Reseña

Subaru Forester 2.0 XT Lineartronic, un gran desconocido

Por Javier Millán |  16 Octubre, 2014 - 17:54
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Si sobre asfalto el modelo muestra un buen equilibrio, es fuera de él donde exhibe su gran potencial, especialmente con la tecnología de tracción integral de la marca.

Subaru es una marca para entendidos, para quienes aprecian su generosa polivalencia en los modelos SUV, sus peculiares motores y su eficiente sistema de tracción integral, que es todo un regalo para las incursiones en el campo y la conducción sobre asfalto en difíciles condiciones de adherencia.

No obstante, en un momento en el que el mercado de los SUV o los crossover es prácticamente el único que tira de las matriculaciones no es comprensible que un modelo como el Forester, con sus cualidades dinámicas y, según versiones, el precio, no tenga más adeptos.

Este modelo de gasolina quizá no, por un disuasorio consumo de combustible, pero hay que recordar que en la gama hay otro de menor potencia, de 150 CV, y un propulsor diesel, uno de los mejores del mercado, que también rinde 150 CV.

Hasta hace unos años Subaru no contaba con propulsores diesel en su gama, lo que le restaba ventas en Europa respecto a sus competidores japoneses.

Al desarrollar su propio motor diesel, Subaru ha conseguido uno de los mejores propulsores, con una arquitectura que conserva la disposición de cilindros horizontales y opuestos, un nivel de ruido y vibraciones difíciles de mejorar, una prestación que sobra y un consumo que es muy atrayente.

Las señas de identidad de este fabricante nipón siempre han sido propulsores bóxer de gasolina y tracción integral, en la que el reparto es del 60% al eje delantero y el resto al trasero.

En el caso de que el eje delantero pierda tracción, un mecanismo de diferencial central de tipo embrague de discos actúa para enviar más tracción al trasero, con lo que el reparto del par llega al 50/50.

Pero la conocida como "dieselización" del parque automovilístico europeo, por la que los consumidores prefieren el gasóleo a la gasolina, ha obligado a Subaru a seguir las tendencias.

Sin embargo, para los incondicionales de la marca Subaru ha vuelto a sus raíces y ha hecho un Forester gasolina a la vieja usanza y con potencia deportiva, más que suficiente, en este caso de 240 CV.

A esa cifra se llega tras modificar el motor de 2 litros con un turbo recolocado por debajo del motor, con inyección directa, pistones reforzados, árboles de levas y un sistema de escape rediseñado.

El propulsor va ligado a una caja automática de variador continuo (CVT) con escalonamiento de 8 relaciones, lo que permite la utilización manual en modo secuencial.

Si se opta porque sea el coche el que gestione el cambio, las marchar se encadenan sin tirones y sin que haya caída de potencia entre una y otra, lo cual es una característica de la tecnología de variador, ya que sube o baja relaciones en el punto justo sin pérdidas de resbalamiento.

Para los que gustan de sacarle más jugo al motor está a mano la opción de utilización manual-secuencial modo secuencial, una alternativa que va a poner siempre la pimienta emocional de la gestión de la transmisión a voluntad, pero sin la fatigosa intervención del pedal de embrague.

El volante lleva de serie levas para subir y bajar marchas, lo que invita a jugar con el límite sin mirar el nivel del aforador de gasolina.

En autopista la conducción es placentera, el coche llanea sin apenas ruidos de aerodinámica, bien controlados en este modelo, a lo que se suma un buen trabajo de aislamiento del motor.

Consustancial a la arquitectura crossover o todocamino, el puesto de conducción está por encima de la línea de un turismo. Así se crea una agradable sensación de dominio sobre todo lo que rodea al vehículo, que también se relaciona con una mayor seguridad en la conducción.

En trayectos virados se percibe con claridad las limitaciones físicas de una carrocería elevada, el mayor peso respecto a un turismo equivalente, en este caso marcado por la mecánica de tracción, y una amortiguación confortable, que no tiene la firmeza suficiente para contrarrestar las fuerzas transversales ocasionadas en el trazado de una curva.

