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Litoral del Pacífico colombiano, un paraíso virgen donde las playas se mezclan con la selva tropical

Por LifeStyle / El Espectador | 6 Marzo, 2015 - 09:11
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Dueña de un tesoro natural invaluable, la región más diversa de Colombia ha hecho del ecoturismo un aliado para que locales y extranjeros se acerquen a un mundo de posibilidades.

Una de las regiones más húmedas y diversas del planeta se extiende a lo largo de 1.300 kilómetros sobre el litoral del Pacífico. Pequeñas bahías de arena hacen frente al imponente mar, mientras las playas se mezclan con la selva tropical. Se trata de un paraíso virgen que se ha convertido en el refugio ideal para quienes buscan escapar del estrés de las ciudades y desean adentrarse en los secretos de la naturaleza.

Al sur, la tierra se vuelve más plana y la fuerza de los ríos se funde entre acantilados y manglares. Exóticas especies vegetales, aves multicolores e impresionantes ballenas yubartas conforman el patrimonio natural del Pacífico, uno de los más fascinantes del continente.

En la actualidad, siete parques y un santuario conservan los tesoros de la región, siendo puntos estratégicos para el desarrollo ecoturístico.

Senderos, pequeños hospedajes, viajes en lancha y largas caminatas hacen parte de la experiencia que conecta a los viajeros locales y extranjeros con una mágica realidad en la que sólo se necesita de los sentidos para acercarse al paraíso. Una semana es suficiente para conocer los islotes y las reservas más exóticas de Colombia.

Paraíso virgen

Ubicada en el departamento del Cauca, la isla Gorgona sorprende a los amantes de la selva y de los misterios del océano.

Por donde se mire, un sinnúmero de especies características del trópico se apoderan del paisaje y en las profundidades del mar grandes extensiones coralinas, aves marinas, delfines y cachalotes ofrecen un espectáculo único.

En sus 61.000 hectáreas, los turistas pueden encontrar senderos  ecológicos y alojamientos, hacer careteo en escenarios como Playa del Cocal y Playa Verde, descubrir vestigios arqueológicos, practicar buceo y, con suerte, avistar ballenas jorobadas y tortugas marinas.

Tierra de aventura

Quinientos seis kilómetros al oeste de Buenaventura, el Santuario de Flora y Fauna Malpelo se apodera de un archipiélago rocoso y 11 peñascos.

La belleza de este paraje y su diversidad hicieron que la Unesco lo declarara en 2006 Sitio de Patrimonio Mundial Natural. Y no es para menos. Además de ser el hogar de más de 70 especies de animales, durante todo el año acoge a más de 300 tiburones martillo. Por eso las aguas de Malpelo desafían a los más experimentados buzos.

Sólo quienes han obtenido una certificación de dos estrellas pueden explorar la zona y sortear el fuerte oleaje. Áreas como La Gringa, Escuba, Los Reyes, Los Gemelos, Sahara, Vagamares y El Mirador son las más apetecidas para esta actividad.

Refugio de paz

Las aguas cálidas de la bahía de Utría, en los municipios de Nuquí y Bahía Solano (Chocó), reciben todos los años cientos de aves migratorias y las extraordinarias ballenas jorobadas.

En sus 54.000 hectáreas, los turistas pueden descubrir especies como el mono tití, el mono cariblanco, el cusumbo, el zorro y el ñeque. Más del 80% del terreno cuenta con resguardos de la etnia embera, cuyos líderes se encargan de mostrar a locales y extranjeros sus costumbres y prácticas ancestrales.

Para explorar la belleza de esta tierra, vale la pena alojarse unas cuantas noches en el centro de visitantes Jaibaná, un selecto conjunto de pequeñas cabañas ideales para relajarse y entrar en contacto con la naturaleza.