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El ''museo de los corazones rotos'' itinerante que se nutre de donaciones

Por DPA/ Jonas-Erik Schmidt | 26 Agosto, 2016 - 10:53
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Antes de inaugurar la muestra en cada ciudad, los artistas croatas Olinka Vistica y Drazen Grubisic piden contribuciones al público local a cambio de anonimato.

Al final, la mujer que atesoraba las pelusas que le había sacado a su ex novio del ombligo no quiso dárselas a Kai Kullen, el curador del "Museo de las Relaciones Rotas" ("Museum of Broken Relationships"), una singular muestra que acaba de llegar a Alemania.
 
"Las tenía guardadas en un frasquito. Como una reliquia", cuenta Kullen.
 
Otros, en cambio, se atrevieron. El museo -en realidad se trata de una muestra itinerante- reúne todo tipo de objetos cotidianos que cuentan historias de una relación acabada y de corazones rotos.
 
El proyecto es obra de los artistas croatas Olinka Vistica y Drazen Grubisic, que han juntado de esta forma miles de objetos. La exposición puede visitarse hasta el 15 de mayo de 2017 en el marco de un festival en la ciudad alemana de Colonia.
 
La colección de reliquias de romances fracasados se nutre de donaciones. Antes de inaugurar la muestra en cada ciudad, los artistas piden contribuciones al público local a cambio de anonimato.
 
 
Cada objeto debe estar acompañado por un par de frases a modo de explicación. No se puede comprobar si las historias son reales, pero el anonimato fue la única forma que encontraron los organizadores para echar un vistazo al interior de los corazones rotos.
 
Algunos objetos hablan por sí solos como el vestido de novia chamuscado y metido en un frasco. O los restos en el "rincón de los fetiches", como lo denomina Kullen. Ahí se encuentra por ejemplo un consolador que el novio regaló a la novia porque la pareja se había jurado no tener relaciones antes de la boda.
 
En otra esquina se encuentra una espada japonesa traída por una mujer de un viaje por Asia. El obsequiado se enteró de que los japoneses usan este tipo de espada para suicidarse según el ritual del harakiri. Poco después, la relación se cortó.
 
Otros rescoldos de amor pasado son menos llamativos, como dos tazas con las asas rotas que acompañaron a una pareja hasta que él rompió por Skype durante una estancia en una universidad en el extranjero. "Había conocido a otra diez años menor, au-pair y taaaan abierta al mundo", comentó la abandonada.
 
 
Ira, desesperación, duelo, incredulidad, vergüenza, todo el que sufrió un desengaño amoroso en la vida se siente identificado en este museo. Algunas historias son raras y estridentes, otras hablan de un amor que va muriendo en silencio.
 
La exhibición también tiene aristas pedagógicas al perfilarse ciertos patrones de conducta. Por ejemplo: que las estancias largas en el extranjero pueden ser un peligro para la pareja. O que los festejos de carnaval pueden jugar una mala pasada.
 
Angelika Jäkel expone abiertamente lo que le dejó al museo: un cajón lleno de rosas, té y también cabello. Cuenta que juntaba eso para su novio. Los dos se conocieron en los carnavales de Colonia en 2001. Seis años más tarde se toparon nuevamente en el mismo lugar y creyeron que era una señal del destino.
 
Él vivía en París, pero la relación persistía a la distancia. "Después cometí el gran error de permitir que se mudara a mi apartamento". En un momento dado, él decidió cortar por SMS. Y dejó el cajón con los recuerdos. No sabe que ahora están en un museo.