El balanceo de la carrocería es inevitable, pero no es exagerado. Siempre son predecibles y controlables estos movimientos de la carrocería en los giros con una conducción más suave y anticipada.

El ajuste de la suspensión en esta versión tiene una clara ventaja en materia de filtración. Lo que ocurre bajo el neumático apenas se transfiere a la cabina, bien aislada acústicamente, a pesar de una generosa superficie acristalada,, un componente que es, salvo en los modelos de altísimo nivel, una fuente de ruido. En los segmentos superiores del mercado el problema se resuelve con cristales generalmente más gruesos y tecnológicamente tratados para filtrar.

Si sobre asfalto muestra buenas maneras y un buen equilibrio y compromiso dinámico del bastidor en todo tipo de vías, es fuera del asfalto donde el Forester exhibe su gran potencial y cualidades de la tecnología de tracción integral de Subaru.

La caja automática y este propulsor de gasolina constituyen un buen binomio para conducir campo a través. Con esta combinación se evita el característico traqueteo de funcionamiento de un diesel y no hay que estar pisando el embrague para regular la marcha del vehículo en maniobras en las que hay que atacar los obstáculos a baja velocidad.
Esta transmisión de variador impide que el coche pueda calarse y siempre empuja con la fuerza suficiente para salir airoso de los trances camperos.

Aunque el Forester probado no cuenta con caja reductora -en la anterior generación el motor de gasolina de 150 CV sí la tenía-, sí tiene un sistema con el que suplir perfectamente esta carencia: el X-Mode.

Este dispositivo se activa apretando un botón cercano a la caja de cambios que, de forma automática, actúa sobre el control de tracción y otros elementos como el acelerador o el cambio para mejorar la capacidad de agarre del coche sobre terreno deslizante.

Además, conecta el control de descensos (HDC), que mantiene el coche en la velocidad adecuada para evitar deslizamientos peligrosos con la correspondiente pérdida de estabilidad en pendiente, los que puede llegar a tener graves consecuencias. Un vuelco, por ejemplo.

El sistema permite al conductor centrarse en los movimientos del volante y olvidarse de accionar el freno, ya que la velocidad que lleva en estas circunstancias el Forester es realmente baja.

Los 22 centímetros de altura respecto al suelo y las cotas de todoterreno (25 grados de ángulo de entrada, 26 grados de salida y 23 grados de ángulo ventral) hacen fácil lo difícil en el campo.

Si sobre asfalto la filtración de lo que ocurre bajo las ruedas es correspondiente a una berlina de alto nivel, en tierra aún es mejor la absorción de los obstáculos. El trabajo de la amortiguación en pista mantiene las cosas en su sitio y se pueden afrontar largos recorridos sin la fatiga propia a bordo de este tipo de vehículos.

Si el tiempo es lluvioso y el campo está embarrado, el Forester tiene una parte de su maletero destinado a llevar objetos sucios que está entre el espacio de la rueda de repuesto y el propio de las maletas.

También, quizá pensando en estos contratiempos, la unidad probada lleva de serie apertura eléctrica del maletero, que se activa tocando un botón y no pasando el pie por debajo como se estila ahora.

El interior transmite calidad y deportividad, ya que predomina el color negro, con un puesto de conducción que ha sido diseñado para que todo esté a mano y los ajustes eléctricos de la banqueta y del respaldo invitan a ponerse en marcha rápidamente.

Los relojes delante del conductor -separados por un pequeño ordenador que informa, principalmente, de la velocidad de la caja automática, los kilómetros recorridos o el nivel del depósito de gasolina- muestran la velocidad punta y las revoluciones a las que gira el motor.

En la mitad del salpicadero está la pantalla digital desde la que se maneja el navegador, el equipo de música y el teléfono móvil.

