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Álvaro Zambrano, la nueva promesa chilena de la ópera

Por Felipe Espinosa Wang/ Deutsche Welle | 14 Febrero, 2018 - 14:22
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Tenor que interpreta uno de los roles principales en “Lo speziale” de Haydn habló sobre los retos de ser cantante en Europa.

"Lo speziale" es una ópera bufa compuesta por Joseph Haydn, con el libreto del dramaturgo italiano Carlo Goldoni. La obra se estrenó en 1768 en Hungría para la inauguración de la casa de ópera del palacio de Eszterháza, también conocido como el "Versalles húngaro".

La ópera se presenta en la Filarmónica de Colonia con la Kölner Kammerorchester bajo la dirección de Jan Willem de Vriend. El tenor chileno Álvaro Zambrano, quien interpreta uno de los roles principales, sobre los retos de ser cantante latinoamericano en Alemania.

- Pocos cantantes pueden darse el lujo de haber sido parte de la Deutsche Oper de Berlín por más de cuatro años y poder haber trabajado en producciones de la mano de grandes como Rolando Villazón. ¿Por qué decidió renunciar para dedicarse a ser cantante independiente en producciones como con la que viene ahora a Colonia?
- La verdad es que no decidí dejarlo, sino que simplemente sucedió. Tengo claro que haber podido trabajar en un teatro así fue todo un lujo. Por lo general, los cantantes comienzan sus carreras en teatros pequeños, con roles pequeños, y yo tuve la suerte de empezar en un teatro gigante, con los mejores cantantes y directores del mundo. Por ejemplo, tuve la posibilidad en mi primer año en la Deutsche Oper de hacer grandes roles como el de Tamino (La flauta mágica de Mozart), lo que fue siempre mi sueño. La Deutsche Oper indudablemente me ayudó muchísimo. Otro ejemplo fue la producción de La rondine que hice con Rolando (Villazón), donde se trabajó con mucho detalle, y así se aprende bastante, como, por ejemplo, estar pendiente de la luz o de los televisores. En cosas técnicas también se aprende mucho de gente que tiene inmensa experiencia sobre el escenario, sobre todo con cantantes de la liga de Rolando. Sin embargo, después de una temporada de aprendizaje, tras cuatro años, ya fue momento de conocer gente nueva y tener nuevas experiencias. Sobre todo me llamó la atención hacer proyectos más alternativos, porque cuando trabajas en pequeños grupos, aprendes mucho más. Estar en la Deutsche Oper también tiene desventajas, ya que es como trabajar en una fábrica grande, y no puedes tener tanto control de todas las cosas que suceden. Ahora puedo tomar mis propias decisiones en el escenario. Desde el punto de vista escénico tengo más flexibilidad.

- ¿Qué lo motivó a trabajar en la producción presente, la ópera "Lo speziale” de Haydn, con la que está viajando ahora por varias ciudades europeas como Zúrich, Barcelona o Rotterdam?
- Una ópera cómica de Haydn ya de por sí es especial. Además es muy raro escuchar óperas de este compositor. Me llamó también la atención el libreto, que es buenísimo. Es una de las óperas más divertidas que he tenido que hacer en el escenario. Yo hago el rol de Mengone. Y soy el ayudante de Sempronio en la farmacia haciendo las recetas. Lo chistoso es que mi personaje no sabe leer, así que Mengone ni siquiera sabe qué le está recetando a los pobres pacientes. La música es increíblemente cristalina, por momentos muy pasional. Me llama la atención que tenga tantos colores a pesar de ser una ópera clásica, que no tiene nada que ver con las óperas, como por ejemplo, de Puccini.

- ¿Cuál fue el camino que lo condujo desde La Serena, Chile, hasta las salas más renombradas de Europa?
- La persona que desde el inicio me motivó a ser músico, más que a ser cantante, fue mi padre. El siempre me motivó a tocar la guitarra, a cantar. Después me inscribió y obtuve una beca para una escuela de música parecida a las escuelas del sistema de Venezuela. Ahí estudié piano. Así que hice mi carrera siempre como músico pero sin querer ser cantante, no estaba convencido de serlo. Fue después cuando entré a la Universidad Católica en Santiago que hice una audición y me escuchó una profesora alemana, una especie de mecenas, quien me tomó y me dio una beca para estudiar. Después de unos años también me becó para ir a Alemania a estudiar.

- ¿Cómo describiría su experiencia como chileno en Alemania?
- Cuando llegué a Alemania, todavía me acuerdo, el 20 de abril de 2009, sentí que volví a nacer. Ver cómo era todo en Alemania me dio la sensación de como si estuviera empezando de cero. Me sentí liberado de todos los estigmas, por ejemplo, el de las clases sociales en mi país. Además, la gran oferta cultural que hay en Alemania, que es increíble, fue algo muy positivo. Desde otro punto de vista, la soledad siempre te juega en contra como persona y como artista, pero creo que es el precio a pagar para lo que nosotros hacemos.

Artísticamente me favoreció mucho ser chileno, ya que en Chile se aprenden muchas cosas musicales a través de la sola experiencia, simplemente tocando e improvisando, sin ser precisamente muy estructurado. Esto me benefició en Alemania, ya que aquí la gente aprende todo pero no por la experiencia, sino a través de la universidad o de la escuela. Me refiero, a través de libros.

 

- Justamente lo latinoamericano, y su música, es un elemento que se mantiene central en su vida privada y artística. Usted aparte de ser cantante de ópera, canta en la banda de música latinoamericana Los Pitutos…
- Es importante porque es lo que me mantiene ligado a mi cultura. En la banda Los Pitutos trabajo con gente que conozco desde Chile, como el caso de Matías, que es el principal cornista de la Filarmónica de Múnich. Creo que este proyecto es fuerte, porque nos une como amigos y nos brinda la posibilidad de demostrar en Europa que lo que tenemos en Sudamérica es rico. Igualmente la constelación es interesante: es raro tener en una banda latinoamericana a un cantante de ópera y a un cornista, en la mayoría de las veces tienes a un trompetista o a un trombonista. Nuestro bajista y productor estudió música barroca toda su vida. El que toca las congas está terminando en Berlín su máster en percusión clásica. Y el guitarrista eléctrico de la banda está terminando su máster en guitarra clásica. Así que es la unión de lo que nos ha enseñado la academia, pero también de lo que nosotros podemos ofrecerles a las demás personas como identidad, lo que tenemos dentro.

- Con estos dos proyectos, usted lidia constantemente con dos polos: el repertorio latinoamericano y el "clásico". ¿Se complementan, se contradicen?
- Para mí, las dos cosas son lo mismo. La diferencia reside solo en la forma de ejecución: la técnica podrá ser distinta, mas no el mensaje, que siempre es el mismo. Por ejemplo, al cantar no tengo ningún complejo de mostrar mi voz en el repertorio latinoamericano o en la ópera, porque para mi es la misma voz, solo que, como dije, la forma de ejecutarlo es diferente. En mi caso, mi idea siempre ha sido acercar la música clásica al mundo popular; muchas veces los músicos clásicos están tan metidos en su burbuja que se olvidan un poco de lo que realmente significa la música y se enfrascan solo en lo que llamamos clásico. Entre estilos, para mí no existe una separación.