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"Fotógrafo en Nueva York", el libro que reúne las mejores imágenes tomadas por Rufino Tamayo

Por LifeStyle/ Excélsior | 7 Marzo, 2016 - 06:21
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Curada por el fotógrafo Pablo Ortiz, la publicación es considerada una joya para entender la cultura visual del reconocido pintor mexicano

Considerado como uno de los pintores mexicanos de mayor importancia del siglo XX, siendo además uno de los primeros artistas latinoamericanos que consiguió reconocimiento y difusión internacional, Rufino Tamayo nace en Oaxaca (hijo de indígenas zapotecas) el año 1899 y fallece .

Su estilo se caracteriza por integrar plásticamente la herencia precolombina autóctona, la experimentación y las nuevas tendencias pictóricas que revolucionaban los ambientes artísticos europeos a comienzos de siglo.

La mezcla es distinta a la escuela tradicional del muralismo, quienes prefieren mantener una absoluta independencia estética respecto a las tendencias europeas y tener su fuente de inspiración sólo en la historia precolombina, marcadamente indigenista.



Tamayo terminó distanciándose del movimiento muralista por su falta de motivación ideológica y revolucionaria. Esa mirada más libre sobre su contexto histórico y artístico explica su deambular por muchos lugares del mundo. Nueva York fue uno de esos puntos.

Le gustaba tomar su cámara estereoscópica para retratar ese paisaje cosmopolita que siempre ha caracterizado a la ciudad de la manzana, dominado por un horizonte con torres de concreto, barcos que paseaban en el río Hudson, espacios saturados de luces y anuncios, o pistas de hielo.

De todo eso da cuenta el reciente libro "Tamayo: Fotógrafo en Nueva York". Esas imágenes se publican por primera vez entre los años 50 y 60; a simple vista se puede apreciar que no son las imágenes de un turista aficionado sino el ejercicio lúdico de un artista que no pudo ocultar la educación de su mirada.



Llama la atención su gusto por lo tridimensional y un talento innato para componer escenas de una ciudad bañada por la luz y la sombra. La publicación cuenta con el criterio selectivo y el comentario del fotógrafo mexicano Pablo Ortiz, quien explica que el volumen es una joya que contiene la mirada fotográfica de Rufino Tamayo.

“El libro nos acerca a cómo veía Tamayo esta ciudad, con sus grandes edificios, teatros, parque y cuerpos de agua, sus puentes, barcos y encima de todo eso… la actividad frenética de los neoyorquinos”, explica Ortiz en la prensa.

Tamayo no sólo retrata a Nueva York. También capta paisajes de Egipto, Tailandia, Japón, Marruecos, Bolivia, Guatemala, México, Estados Unidos, Francia, Alemania, Italia, Inglaterra y España.

“En primera instancia pensé en hacer un popurrí de imágenes, pero el editor Ramón Reverté nos recordó que Tamayo se construyó artísticamente en Nueva York”, explica el curador.

En 1926 visita esta ciudad por primera vez y, a partir de ese momento, el artista permanece dos años y consigue exponer su trabajo en el Art Center. Luego vuelve en 1936 como representante de la Asamblea Nacional de Productores de Artes Plásticas para participar en el American Artists’ Congress.



Al poco tiempo de llegar le ofrecen trabajo en el Dalton School of Art en Manhattan durante más de dos décadas, de cuyo viaje surgió la siguiente idea: “Fui a Nueva York para entender lo que la pintura era en realidad. Estábamos ciegos aquí en México, y Nueva York me hizo consciente de todas las tendencias y corrientes que existían en esos años, Nueva York me mostró lo que era el arte”.

Entonces se dio cuenta que la línea marcada por “los tres grandes” (Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco), quienes afirmaban que no había más ruta que la suya, no era del todo cierta, sin importarle que lo acusaran de ser un pintor burgués.

Pablo Ortiz detalla que los originales de estas imágenes son resguardadas por la Fundación Tamayo y que se encuentran en perfectas condiciones.