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Bertrand Chamayou, el heredero de Ravel

Por El Espectador | 12 Enero, 2017 - 10:18
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El también catalogado como “Rey del piano” maneja un repertorio amplio que incluye obras clásicas, románticas y contemporáneas.

El alma del pianista Bertrand Chamayou ha estado ligada desde su aprendizaje al compositor Maurice Ravel. Ocurrió a partir del mismo momento en que eligió darle kilómetros de vuelo a su destreza musical en el Conservatorio de París, un templo en el que el linaje y el legado del compositor francés continúa intacto.
 
Con el apoyo de su maestro y tutor Jean-François Heisser, Chamayou continuó su formación en Londres y persiguió su empeño en actuar en las principales plazas de la escena musical del mundo, que lo han llevado a especializarse en el repertorio francés de principios de finales del siglo XIX y principios del siglo XX.
 
El pianista francés empezó a conquistar a los críticos con su ingenio musical y protagonismo incluyendo uno de sus más esperados trabajos de 2016: Ravel Complete Works for solo piano, un enfoque detallado y poco común sobre la propuesta artística de Maurice Ravel, que lo llevó a ser ganador de un premio Gramophone, y que además lo mantiene como uno de los solistas de música clásica más galardonados en su país, siendo el único intérprete galo en ser poseedor de tres Victoire de la Musique, importantes premios que se otorgan a las producciones discográficas en Francia desde 1983; además de un premio Echo Klassik por su grabación como solista en 2016.
 
 
Los ágiles dedos de Bertrand Chamayou interpretando a Ravel han sido el pretexto ideal para que su nombre esté acompañado por la descripción: “Joven prodigio de su generación”, incluso ha sido catalogado como el “Rey del piano”, como lo describió recientemente Bertrand Dermoncourt en el diario francés L’express.
 
Gracias a su continua trayectoria, el pianista nacido en Tolouse reconoce que Ravel fue el primer compositor que lo acercó a la música cuando vio las partituras de su vecino que tocaba el piano y empezó a mostrar una absoluta fascinación por la parte gráfica de un pentagrama, sin tener noción alguna de lectura musical.
 
Lo que al principio sólo era el juego de un niño con los dibujos que vio en una hoja con cinco renglones extraños, se transformó en un trabajo que desplegó en un álbum que conduce a través de las melodías compuestas por Ravel a los 17 años, su afamada Serenade Grotesca, o incluso otras tantas piezas no tan populares del compositor francés con el estilo de Chabrier.
 
El trabajo de Ravel se transformó en fuente de inspiración para Chamayou. Su esencia lo acompaña en su formación musical y su estilo se volvió familiar para el pianista, un vínculo que también incluye a otros genios de las partituras como Chopin y Schubert.