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La Ruta de las Siete Iglesias de Santa Elena en Ecuador

Por Andes | 3 Abril, 2015 - 15:08
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A medida que el visitante se acerca a esta apacible urbe ecuatoriana, que lleva el mismo nombre de su provincia, se puede apreciar que esas infraestructuras, de 72 metros de altura, corresponden a la catedral Emperatriz Santa Elena, un antiguo templo construido en su mayor parte en madera de guayacán, árbol típico de esta zona.

A lo lejos en la autopista Guayaquil-Salinas lo primero que se divisa al llegar a la capital de la provincia costera de Santa Elena son dos majestuosas torres que se confunden entre el cielo azulado y los cerros dominados por el bosque seco tropical.

A medida que el visitante se acerca a esta apacible urbe ecuatoriana, que lleva el mismo nombre de su provincia, se puede apreciar que esas infraestructuras, de 72 metros de altura, corresponden a la catedral Emperatriz Santa Elena, un antiguo templo construido en su mayor parte en madera de guayacán, árbol típico de esta zona.

Sus finos acabados de estilo colonial, tanto en el exterior como el interior de la catedral, hablan de la reconocida habilidad de los artesanos de esta localidad para tallar la madera.

La iglesia, cuya fecha de creación no se ha establecido con exactitud, pese a su antigüedad se conserva como el edificio más alto de esta capital provincial. Sus habitantes y autoridades a más de reconocerle la protección divina lo señalan, con orgullo, como uno de sus principales atractivos turísticos.

Y es justamente en este templo donde se inicia un ruta turística de unos 75 kilómetros, que ofrece, a más de la belleza de las playas y montañas y de una exquisita gastronomía, momentos para la paz y la reflexión, a través de la denominada Ruta de las Siete Iglesias, que especialmente en época de Semana Santa, es visitada por miles de creyentes.

Iglesia Nuestra Señora de la Esperanza (La Libertad)

Luego de admirar la belleza de la Catedral de Santa Elena se llega al santuario Nuestra Señora de la Esperanza, en el vecino cantón La Libertad. Este lugar de oración, ubicado en lo alto de una empinada loma y a orillas del mar, tiene en su parte exterior un mirador desde donde se puede contemplar la belleza del templo y también el paisaje dominado por las azules aguas del océano.

Esta iglesia, creada en 1942, pertenece a la Comunidad Franciscana. En su interior se encuentra una imagen de la Virgen de la Esperanza, que según cronistas, data del siglo XVIII y fue encontrada en medio de los escombros del antiguo templo que fue reconstruido en 1966.

La Merced (Salinas)

Continuando con la Ruta se llega al cantón Salinas, una de las principales ciudades balnearios de Ecuador, ubicada en la punta más saliente del oeste ecuatoriano. Allí está situada la iglesia de La Merced, construida en 1930 con un estilo colonial, donde destacan vitrales de catedral en la fachada y en el interior un mosaico vítreo en los zócalos.

Esta parroquia está, además, situada en medio de una plaza del sector de Chipipe, dominada por frondosos árboles que brindan sombra y momentos de recogimiento a los turistas que visitan masivamente esta localidad. Allí se venera a la Virgen de las Mercedes, que es adorada con devoción por los cristianos y que además es la patrona de las Fuerzas Armadas del Ecuador.

Nuestra Señora de la Nube (Ballenita)

Luego de abandonar Salinas, la procesión de fe se adentra en la denominada Ruta del Spondylus, una de las principales redes turísticas del país que serpenteando las orillas del océano Pacífico une a Santa Elena hacia el norte con las provincias de Manabí y Esmeraldas.

En esa carretera, de impecable mantenimiento, se llega a la comuna de Ballenita donde se asienta el santuario Nuestra Señora de la Nube, al pie de la avenida donde, según historiadores locales, transitó por primeva vez el conquistador español Francisco Pizarro; por eso esa vía lleva el nombre de dicho personaje.

En esta iglesia resalta su fachada revestida en su totalidad por conchas armoniosamente colocadas por hábiles constructores de esta localidad. Cada Martes Santo en este templo se reúnen los pescadores para recibir la cruz traída en procesión desde la Catedral de Santa Elena y llevarla hasta el mar donde le dan un ‘baño’ como muestra de devoción y de renovación de la fe.

Esta romería, denominada el Baño de la Cruz, es una tradición de cerca de medio siglo que con el paso de los años va ganando más fieles que llegan desde distintas ciudades de Ecuador y países vecinos para pedir ‘favores’ al Señor, expresa el párroco Jorge León.

