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La minifalda, tan inocente como arriesgada

Por Carmen Martín | 7 Julio, 2014 - 09:58
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Corrían los años sesenta cuando Mary Quant y Andrés Courrèges, cada uno por su lado, acortaron la falda quince centímetros, un corte tan inocente como arriesgado que revolucionó el armario femenino.

Para algunos, la minifalda nació en 1962 de la mano de Andrés Courrèges; para otros, dos años mas tarde, gracias al carácter provocador de la diseñadora Mary Quant.

Fechas y autorías aparte, lo que sí es cierto es que los 60 fueron años en los que primó el desenfadado y la alegría, pero al final también la preocupación por la situación mundial. La prolongación de la Guerra de Vietnam, el escándalo del Watergate en Estados Unidos y la crisis del petróleo desvanecieron ese optimismo.
 
Según el escritor Dorling Kindersley, en su obra "Moda, historias y estilo", este nuevo aire de libertad femenino, abanderado por la píldora anticonceptiva y la incorporación de la mujer al mundo laboral, se reflejó también en la moda.

Jóvenes diseñadores británicos como Mary Quant y John Bates, Marion Foale y Sali Tuffin, Caroline Charles y Jean Muir, y franceses como André Courrèges, Emanuel Ungaro y Pierre Cardin experimentaron con patrones más juveniles, ideados para jóvenes que no deseaban vestir como sus madres.

Y, precisamente, de esa agitación social y necesidad de cambio, nació la minifalda, que, año tras año, fue subiendo el bajo hasta llegar a medio muslo en 1967.

La mini resultó ser una prenda práctica y versátil, con una silueta "evasé" que sentaba bien a cualquier tipo de figura. "Su sencillez permitía lucirla en ocasiones formales e informales", explica Dorling Kindersley.

A partir de ese momento, la minifalda fue aceptada como una de las innovaciones más refrescantes y rompedoras en una industria acostumbrada a normas tácitas muy rígidas.

La coquetería femenina y la libre expresión irrumpían con fuerza en un entorno altamente conservador, donde la seducción y ciertas partes del cuerpo de la mujer, desde aquellos felices años 20, sólo se podían adivinar.

Desde entonces, y ya han pasado cincuenta años, esta prenda ha sufrido distintos grados de popularidad, pero, eso sí, jamás ha llegado a desaparecer del guardarropa femenino.

Es más, el diseñador francés Jean-Paul Gaultier tuvo la osadía de introducir la minifalda como una propuesta más dentro de sus diseños masculinos.

Mary Quant & Courrèges 

Según las hemerotecas y los libros de historia de la moda, Mary Quant, diseñadora británica, fue la autora de este atrevido acto que revolucionó el concepto de la feminidad y marcó una nueva tendencia en las prendas.

La historia de la minifalda empieza con un desfile el 10 de julio de 1964, en el que Mary Quant presentaba su propuesta de verano a base de faldas minis que dejaban al descubiertos los muslos.

Así, sobre una pasarela, dio sus primeros pasos la minifalda, que, arropada por miradas atónitas y también expertas, deseosas de juzgar y poner un adjetivo a la colección. ¿El resultado final? Un rotundo éxito.

Este éxito dio la vuelta al mundo en menos de 80 días y, poco después de ese sensual espectáculo, empezaron a surgir voces que reivindicaban la autoría del invento.

El modista francés André Courrèges sostuvo que había creado la minifalda mucho tiempo antes del desfile de Mary Quant, pero no consiguió demostrarlo.

Y a falta de documentación y pruebas que lo justifiquen, la minifalda fue inventada por la diseñadora británica, quien asegura que "la minifalda no surgió de una manera concienzuda: fue una explosión, una necesidad, la juventud lo pedía a gritos".

La creadora ha dicho en varias ocasiones que "la diseñé pensando en mí y en mis amigas; nunca creí que llegaría a tener tanto éxito, aunque mi mayor éxito fue ser útil a la época y a la generación a la que pertenece".

* Reportaje EFE