Por encima hay otra en la que se muestran informaciones sobre el reparto de la tracción, el consumo o la distancia que se puede recorrer con los litros que hay en el depósito de gasolina.

Por debajo de la pantalla central están los mandos de la climatización automática o para calentar los asientos.

El habitáculo del Forester es mejor para cuatro adultos que para cinco, ya que la plaza central trasera es más estrecha que las de los lados y además aloja el reposabrazos.

El diseño exterior de esta cuarta generación del Forester, que apareció en el mercado en 1997, ha cambiado mucho y se ha buscado redondear más la forma cuadrada que antes exhibía.

Ha crecido a lo largo en 3,5 centímetros y 2,5 centímetros en la batalla, lo que le hace más espacioso.

El pilar A se ha reposicionado hacia adelante para mejorar la visibilidad y los retrovisores ahora están anclados en las puertas, lo que le hace más dinámico visualmente.

Visto por delante lo que más destaca son las diferentes entradas de aire que hay en el morro -en el centro y en los laterales pegados a los antinieblas- para refrigerar el motor y mantener el chasis pegado al suelo.

El paragolpes está abombado buscando el efecto de dar más robustez y más anchura el coche.

En las versiones de menos potencia el paragolpes tiene unas formas más suaves y estilizadas, mientras que en el 2.0 XT tiene un diseño más agresivo y deportivo.

Lateralmente también se ha buscado potenciar la imagen de solidez, para lo que se ha remarcado la anchura de los pasos de rueda, y de deportividad, para lo que se ha montado un alerón trasero en el color de la carrocería.

En el color blanco de la unidad probada cobra además un especial protagonismo las llantas de 18 pulgadas montadas en neumáticos 225/55.

La trasera es algo más sosa y lo que más llama la atención son los dos salidas del tubo de escape.

En conjunto, Subaru ha hecho un vehículo destinado a personas aventureras que para practicar sus deportes preferidos necesitan abandonar el asfalto.

En el caso de que lo que busquen sea un plus de seguridad en carretera la tracción integral es su perfecto aliado.

Además, por su espacio interior, por lo rico de su equipamiento y por lo diferenciador de su diseño es el perfecto compañero de aquellos que no quieren sucumbir a la moda de los SUV de tracción delantera y utilizan el coche para el día a día y para las excursiones todoterreno del fin de semana.

El principal inconveniente de este SUV es el consumo de gasolina, que en la prueba realizada -en la que el 80 % fue por autopista y carreteras de la sierra, y el resto por el campo- no bajó de los 10 litros a los cien kilómetros.

La marca ha homologado un consumo medio de 8,5 litros a los 100 kilómetros, por lo que hay que hacer una conducción sosegada para lograr esa meta.

Características ténicas

Longitud 4,595 m
Anchura 1,795 m
Altura 1,735 m
Distancia entre ejes 2,640 m
Vía delantera 1,545 m
Vía trasera 1,550 m
Peso 1.688 kg
Capacidad depósito 60 l.
Capacidad maletero 505 l.
Coeficiente aerodinámico 0,32 Cx
Posición motor Delantero longitudinal
Alimentación Inyección directa. Turbo
Cilindros Cuatro cilindros horizontales y opuestos (bóxer)
Cilindrada 1.998 c.c.
Potencia máxima 240 CV a 5.600 rpm
Par máximo 350 NM a 2.400-3.600 rpm
Transmisión Automática de 8 relaciones
Velocidad máxima 221 km/h
Aceleración 0-100 7,5 seg.
Consumo medio 8,5 l
Emisiones CO2 197 g/km
Impuesto de Matriculación 9,75 %
Dirección Asistida eléctrica
Diámetro de giro 10,6 m
Frenos delanteros Discos ventilados
Frenos traseros Discos ventilados
Suspensión delantera Tipo McPherson
Suspensión trasera Paralelogramo deformable
Tracción Total
Neumáticos 225/55 R 18
Equipamiento de serie ABS + EDB + VDC
Precio US$53.800.

* Reportaje EFE