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Queguay, el río secreto de Uruguay

Por El Observador | 22 Junio, 2015 - 10:41
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El Rincón del Queguay, en Paysandú, se integró al Sistema Nacional de Áreas Protegidas. Son 20.000 hectáreas de naturaleza virgen, riquezas arqueológicas, hitos históricos y singularidades culturales.

La enorme mayoría de los uruguayos no conoce el río Queguay. Los que alguna vez viajaron a Salto o a Bella Unión desde Montevideo por la ruta 3 lo cruzaron en un puente y vieron un cartel que indicaba su cauce ancho. Quizás algún curioso de la geografía uruguaya lo haya distinguido en el mapa, cortando en dos al departamento de Paysandú y fluyendo desde la Cuchilla de Haedo hacia el oeste, hasta desaguar en el río Uruguay luego de más de 300 kilómetros.

Pero hay gente que lo conoce y mucho. Uno de ellos es Carlos Urruty. Guichonense canoero, guía, baqueano, docente de UTU, apicultor, chacarero y referente de la comunidad, Urruty es un experto en el Queguay.

"Conozco cada rincón y cada hueco del río", dice al volante de su camioneta gasolera con caja, cuando ya anocheció sobre los campos del Queguay. Pero no lo dice con arrogancia ni con soberbia, sino con la simpleza de la verdad de un hecho, después de horas de charla recorriendo senderos de bosque nativo sobre sus riberas, campo abierto en sus alrededores, palmares o cerros con marcas que hay que saber interpretar para entender.

El río atraviesa los campos donde se crió, pero también pasa por dentro de Urruty. Nació hace 50 años en Guichón y dice que el tiempo máximo que ha pasado sin ir al río es un mes. Un mes en 50 años. El resto del tiempo ha tenido a la densa o discreta corriente del Queguay (según la estación) muy cerca.

Su última hija, Julieta, de un año de edad, recibió a los ocho días de vida su correspondiente bautismo en el Queguay. Fue un declaración de amor, de respeto y de compromiso: un hombre ofrendándole un hijo al río.

Urruty es un hombre tranquilo, callado, que piensa antes de hablar. Está acostumbrado a disfrutar del silencio del río, así como de la enorme variedad de sonidos que produce el agua en las piedras y el monte nativo.

Es uno de los miembros fundadores del Club Queguay Canoas (CQC), una institución que comenzó siendo deportiva y que, con le paso del tiempo, se transformó en referente de la comunidad de Guichón, que cuenta con unos 6 mil habitantes. El CQC trabaja como militante en la preservación de la región del extenso monte nativo en los alrededores de la llamada "horqueta" donde se unen el Queguay Grande con el Queguay Chico.

La gente de Guichón supo antes que nadie que el río Queguay escondía maravillas dignas de resaltar y de mostrar con orgullo. Desde la naturaleza, con espesos montes nativos (que llegan a tener unos 8 kilómetros de ancho por unos 50 kilómetros de largo), rápidos y cascadas, hasta riquezas geológicas, arqueológicas, históricas y culturales, desde el sitio donde se peleó la batalla de Palmar durante la Guerra Grande hasta el primer establecimiento dedicado a la producción de arroz de Uruguay.

El CQC inició los contactos y los movimientos para que se declara el área protegida de Rincón del Queguay o de Pérez, pero existen registros en El Telégrafo de Paysandú de 1949 con vecinos que pedían que se preservara esa zona por su riqueza natural.

En diciembre de 2014 el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (Mvotma) declaró una extensa zona de 20 mil hectáreas para que integrara el Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP).

Seis meses después y con un cambio de gobierno en el medio todavía se coordinan acciones para que tanto Mvotma como el Ministerio de Turismo y Deporte realicen las acciones necesarias para que el área pueda tener un manejo más organizado a nivel público. Entre las primeras acciones están la construcción de un centro de visitantes y la contratación de un guardabosque fijo en el lugar.

