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La difícil ruta de los veganos en Uruguay, el paraíso de la carne

Por El Observador/ LifeStyle | 5 Septiembre, 2015 - 15:54
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Con convicciones que niegan el maltrato y la matanza animal, sea cual sea la finalidad, los veganos proponen un estilo de vida en el que los animales no sean utilizados como mercadería.

En Uruguay la carne no es sólo un alimento. Es una constante del paisaje, con las ubicuas vacas que pastan en los campos. Es una cifra, encargada de impulsar parte importante de la economía. 
Y, en lo cotidiano, es una costumbre, un elemento gregario que une a amigos, familias y hasta conocidos junto a la parrilla.
 
Sin embargo, hay quienes, cada vez más, buscan otras fuentes de alimentación, suplementan sus dietas de la manera más planificada posible y rechazan el papel casi indiscutido de la carne en la identidad culinaria (y cultural) de los uruguayos. 
 
Entre ellos, los más extremistas son los veganos, quienes, a diferencia de los vegetarianos, no aceptan las excepciones y defienden una abstención total a utilizar o consumir productos de origen animal. Con esa premisa, las dietas veganas erradican carnes, huevos, leche y derivados, así como otras sustancias producidas por animales, como la miel.
 
 
Según la nutricionista Valentina Baccino, los veganos comenzaron a tener una presencia más notoria en Uruguay hace un par de años. "Antes se veía, pero no el vegano estricto, sino el vegetariano que no comía carne, pero sí leche, huevos y miel", comenta a El Observador. Sin contar con productos o derivados de animales, la dieta vegana se centra en cereales, leguminosas, vegetales, frutas y derivados de la soja. Asimismo, los veganos consumen quinoa, chía, cuscús y trigo burgol, así como leche de almendras o arroz.
 
El veganismo, no obstante, no se limita a las fronteras que impone cada plato. Aunque hay quienes se aproximan a este tipo de dieta con la intención de "comer mejor" u optimizar su salud, los que mantienen el compromiso son aquellos que le imprimen una postura filosófica.
 
Con convicciones que niegan el maltrato y la matanza animal, sea cual sea la finalidad, los veganos proponen un estilo de vida en el que los animales no sean utilizados como mercadería, tanto en el consumo alimenticio como en la producción de ropa, la experimentación o el entretenimiento de los humanos.
Para Magdalena Sagarra, vegana desde hace más de cuatro años, su blog gastronómico para veganos, Caramelos de Lima, es su propia forma de activismo. La también vegana Julieta García forma parte del grupo For The Animals Uruguay, donde no solo se busca promover esta dieta, sino también potenciar el activismo a través del rechazo al tráfico, el maltrato y la venta animal.
 
García, en su sexto mes de embarazo, forma parte del público vegano más crítico, pues necesitan suplir sus necesidades nutricionales y las de su bebé. No obstante, García comenta que no ha tenido dificultades. Al estar asesorada por dos nutricionistas, sus exámenes de sangre solo han arrojado resultados alentadores.
 
Pese a que no hay cifras que revelen el alcance real de este estilo de vida, se ha notado un crecimiento en la oferta de locales para los veganos. Cuando comenzaron a informar sobre locales de comida para veganos en Caramelos de Lima, Sagarra y su colega María Noel Silvera consideraban que el universo se iba a agotar, pero los hechos les demostraron lo contrario. 
 
"Hemos visto que crece cada vez más. Abren nuevos lugares, otros que ya existían renuevan su carta y mucha gente crea emprendimientos. Se toma más en cuenta que existe ese público", señala.
 
En cuanto a precios, agrega que una dieta basada en frutas, verduras, legumbres, frutos secos y cereales no es tan costosa: "Mucha gente piensa que ser vegano es caro, pero se confunde el veganismo con otras formas de alimentación, que también incluyen superalimentos que no son indispensables para un vegano".