Reseña

"Pantallas de plata", el profundo amor de Carlos Fuentes por el cine

Por Claudio Pereda Madrid |  6 Marzo, 2015 - 13:50
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El tono, la temática y la forma de este entretenido libro es más bien el de una tertulia simpática pero profunda, en el que la estética nunca olvida la ética.

Con la paciencia de un contador o de un escribano, el padre de Carlos Fuentes llevaba una detallada anotación de cada película que pasaba por sus ojos. El ejercicio iba más allá de una obsesión detallista. Quería ser una defensa contra el olvido, en un tiempo en que lo visual era un privilegio.

El reconocido escritor mexicano rinde un sentido homenaje al influjo que el séptimo arte genera en su familia, con un libro póstumo intenso, ágil y constantemente emotivo.

"Al cine se entra a soñar", escribe Carlos Fuentes casi en forma reiterada en este ensayo cercano y profundo, con mucho dato pero siempre sentimental. Con la simpleza del que viene de vuelta, repasa icónicos momentos del cine mudo en el que, por ciero, aparecen las imágenes de Charles Chaplin, Buster Keaton, las comedias de los hermanos Marx, del Hollywood clásico y el cine mexicano.

Ah y -por supuesto- ese recuerdo especial a la "anarquía delirante" que introdujeron en el cine y en la manera de contar historias el Gordo y el Flaco.

 

Con esos antecendentes se entiende cómo y por qué las historias de la pantalla grande se colaron con gracia y, a veces con impudicia -según se puede leer en estas páginas- en las páginas literarias del autor mexicano.

Fue tanto ese idilio, que no sólo genera páginas de adoración, recuerdos, sensatez y sentimientos. También en reconocidos guiones que formaron parte de películas de buen pasar por la taquilla y la crítica como "El gallo de oro" (relato de Juan Rulfo) y "Tiempo de morir"; ambas películas fueron adaptadas al cine junto a Gabriel García Márquez.

Llevó al cine también sus novelas "La cabeza de la hidra", dirigida en 1981 por el mexicano Paul Leduc con el título "Complot petróleo", y "Gringo viejo" de Luis Puenzo  en 1989. Esta última protagonizada por Jane Fonda y Gregory Peck.  

Un capítulo atractivo es cuando Fuentes reflexiona, recuerda y opina sobre las películas de la Metro, compañía cinematográfica estadounidense que se vanagloriaba de tener "más estrellas que en el cielo". Con sólo nombrar a Cary Grant, Clark Gable, Bette Davis o Barbara Stanwyck es posible creer que era así.

 

Carlos Fuentes recorrió casi todo el mundo y en todos los rincones pudo ver todo tipo películas, conoció a grandes directores y a célebres actores y actrices, escribió guiones, fue jurado en variados festivales y hasta tuvo la oportunidad de actuar.

Toda esa experiencia única es narrada en potentes 208 páginas que por varios pasajes adquiere tonos casi confesionales y durante buena parte del tiempo en primera persona. El entretenido libro permite conocer las preferencias y gustos de Fuente, sus obsesiones, su interpretación de obras, actitudes, tendencias y estilos.

Se destaca que el texto fue salvaguarado tal cual lo dejó el Premio Cervantes 1987 y Príncipe de Asturias en 1997. El libro es presentado como regalo para los lectores y en parte importante es cierto.

El tono, la temática y la forma en que se aborda es más bien el de una conversación cercana con un pariente mayor, una tertulia simpática pero profunda, en el que la estética nunca olvida la ética.