Artigas y los Pérez

El caudillo José Artigas le cedió terrenos sobre el Queguay a la familia Pérez, de donde surgieron Lino Pérez y su hijo, Andrés Pérez. De ahí el nombre del paso sobre el Queguay, donde está una calzada de piedra que se construyó en 1893.

Artigas tuvo negocios y amores en la zona. Una de sus mujeres, la paraguaya Melchora Cuenca, vivió en un rancho cuyas ruinas se encuentran sobre un cerro a unos kilómetros del río. Cuenca tuvo allí a dos hijos de Artigas: Santiago y María. Por allí cerca pasa un antiguo camino guaraní, que se comunicaba con las actuales provincias argentinas. Todos esos paisajes se ven hoy amenazados por la forestación y las nuevas producciones agrícolas.

Esos Pérez beneficiarios de Artigas después se hicieron colorados y el sitio es importante para la historiografía de esa divisa. El caudillo y luego presidente por dos veces Fructuoso Rivera ganó la batalla del Palmar en junio de 1838, fundamental en la Guerra Grande. El campo de batalla se encuentra a unos 20 kilómetros del área protegida, en las afueras de Guichón.

La historia sigue latiendo de forma silente en esos campos. Pero basta que alguien la cuente y explique para que la visión gane en significación. A unos kilómetros al sur de Guichón, a varios de los heridos colorados en la batalla, el general Rivera les concedió terrenos cerca y allí se formó un pueblo que se llama Palmar Grande. En 1995 vivían allí unas 25 familias, pero hoy quedan tres o cuatro.

Allí los vecinos tenían la costumbre de tener cementerios en sus casas. Urruty investigó esa costumbre. Sacó fotos, entrevistó ancianos, recuperó historias perdidas.

En el medio de la tierra

Para llegar hasta el Queguay desde Montevideo se puede tomar la ruta 3 hasta Young y luego la ruta 25 hasta empalmar la 90 a Guichón. Desde allí al área protegida quedan solo 22 kilómetros.

La entrada al área protegida está en el kilómetro 402 de la ruta 4, un camino de balasto en condiciones con el tiempo seco. Hablando de secretos y de sitios poco transitados, y a pesar de ser una ruta nacional, la 4 atraviesa una amplia extensión del territorio sin cruzar ciudades grandes, desde Durazno hasta Artigas. Es un secreto que lleva a otro secreto.

De la entrada de la ruta al río quedan apenas unas cuadras. Desde el paso de Pérez salen circuitos de canoa por el área en modalidad de kayak, aprovechando los rápidos, o en canoas comunes para pescar. Una de las especies principales que se puede pescar es el dorado.

En el paso, el CQC construyó un mirador. La vista es una larga extensión de copas de árboles nativos en racimo sobre las costas del río. Se escucha la corriente entre las piedras y hay rápidos muy cerca de allí, con espuma. Vuelan mariposas al sol en otoño veraniego. Hay lejanos trinos de pájaros. El río forma islas de árboles y de vegetación. A lo lejos, desde lo alto del mirador, se ven líneas de eucaliptos en el horizonte como una amenaza verde y callada. Hay arañitas voladoras que parecen caídas del cielo. La brisa sopla limpia sobre las orillas del río.

Allí cerca hay un sendero interpretativo de flora y fauna de 2.000 metros con circuitos temáticos, planificados con el Ministerio de Turismo, pretenden colocar una tirolesa para cruzar el río.

El primer sendero para recorrer es el "de los corondá", una especie de árbol nativo de típica madera dura y de espinas largas. Este es un caso curioso, porque hay varios corondá, un árbol que no es común que forme grupos. Se trata de un terreno con uso ganadero por lo que no crece el pasto alto, sino que está raleado.

Hay abundancia de árboles de frutos nativos: pitanga, guabiyú, quebracho, guayabo, zarzaparrilla, arrayán, coronilla, palo amarillo y abundan pájaros "arañeros", de pico fino, a pesar de que solo se ha recorrido el 1% del área protegida.

