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La moda sin Gianni Versace a 18 años de su partida

Por Agencia / Lifestyle | 15 Julio, 2015 - 15:46
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Influencias de Andy Warhol, del arte griego y romano, así como del arte abstracto moderno, fueron algunos de los sellos del diseñador italiano que supo diversificar su estilo con colecciones originales entre sí, siempre lujosas, barrocas y de mucho colorido.

Era la década de los '80 y Gianni Versace se lucía dentro del mundo de la moda. Por ese entonces, su marca alcanzaba notoriedad mundial tanto por su estilo y talento, como el impulso que le dio el que famosos de Hollywood y cantantes empezaran a elegir sus prendas. Liz Taylor y Elton John estuvieron dentro de las estrellas que lo prefirieron.

Este modisto, diseñador y empresario no pasó desapercibido gracias a su estética exuberante y muy atrevida en colorido y materiales, donde lo kitsch, los tonos flúor y dorados, se mezcla con una tendencia barroca hasta vampirizar estéticas de siglos pasados.

En sus trabajos, se aprecia influencias de Andy Warhol, del arte griego y romano, así como del arte abstracto moderno.

Uno de sus principales legados fue su capacidad de reunir elementos clásicos y mezclarlos con materiales nuevos, además de interviniendo su forma, afirman los curadores del Museo de la Moda de Chile.

Las mujeres que vestían un Versace se caracterizaban por ser más bien seductoras y sensuales.


Géneros de lujo como el cuero y la seda combinada con metales y materiales laminados, eran las lecciones predilectas por este joven diseñador que, a principios de los 80, se inspiraba de la historia para crear piezas de malla metálica, como las tenidas de caballeros, representando las épocas del Renacimiento y del siglo XIX.

En 1990 Versace cambia radicalmente, cuando se inspira en el arte y presenta una colección Alta Costura, con vestidos de noche, voluptuosos, con una paleta de colores deslumbrante para una clientela acaudalada.

Algunas de sus piezas forman parte del patrimonio del Museo de la Moda de Chile, entre ellas la colección de primavera estampada por los retratos de Warhol en serigrafía, siendo el más icónico el vestido largo con las caras de Marilyn Monroe y James Dean.


La sexualidad también formó parte de la estética de Versace, como en la colección Bondage O / I (1992), con trajes fetichistas, apropiándose de las correas de cuero y de zapatos de tacón de aguja. El cuero negro es el material preferido, el que esculpe, acolcha, cose y clavetea para hacer vestidos y chaquetas híper ceñidos.

De esta época el Museo también cuenta con un representante: el vestido negro, cuyo escote vertiginoso y costados, son mantenidos por alfileres de gancho de Kilt en oro y plata adornado con la cabeza de Medusa en strass.

Los colores brillantes, los estampados con grandes motivos barrocos, la llave griega y la omnipresencia del oro son la firma de Versace, tanto para los hombres como para las mujeres. Usa regularmente el oroton, la tela metálica que inventó y patentó en 1982.

La Medusa moderna de Versace

Versace siempre disfrutó estar entre el mito y la realidad, la antigüedad y la modernidad, lo apolíneo y dionisíaco, conectando la opulencia del arte con la cotidianidad, aseveran los curadores.  

A través de su relación con el arte griego y romano entiende perfectamente que la seducción es un valor fundamental y quiere trasmitirlo a través de la belleza, lo sofisticado, lo excesivo, la fuerza y la pureza que emitan sus colecciones, agregan.

Sus influencias culturales se van a concretar en un solo símbolo, el cual se convertirá en el emblema de su creación y empresa: La Medusa.


Es el momento en que el mito se vincula con la modernidad y se usa para liberar simbolismos seductivos, sensuales y creativos. Seguramente él había leído los mitos antiguos que describen tres hermanas divinas, hijas de monstruos clónicos, de las cuales una de ellas era mortal, Medusa. Convertida en un monstruo por culpa de la seducción de Poseidón, su hermoso cabello dorado fue trasformado en serpientes y su mirada convertida en arma, pues quien la mirara se transformaría en piedra.

Una vez que este monstruo fue decapitado, la diosa Atenea la integra a su coraza de piel de cabra como nueva arma, ya que conservaba la capacidad de petrificar con su mirada. Medusa surge así como un símbolo de fuerza, poder y al mismo tiempo de protección.

Gianni Versace escoge a Medusa como emblema de su marca como alegoría de fuerza, de poder, de seducción y de dinamismo del individuo moderno.

Ahora la mujer podría a través de sus colecciones quitar la respiración a todos sus admiradores como una “Medusa Moderna”, convirtiéndose en una atracción fatal y al mismo tiempo la protagonista principal que seduce, conquista e inspira una cotidianidad llena de vida y colores.  

Las primeras puntadas

Versace tenía 20 años cuando empezó a trabajar en la tienda familiar en Calabria, Italia, donde ayudaba a su madre en el bordado de piedras preciosas e hilos de oro en vestidos.

A fines de 1972, el diseñador se instaló en Milán y comenzó a trabajar para Callaghan y Genny & Complice, luego de seis años, el empresario logró instalar su propia casa de costura en la misma ciudad.

Rápidamente comienza a recibir reconocimiento internacional. El mismo año, entra en colaboración con Avedon para sus campañas publicitarias.


En 1982 presenta sus colecciones en París y Estados Unidos, además de trabajar en creaciones de vestuario para el Teatro de la Scala. A estas alturas, ya se habían abierto 140 tiendas exclusivas de la familia Versace.

El 15 de julio de 1997, durante una mañana de verano, Versace es asesinado frente a su mansión mientras regresaba de su acostumbrada caminata por el paseo de Ocean Drive en Miami. El asesino en serie Andrew Phillip Cunnanan, quien luego de cometido el crimen se suicidó.

La dirección de la casa pasa a manos de su hermana Donatella, encargada de que la marca hoy en día esté posicionada como una marca elegante y sofisticada, sin que deje de brillar sobre las pasarelas.