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Buzios, un lugar predilecto de veraneo para los "ricos y famosos"

Por El Observador / Lifestyle | 20 Junio, 2015 - 10:19
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La élite de la sociedad paulista y carioca, aún en su versión más gasolera, también visitan esta localidad brasileña que sigue siendo un destino top.

Si miran hacia la izquierda, en la cima del morro, podrán ver una mansión de paredes blancas. Es la nueva casa de verano de Ronaldinho y le costó US$7 millones. El guía del barco que surca en este momento las transparentes aguas de la bahía de Joao Fernandez hace un momento de pausa en su relato para dar espacio a los comentarios sarcásticos y las expresiones de asombro de algunos de los pasajeros de la excursión.

Estamos a bordo del “Flor do Amor”, un navío antiguo y encantador que promete llevarnos por 12 playas y tres islas alrededor de Buzios, con las imponderables paradas para “mergulho” y baños de mar. “Junto a la casa, a la derecha, se encuentra el hotel Colonna Park, donde Madonna se hospedó junto a su novio, el joven modelo brasileño Jesus Luz cuando vino a Buzios por un fin de semana”, remata en portugués con marcado “sotaque” carioca.

A estas alturas, y considerando que tengo un panorama bastante completo de la oferta hotelera de este topísimo reducto, no tengo dudas de que Madonna haya pasado por el mismo lugar por donde desfilaron tantas celebrities...lo que me genera duda es que haya compartido hotel con viles mortales de clase turista como nosotros.

Tomo nota mental para googlear el dato más tarde y me dedico a disfrutar de las caipirinhas que me prepara un morocho muy parecido a Gopher, el barman del Crucero del Amor, acompañadas de pinchos de camarón y postres de acai que compro a vendedores ambulantes que se acercan a la “escuna” en chalupas cada vez que fondeamos.

Las bellezas de algunas de las 23 playas de este antiguo enclave poblado por brasileros y argentinos casi por igual, empiezan a desfilar frente a nuestros ojos. Salimos hace poco más de 20 minutos del muelle ubicado justo donde termina la Orla Bardot sobre las aguas de Armacao de Buzios y comienza la Rua das Pedras (una suerte de Gorlero buziano), cuya trastienda es la Praia do Canto.

Luego de sortear la Ilha do Caboclo y navegando en paralelo a la bahía de Armacao que alberga gran parte de los taxis de agua que llevan turistas de una playa a otra, nos dirigimos a Praia dos Ossos, otra playa “urbana” con arenas con pocos turistas pero aguas muy ajetreadas con el ir y venir de embarcaciones que fondean allí. Justo al lado de la archipoblada Joao Fernandez (y su vecina Joao Fernandinho), donde no queda virtualmente un centímetro de arena libre de sillas de playa y sombrillas, aparece Azeda.

Esta escueta lengua de arena encostada contra una antigua construcción tiene una bahía con agua cálida y su fama, como muchas atracciones de Buzios, está ligada a Brigitte Bardot: fue en sus arenas en las cuales la actriz francesa hizo un comentadísimo y “escandaloso” topless.

La siguiente parada es en Tartaruga, la playa preferida de las tortugas marinas, ya que en su bahía crece un alga de la cual se alimentan. Si bien hay varios barracones y clubes de playa sobre la arena, todos equipados con una nutrida carta a base de “peixe” (pescado),“camarao” (camarón) y todo tipo de actividades náuticas, muchos encuentran esta playa un tanto incómoda, precisamente por la abundancia de las algas en la orilla.

En todo caso, si la idea es “buscar a Nemo”, entonces alejándose unos pasos de la orilla y adentrándose en la bahía es posible avistar alguna que otra “tartaruga” (tortuga) y los simpáticos peces de colores que juegan de locales en casi todas las playas del lugar.

El desfile de playas sigue: Ingreses, Ferradura, Ferradurinha (pareciera que las playas más importantes siempre tienen una hermana menor) y, finalmente, con la Ilha do Caboclo y el muelle de retorno a la vista, la embarcación bordea una íntima caleta con una minúscula porción de arena llamada Praia dos Amores la cual, según el guía, es la “responsable del 90% de la población buziana”.

El sol va cayendo y se refleja en los grandes ventanales de las antiguas casonas reconvertidas en galerías, restaurantes y negocios de ropa que balconean al mar. Las “escunas”, estas embarcaciones tan populares aquí y en el nordeste, vacían su cargamento de asoleados y “alegres” pasajeros que pasaron el día degustando caipiras en alta mar en el muelle que también recibe a los lanchones provenientes de los cruceros anclados frente a las costas de la península y la movida de la Rua das Pedras ya comienza a sentirse en el aire mientras la Orla y la bahía se visten con pequeñas luces titilantes.

Por siempre Brigitte

La llaman la "madrina del turismo” en Buzios; tiene una placa en la casona donde se quedó, una estatua de bronce tamaño natural, una rambla y un cine (el único de Buzios) que llevan su nombre.