La zona del área protegida más la región de Guichón ofrece, además de la propuesta termal de Almirón, varias opciones, desde recorridos en mountain-bike de senderos ganderos de 35 kilómetros, y cabalgatas, sitios arqueológicos (en la zona se encontraron siete dinosaurios Uruguaysuchus aznarezi, un cocdrilo primitivo) hasta estancias museo donde se exponen objetos de la historia de la zona.

¿Cómo preservar?

Los desafíos a futuro son la matriz productiva del campo uruguayo, que afecta a sitios como el rincón del Queguay. Ejemplos de ello son la forestación de eucaliptos, la fumigación y la clonación de plantines.

Los capuchinos corren riesgo de extinción, porque se comen las semillas del pastizal. Los problemas son varios y están en cuestión elementos tan delicados como la economía

Pero, ¿quién se da cuenta de esto? Quien posea la capacidad de leer la realidad.

Urruty pasó cosas muy lindas en el río, días y noches enteros de disfrute, solo o acompañado. También pasó cosas complicadas sobre esas aguas, como cuando en 1980, siendo un niño, tuvo que cruzar en canoa el río crecido para llevar alimentos y medicamentos a un hombre que había quedado del otro lado, en la orilla norte.

A Urruty le gusta el río en cada estación, porque en cada estación cambia. Es un organismo vivo que muta y tiene una lógica interna. Incluso Urruty es más específico y detallista: "Cada día cambia. Y hay que saber interpretarlo".

Alternativas

A través de diferentes proyectos en el litoral, el Ministerio de Turismo viene promoviendo circuitos alternativos al contexto termal de Arapey, Daymán, Guaviyú y Almirón.

Las visitas al Rincón del Queguay funcionan como paseo para quienes, por ejemplo, elijan visitar las termas de Almirón, distantes a 5 kilómetros de Guichón.

"Pretendemos que la gente viva experiencias", dijo a El Observador Claudio Quintana, coordinador del Ministerio de Turismo para el litoral.

Termas saladas

Las termas de Almirón nacieron en 1958 cuando Ancap realizaba prospecciones cerca de Guichón, en busca de petróleo, en los campos de la familia Almirón. Los pozos de metros de profundidad no dieron con el hidrocarburo, pero sí perforaron una capa de donde afloró agua caliente (a 33°C) con la particularidad de que es salada, por su alto contenido de sulfatos y cloruros.

Es la única terma en Uruguay con esta característica. En sus comienzos, la actividad la desarrolló la Intendencia de Paysandú, que construyó dos piscinas (una abierta y una cerrada) y cabañas. Luego privados edificaron cabañas linderas y hoy la empresa constructora Atijas está erigiendo allí un gran hotel de 60 habitaciones que se inaugurará el año que viene. Las termas se encuentran a 85 kilómetros de Paysandú, por la ruta 90.

Farmacia

Muy cerca de las instalaciones del Club Queguay Canoas, junto al Paso de Pérez, tiene su local Ana Lanouguere, una mujer que ha estudiado y se ha especializado en plantas, árboles y yerbas nativas y en sus usos tearapéuticos. Vive en Guichón desde 1971.

En base a formación en Uruguay con fondos locales y también con cooperación internacional desde Italia, se capacitó para entender la amplia base de medicamentos naturales que existen en los montes del Queguay. Lanouguere tiene un abanico de más de 70 tipos diferentes de yerbas y yuyos, entre los que se destacan el sarandí blanco, el arrayán, la mejorana, la menta, la verbena (con cualidades calmantes y alucinógenas) y el pau ferro, cada una con sus características y sus prescripciones.

La mujer recomienda la infusiones en forma de té endulzado con miel ("No hay nada más sano que la abeja", dice), pero también prepara pomadas y cremas con productos como, por ejemplo, la grasa de lagarto. Las hierbas están a la venta.

* Fotografías El Observador - C.Arregui