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Breve historia de los motivos por los que se arma el árbol navideño

Por LifeStyle.com/ El Observador.com | 8 Diciembre, 2014 - 14:45
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Aunque la decoración y los motivos por los que el árbol forma parte de las fiestas de fin de año han ido cambiando, parece reflejar el espíritu de lo que realmente debe importar: compartir con los que se quiere.

Comienza en muchos hogares de América Latina la práctica de armar los árboles navideños, que permanecerán en pie –al menos- durante un mes.

El armado se realiza de manera tradicional a partir del 8 de diciembre, fecha que surge de la combinación de una celebración cristiana con una pagana. Los pueblos escandinavos celebraban la llegada del verano boreal decorando árboles con los que celebraban al dios Frey, divinidad del Sol y de la fertilidad.

Con la llegada de los evangelizadores cristianos, se adaptó la costumbre considerando que –además- coincidía con la fecha del día de la Inmaculada Concepción, una situación que ha sucedido con otras fechas celebradas actualmente por los cristianos.

Esta tradición se expandió por Europa a lo largo de los siglos siguientes, cuyos inmigrantes la trasladaron a América, consolidándose como una tradición popular en el mundo a fines del siglo XIX.

Cada país mantiene sus tradiciones en cuanto a la decoración y al armado: mientras que en España, Italia y por consiguiente, en Latinoamérica, se arma el 8 de diciembre, en Estados Unidos se arma entre la semana previa a Acción de Gracias (que se celebra el cuarto jueves de noviembre) y entre la segunda semana de diciembre. En Alemania, en cambio, se instala el 24 de diciembre, por citar algunos ejemplos.

Durante años lo tradicional era el armado de un árbol natural, sin embargo, dicha práctica hoy no se ve con muy buenos ojos, por lo que predomina la utilización de imitaciones en plástico, PVC u otros materiales sintéticos, aunque el espíritu se mantiene.

La decoración de los árboles ha variado a lo largo del tiempo. Antiguamente, se colocaban nueces y otras frutas como elementos decorativos. Las velas fueron cambiadas por luces de colores.

Lo que se mantuvo en el tiempo fueron las cintas y guirnaldas, que representan la unión de las familias y las estrellas que se colocan como remate en la punta de los árboles de navidad, y que tienen su origen en la estrella de Belén bíblica.

Las tendencias en la decoración varían año a año, con colores y estilos específicos. Los árboles navideños (y la celebración en sí) se han convertido en un cruce entre la celebración religiosa y una fiesta impuesta por el mercado.

De todas maneras, cada año las familias se reúnen frente a estas expresiones de alegría navideña para celebrar y compartir un momento juntos, que -en definitiva- es lo que cuenta.