Brigitte Bardot visitó dos veces en un mismo año vez en Buzios -y de esto ya ha pasado más de medio siglo-, sin embargo, bastó para que su visita catapultara a la fama a este lugar que en ese entonces era un rústico pueblito de pescadores y le valió el título de el “St Tropez brasilera”.

Buzios era por entonces un secreto bien guardado por la clase alta carioca y paulista que, desde los años ´50, solía escaparse al otrora enclave portugués frecuentemente saqueado por piratas, con el fin de vivir una tranquilidad “rústica” en contacto con la naturaleza.

En 1964, en pleno auge de su carrera, Brigitte Bardot había visitado Rio de Janeiro en compañía de su enamorado brasilero-marroquí Bob Zagury. Sus días en en la capital carioca fueron una verdadera tortura debido al acoso de los fans y la prensa. Fue entonces que, resignada a tomar sol en la terraza cerrada de un apartamento, se enteró de la existencia de Buzios, una pequeña aldea ubicada en un lugar paradisíaco donde nadie la molestaría.

Brigitte y Bob llegaron al lugar un 13 de enero de 1964 y se alojaron inicialmente en la casa del representante de las Naciones Unidas por Brasil, André Mourasieff en la playa de Maginhos. Durante su visita, la Bardot convivió con las personas locales y lo disfrutó especialmente.

Bardot volvió una segunda vez el mismo año, alojándose entonces en la casa del argentino Ramon Avellaneda, sobre la actual Rua das Pedras, donde hoy funciona la Pousada do Sol y el restaurante Cigalon, pero esta vez, la prensa no la dejó en paz y Brigitte nunca más volvió a Buzios.

Desde entonces, el balneario se convirtió en destino vacacional de las principales figuras del jet set internacional y una letanía de celebridades lo visitaron. En 1976, Mick Jagger atascó su limusina en una de las calles de arena; luego de sorteado el inconveniente, pudo visitar el lugar y se “colgó” tocando la guitarra en la Playa do Canto para los pescadores y un grupo de adolescentes cariocas.

Hay un antes y un después de la visita de Bardot pero, lejos de resentirlo, el pueblo buziano celebra a la actriz francesa a la que han dedicado, entre otras cosas la Orla Bardot, una sinuosa rambla que bordea la playa de Armacao y que está franqueada por una estatua de bronce de tamaño natural que la inmortaliza en su juventud, sentada sobre una maleta y mirando el mar.

Buzios by night

La vida nocturna de Buzios ha evolucionado junto con el balneario y hoy tiene una propuesta para todos los gustos. Desde una sucursal de "Pacha", el reconocidísimo boliche electrónico oriundo de Ibiza, que tiene una sucursal en Buzios hasta restaurantes franceses como el paquetísimo "Cigalón", el movido "Patio Havana" con sus ventanales a la Praia do Canto, rodizios, espetos corridos y boliches abiertos a la coqueta peatonal adoquinada.

Buggy

El vehículo “oficial” para recorrer Buzios son los Buggys, vehículos areneros descapotables con motor Volkswagen que trepan ruidosa pero efectivamente, las empinadas pendientes de los morros que abundan en el balneario.

Los Buggys se alquilan en varios locales distribuidos entre el centro y Joao Fernandez; no siempre se encuentran en el mejor estado de mantenimiento por lo cual es prudente hacer un chequeo general al recibirlos. Muchos hoteles trabajan regularmente con casas de alquiler de estos vehículos por lo cual es posible ordenarlos directamente en la recepción y los mismos son traídos al establecimiento o los pasajeros levantados y llevados al centro de alquiler. Se pueden alquilar por hora, día o semana.

En caso de que alquile uno por más de un día y quiera visitar el centro o la Rúa das Pedras tenga en cuenta que, si el buggy tiene matrícula de Buzios, no paga estacionamiento en las zonas habilitadas para parking “rotativo”. Caso contrario deberá buscar a un empleado de la municipalidad (visten casacas celestes) y abonar el ticket en el momento o se arriesga una multa.

Los vehículos pueden usarse en todo Buzios sin pasar del portal; para los hoteles en playas más lejanas como Rasa o Manginhos hay que hacer consulta con cada rentadora.

Al natural

Para los naturistas, Buzios cuenta con una playa nudista; la misma se llama Olho de Boi y tiene un acceso “indirecto” por una “trilha” o camino desde la playa Brava.

Está protegida de mar abierto por un estrecho desfiladero formado por altos acantilados de agua azul y arena cubierta con conchas marinas. En el lado izquierdo, caminando por las rocas, se llega al “paredón”, donde las olas al golpear las rocas caen en forma de cascada. La extensión de esta playa es de apenas 100 metros.

Con niños

Una de las playas preferidas por las familias es Ferradura con su Summer Park que ofrece alternativas como unos pedalines en forma de cisnes gigantes.

En Praia Brava, el club de playa-parador tiene un Kid´s Club muy entretenido. Por las noches y tardes que no rindan para playa, el Adrenalina Park tiene las típicas “maquinitas” y algunas propuestas más “emocionantes” para rebotar y divertirse.