Reseña

Reedición de "Pero hermoso" ficciona la vida de notables jazzistas

Por Télam |  30 Julio, 2014 - 11:01
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El escritor inglés Geof Dyer compone, a partir de anécdotas y fotografí­as célebres, una sere de ficciones sobre leyendas del jazz que, hilvanadas por un viaje imaginado que realizan Duke Ellington y Harry Carney.

Originalmente publicado en 1991, y reeditado recientemente por Random House, la propuesta del autor es abordar desde la literatura la vida de algunos artistas claves en la historia del jazz: el saxofonista tenor Lester Young, el pianista Bud Powell, el contrabajista Charles Mingus, el trompetista Chet Baker, el saxofonista Ben Webster, el pianista Thelonious Monk y el saxofonista alto Art Pepper.

Los relatos, delicados y desgarradores, están estructurados a partir de un viaje por los Estados Unidos que hace Duke Ellington, uno de los más influyentes compositores de jazz de la historia, junto a Harry Carney, uno de los pioneros del saxo barí­tono, en una de las tantas giras que realizaron con la "big band" a lo largo de 45 años.    

Muchas de las escenas del libro nacen de episodios famosos -como la pelea donde le bajan los dientes a Chet Baker-, a los que el autor define como "standars": "De los cuales doy mi propia versión, expongo los hechos esenciales con mayor o menor brevedad y luego improviso", fiel al espí­ritu del género musical.

"Los músicos de jazz se citan a menudo en los solos: que lo captes o no depende de tus conocimientos musicales. Lo mismo en este caso. Por regla general cabe asumir que lo que se dice es una invención o modificación en lugar de una cita. En todo momento mi propósito es presentar a los músicos no como eran, sino como a mí­ me parecí­a que eran", explica Dyer.

Esas vidas, retratadas por el autor con alto vuelo poético, están marcadas por una incansable búsqueda musical basada en la improvisación, un desbordante talento y una sensibilidad extrema, pero también por una gradual autodestrucción generada por la soledad, el desamor, las drogas y, sobre todo, las grandes guerras que azotaron al siglo XX.   

"El jazz consistí­a en crear un sonido propio, en encontrar la manera de distinguirse de todos los demás, de no tocar nunca lo mismo dos noches seguidas. El ejército querí­a que todo el mundo fuera igual, idéntico, indistinguible, con el mismo aspecto, con la misma mentalidad, que todo fuera igual dí­a tras dí­a, sin cambios", escribe Dyer.

Con sutileza y siempre predominando el trabajo literario al documental, Dyer describe a Thelonious Monk: "Con la música no hací­a concesiones, simplemente esperar a que el mundo comprendiera lo que hací­a, y con el habla era igual, se limitaba a esperar a que la gente aprendiera a descifrar los gruñidos y gemidos que articulaba".  

Y de Bud Powell describe: "Estrofa tras estrofa, siguiendo el ritmo con los hombros, los ojos cerrados, una vena palpitando en la sien, la transpiración lloviendo sobre el teclado, los labios tensos mostrando los dientes, la mano farfullando y bailando como agua sobre una roca".  

Según Dyer, Ben Webster "cargaba su soledad a cuestas como el estuche de un instrumento. Nunca lo abandonaba. Después de los conciertos, después de hablar con los fans y quizá algunos amigos que estaban de paso, después de entrar en un bar y quedarse hasta lo último".  

De Charles Mingus recuerda que "la rabia nunca lo abandonaba. Incluso en calma, la luz de espera de su rabia seguí­a titilando, dispuesta a saltar en cualquier momento. Hasta cuando estaba tranquilo una parte de su cabeza chillaba".  

En referencia a Art Pepper escribe que "acuna el saxo en los brazos. Lo pone en posición vertical, nota cómo las llaves suenan contra los botones del uniforme carcelario. Durante un par de minutos solo toca la melodí­a, luego comienza a alejarse de ella".  

Sobre el libro, ganador del premio Somerset Maugham, el músico estadounidense Keith Jarrett, uno de los pianistas más sobresalientes de su generación, dijo: "El único libro sobre jazz que le recomendarí­a a mis amigos".