Las nuevas compañías de automóviles proliferan. Tesla abrió la puerta y tras ella han llegado muchas. Algunas con menos éxito, como el ambicioso proyecto de Faraday Future, y otras aún están por crecer, como Lucid Motors. A esto se suman todos los fabricantes tradicionales que se han lanzado a diseñar eléctricos.

Quienes también se han puesto a hacerlo, y no precisamente al rebufo de Tesla sino con antelación, son las empresas chinas. El mercado de los vehículos eléctricos en China cuenta ahora con múltiples opciones.

Byton es un producto de este impulso en el país asiático. Aunque más tardío, el fabricante ha comenzado a diseñar sus propios vehículos eléctricos. Su primer coche comercial será el Byton M-Byte. Un automóvil con una peculiaridad notoria. Tendrá una pantalla de 48 pulgadas en el salpicadero.

Evidentemente no se trata de un televisor como los que reinan en un salón doméstico. Las 48 pulgadas tienen un formato adaptado al vehículo. Se extienden a lo ancho de todo el salpicadero. El alto es el necesario para desplegar la información de forma visible.

Expectación internacional
La pantalla de 48 pulgadas quizá sea el mayor reclamo publicitario del Byton M-Byte. Pero no es ni mucho menos razón de existir. Al igual que la pantalla de 17 pulgadas dio al Tesla Model S una imagen de vehículo moderno, en su momento, la misma sensación ha despertado el M-Byte.

En el CES 2019 la expectación creada por Byton ha sido importante. La compañía no presentaba novedades, pero las ha dado a conocer a un público especializado. Ha dado el salto desde el sector del motor al tecnológico. Su coche, que tendrá nivel 3 de autonomía, ya ha entrado en producción. Al mismo tiempo, la compañía ha anunciado una serie de acuerdos con partners para reforzar el ecosistema del vehículo.

La marca Byton pertenece al grupo empresarial Future Mobility, cuyo nombre es toda una declaración de intenciones. Se trata de una entidad creada entre el gigante chino Tencent y el igualmente desmesurado Foxconn, taiwanés. Sus dirigentes provienen de puestos directivos en Tesla y en el programa de eléctricos BMW i. La apuesta de futuro es ambiciosa y tiene un respaldo financiero detrás de gran envergadura.