas delanteras, rueda de emergencia tipo galleta y diferentes portabicicletas.

Otro ejemplo claro de que Mitsubishi quiere ofrecer un modelo completo es que la paleta de colores en los que se puede elegir el vehículo se reducen a cuatro: blanco, negro, rojo y gris oscuro.

El diseño, exterior e interior, es sobrio, equilibrado, y no destaca sobre sus competidores. Es un utilitario que pretende agradar a todos y que no busca destacar en el asfalto.

No lleva las tan actuales luces led para la conducción diurna, aunque sí halógenas, ni tiene una gran parrilla que le dé más robustez o transmita una imagen dinámica.

En el frontal lo que más destacan son los faros y el símbolo de los tres diamantes de Mitsubishi.

Visto lateralmente y por detrás sucede lo mismo. No hay ningún rasgo que le haga sobresalir. En todo caso, el alerón trasero que le da cierto aire deportivo.

En el interior tampoco hay grandes alardes de última hornada. Por ejemplo, carece de las ahora habituales pantallas que protagonizan el centro de los salpicadores.

El color predominante es el negro, un tono que crea una agradable percepción de calidad general, que corresponde a una buena ejecución de acabados, consecuencia también de una buena calidad de los plásticos empleados.

El volante es multifunción y tiene botones para cambiar las emisoras de radio, subir el volumen o limitar la velocidad de crucero.

También desde el volante se pueden contestar o rechazar llamadas del teléfono móvil, al que cuesta emparejar algo más de lo habitual, ya que el sistema de manos libre por bluetooth no es de los más intuitivos.

El habitáculo está diseñado para cinco ocupantes, a lo que contribuye que no hay túnel central y a que la banqueta trasera carece de apoyabrazos, lo que hace más fácil viajar en esta plaza central.

Si los ocupantes son cuatro el coche se torna más amplio y con un conductor de más de 1,80 metros queda espacio suficiente para las rodillas de los pasajeros de atrás.

El asiento del conductor no sujeta demasiado, pero es lógico en un coche en el que el enfoque que se ha buscado es el urbano.

El maletero tiene 235 litros de capacidad. Es bastante aprovechable y aunque tiene espacio para una rueda de repuesto alberga un kit reparapinchazos. El remate del tapizado resta un poco de calidad al coche, ya que la separación del habitáculo en el que podría ir la rueda de emergencia primero se separa con moqueta y luego con una especie de contrachapado que va por separado en vez de pegado.

Es fácil ampliar la capacidad del maletero tumbando los asientos traseros, que tienen una configuración 60:40.

En suma se trata de un coche que, al estar a caballo entre dos segmentos, amplía el abanico potencial de compradores.

Acompaña el precio, si se tiene en cuenta el tamaño, y el equipamiento, así como el sedoso y voluntarioso motor encargado de darle vida.

Por el contrario le pesa la sobriedad, un atributo que está empezando a ser descartado en los dos segmentos en los que compite, porque los fabricantes, especialmente los europeos, tratan de romper la ausencia de personalidad con diseños atrevidos y altos grados de personalización con la combinación de colores o variaciones de estilo con vinilos coloristas.

Con un buen puñado de buenos argumentos, este Mitsubishi, no obstante, tiene las cosas difíciles desde el punto de vista comercial, porque ha de pelear contra modelos sobre los que marcas invierten grandes sumas de dinero en actividad publicitaria, una circunstancia clave en este tipo de vehículos para que comprador incluya en su lista de deseos un modelo determinado.

Ficha técnica

Longitud 3,710 m.
Anchura 1,665 m.
Altura 1,490 m.
Distancia entre ejes 2,450 m.
Vía delantera 1,430 m.
Vía trasera 1,415 m.
Peso 920 kg
Capacidad depósito 35 l.
Capacidad maletero 235 l.
Coeficiente aerodinámico 0,27 Cx
Posición motor Delantero transversal
Alimentación Inyección directa
Cilindros Tres cilindros en línea
Cilindrada 1.193 c.c.
Potencia máxima 80 CV a 6.000 rpm
Par máximo 106 Nm a 4.000 rpm
Transmisión Manual de 5 velocidades
Velocidad máxima 180 km/h
Aceleración 0-100 11,7 seg.
Consumo medio 4,3 l.
Emisiones CO2 100 g/km
Impuesto de Matriculación Exento
Dirección Asistida eléctrica
Diámetro de giro 9,2 m.
Frenos delanteros Discos ventilados
Frenos traseros Tambores
Suspensión delantera Tipo McPherson
Suspensión trasera Rueda tirada con elemento torsional
Tracción Delantera
Neumáticos 165/60 R 15
Equipamiento de serie ABS + ESP + Hill Asist
Precio US$13.500.

* Reportaje EFE