Nuestra Señora de Fátima (Palmar)

Siguiendo el camino hacia el norte y después de disfrutar de un delicioso plato a base de mariscos y un reparador descanso en hamacas que ofrecen decenas de cabañas ubicadas entre la carretera y la playa se llega a la comuna Palmar, donde está el santuario Nuestra Señora de Fátima.

Ubicado en lo alto de un cerro que ofrece un paisaje marino que se pierde en el horizonte, es un lugar ideal para la reflexión y un encuentro con la divinidad. Su arquitectura tiene connotaciones bíblicas, es así que cuenta con una plaza exterior de forma circular, de 40 metros de diámetro, que según Agustino es el número que significa la vida terrena, de los afanes y de la peregrinación.

También el piso de esta plaza tiene adoquines de cinco colores que simbolizan los continentes, mientras que 72 columnas que sostienen el portal del Rosario representan los 72 discípulos que el Señor envió de dos en dos al mundo para anunciar la buena noticia: la salvación, explica la hermana Silvia.

Al ingresar al templo también muestra formas y figuras que representan el encuentro del hombre con la divinidad, agrega la religiosa, al tiempo que señala que este lugar recibe, especialmente los fines de semana, a cientos de feligreses, la mayoría de Guayaquil, que buscan la comunión con el Creador.

Santa Catalina (Colonche)

Continuando con el recorrido, en la misma comuna Palmar hay un desvío que conduce a la parroquia Colonche. Luego de transitar por unos 10 minutos un camino asfaltado que surca el terreno desértico dominado por los cactus, se llega a la cabecera parroquial, donde destaca una de las iglesias más antiguas del Ecuador: la Santa Catalina.

Esta basílica data de 1537, fecha grabada en los pilares centrales y que fue descubierta durante los trabajos de restauración en 1998.

Este templo católico es construido íntegramente en madera de guayacán por comuneros de la zona. Encontrarse con sus finos acabados coloniales en su altar, tumbado, púlpitos y cada rincón del templo produce en el visitante una especie de viaje al pasado y a la vez de respeto al Supremo Creador.

En el lugar existe un museo donde se guardan las actas de los bautizos y de los matrimonios más antiguos de la Costa. También se conservan estolas y capas desde el año 1700, usadas por los diferentes sacerdotes que sirvieron en esta comunidad.

El ambiente sacro inspira cada día a un grupo de menores de la comunidad que pertenecen al coro de la iglesia y que se refugian en un altillo de la iglesia para ensayar la música y letra de las melodías que tocan cada domingo de eucaristía.

“Estamos orgullosos de tener a una de las iglesias más antiguas del país y eso nos inspira a cantarle al Señor en su casa”, expresa José Magallanes, joven guitarrista y líder del coro.


María Blanca Estrella de la Mar (Olón)

Después de pasar unos minutos de recogimiento en la basílica y el pacífico poblado de Colonche se retoma la carretera principal rumbo al último templo católico de la Ruta de las Siete Iglesias de Santa Elena: María Blanca Estrella de la Mar, ubicado en la comuna Olón, a 72 kilómetros al norte del balneario de Salinas.

La belleza de este santuario radica en su forma de barco ubicado en lo alto de un empinado acantilado, que ofrece una privilegiada vista del imponente océano Pacífico y de la geografía montañosa que caracteriza a esta parte del norte de la provincia de Santa Elena.

Este santuario se construyó el 8 de septiembre de 1984 por iniciativa del entonces arzobispo de Guayaquil, monseñor Bernardino Echeverría, quien por los 2000 años del nacimiento de María ofreció construir doce iglesias con distintas advocaciones en honor a la Virgen. El primero fue el santuario de Olón.

“Tiene la forma de un barco porque nuestro capitán es Jesús y su copiloto es la Virgen María y es ella la que nos conduce al Sagrado Corazón de Jesús”, explica la hermana Liliana, quien pertenece a la comunidad Santa María del Fiat que conserva este templo.

Si bien el paso de los años y la erosión producto de la fuerte brisa marina han causado algún deterioro en su estructura, este santuario no deja de ofrecer sus singulares atractivos a quienes van de paso por la Ruta del Spondylus.

Testimonios de religiosos y de la comunidad indican que una imagen de María Rosa Mística derramó lágrimas de sangre en presencia de un grupo de jóvenes y formadores del centro vocacional reunidos la tarde del 11 de noviembre de 1990. En homenaje a este acontecimiento se levantó una cripta que es frecuentemente visitada por los fieles en busca de un milagro.

Así se llega al final de un recorrido de 75 kilómetros de encuentro con la fe y con las bondades que regala la naturaleza y la habilidad de las manos de artesanos ecuatorianos.