Artículos

Así se ve Hollywood a través de las nominaciones a los Óscar 2020

Por Emmanuel Bremermann / El Observador | 15 Enero, 2020 - 11:00
  • 1452725899-oscar.jpg

Los títulos nominados a los mayores premios de la industria marcan un cambio en el cine actual, con una selección mucho más heterogénea que en la edición anterior.

Siempre hay algo de sorpresa, alguna excepción que rompe con los moldes y planta la bandera de la discordia o del entusiasmo, pero en general, si más o menos uno va tirando números y va viendo cómo viene la mano, es bastante fácil adivinar. Así las pencas, al menos cuando de las candidatas al Oscar se refiere, tienen poco que hacer. Todo está bastante digitado. Y en 2020, año redondo que abre la nueva década, todo vuelve a ser relativamente predecible en la previa a la mayor fiesta de Hollywood. Lo único que hubo que hacer fue sumar y restar, ver por dónde venía el buzz –el “ruido a Oscar”–, identificar que se había premiado en galardones anteriores y pronto: tenemos la lista.

Lo predecible no quita, sin embargo, que el raconto de “las mejores películas del año” para cierto espectro de la industria del espectáculo sea, en este caso concreto, bueno. Y bastante bueno de hecho, porque si pasamos raya y comparamos película a película, el 2020 en los Oscar aventaja de buena manera a la alicaída edición de 2019, que dejó varias obras menores y rápidamente olvidables. Este año estamos indudablemente mejor, y nadie lo puede negar.

Y esto pasa porque, para empezar, el rubro de Mejor película –en el que están nominadas Contra lo imposible, El irlandés, Jojo Rabbit, Guasón, Mujercitas, Historia de un matrimonio, 1917, Había una vez en... Hollywood y Parásitos– es heterogéneo por donde se lo mire. Hay registros diferentes, géneros superpuestos, películas inspiradas en historias de cómics, lenguajes e idiomas distintos, una bélica, una sátira, un clásico literario revisionado, acción, la vuelta de un par de maestros del cine con sus fuerzas a pleno, películas que nacieron en el streaming, de todo. Pero más que nada llama la atención que es una categoría mucho más regular que de costumbre y que oscila entre varias buenas películas y dos o tres obras enormes que hay que presenciar, si es posible, más de una vez. Habrá que ver si el 9 de febrero a la noche el gran premio va efectivamente para a alguna de ellas –debería estar, para quien escribe y sin haber visto 1917, entre El Irlandés, Había una vez en... Hollywood Parásitos– pero al menos de pique estamos bien.

Está claro que hay muchas películas que merecían mejor suerte y que quedaron por el camino. En los medios estadounidenses se habla mucho de los hermanos Safdie y su Uncut Gems –que se estrena el 31 de enero en Netflix– o de El faro –que llega a cines locales el 5 de marzo y solo metió una nominación a Mejor fotografía–, y hasta podríamos decir que se olvidaron de incluir en la categoría más importante a la magistral Dolor y gloria de Almodóvar –que sí compite en el recientemente renombrado rubro a Mejor película internacional, antes película extranjera–. Pero esto es Hollywood. Y no todo va a salir bien. Porque de hecho hay cosas que siguen sin salir bien, cosas que se mantienen iguales y que hacen que muchos vean la ceremonia y sus galardones con reticencia.

La más llamativa es la falta de paridad. Cuesta creer que estos galardones aún no hayan abrazado esta causa –que se les reclama desde hace ya varias ediciones– con fuerza y que sí lo hagan con otras luchas similares –el "combate" al #OscarSoWhite hace algunos años, por ejemplo–, pero la falta de mujeres nominadas en las categorías de peso que no diferencian géneros sigue sucediéndose ceremonia a ceremonia. Aunque desde la Academia se aseguró que esta nueva edición tiene la mayor cantidad de mujeres nominadas a la fecha, por las críticas que aparecieron durante este lunes todavía parece que hay un trecho largo que recorrer.

Greta Gerwig, que dirige Mujercitas, es uno de los casos que quedó planteado. Y si quisiéramos ahondar más aún en el tema, quizás podríamos decir que en guion bien podría haber estado Olivia Wilde por Booksmart, Lorene Scafaria por Estafadoras de Wall Street o hasta Lulu Wang por The Farewell. Pero no. El tema lo resumió Issa Rae, actriz encargada de presentar junto a John Cho las nominaciones en la transmisión en vivo de la Academia, a la hora de presentar el rubro a la mejor dirección: “Muy bien, felicitaciones a todos estos hombres”.

Hablando de diversidad, la aparición del director surcoreano Bong entre los nominados a Mejor dirección –y las otras cinco nominaciones de Parásitos–es una gran noticia y marca un eventual cambio de rumbo, al menos en los papeles. El “amor” que recibió la película asiática quizás sea un indicador definitivo de que la Academia finalmente se abrió a la diversidad de miradas y lenguajes. En años anteriores pasó con Latinoamérica (Roma) o Europa (La vida es bella o Amour), pero ahora el foco está en Asia. Quizás sea la evidencia de que este tipo de producciones, de acá al futuro, tendrán una nueva luz en estas instancias netamente yanquis. El año pasado el director polaco Pawel Pawlikowski estuvo en el mismo lugar que Bong por Cold War. ¿Logrará el surcoreano imponerse como no lo hizo el europeo? La tiene difícil, pero quién sabe.

Y si Parásitos puede considerarse un fenómeno particular que repercutió fuertemente en las nominaciones –el efecto “bola de nieve” en la taquilla estadounidense y el boca a boca la posicionó fuerte en el mapa internacional– el otro gran sacudón del año, Guasón, también tendrá su lugar en la ceremonia del 9 de febrero. La película de Todd Phillips fue el largometraje con más nominaciones: cosechó 11 candidaturas y varias de las grandes, lo que la colocan como una de las favoritas al menos desde los números. Quedará por ver si, de todas formas, los votantes se inclinan por la oscura historia del origen del mayor villano del cómic o si solo le dan el Oscar a Joaquin Phoenix por su interpretación; lamentablemente para Antonio Banderas y su espectacular trabajo con Almodóvar, parece lo más probable que suceda.

Se podrían hacer varios análisis más sobre lo que dejan las nominaciones de este año. Se podrían dar datos esclarecedores e insólitos –como que el compositor John Williams llegó a su nominación número 52, que Saoirse Ronan tiene apenas 25 años y consiguió su cuarta nominación o que Parásitos recién es la primera película surcoreana en ser nominada a Mejor película internacional–.

Se podría ir categoría a categoría reclamando o felicitando a los que lo lograron, se podría hasta hacer una lista alternativa de lo que debería haber sido candidateado, pero lo mejor que podemos hacer es sacarle el peso que usualmente se le da y tomarnos los galardones con más gracia que otra cosa. A fin de cuentas, Hitchock nunca recibió un Oscar en su vida y a Scorsese se lo dieron recién en 2007 por Los infiltrados.

Quizás lo mejor de todo esto, lo mejor del aluvión de información, nombres, títulos y tecnicismos que recibimos este lunes en una transmisión que duró poco más de veinte minutos, es quedarnos con una sensación clara y agradable sobre lo que pasó o está pasando: la sensación de que en un año bisagra tuvimos buenas, incluso muy buenas, películas. Y nosotros del cine no precisamos nada más que eso.