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Cómo la vitamina D potencia la energía de huesos y músculos

Por EFE | 6 Agosto, 2014 - 09:44
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Actualmente se identifican dos tipos de vitamina D: colecalciferol, que viene de la reacción de la piel a la luz solar, y ergocalciferol, que se encuentra en los alimentos.

Los huesos y los músculos son las partes del cuerpo que más se benefician con el consumo de la vitamina D. Así lo confirmó Enrique Ardila, médico internista endocrinólogo y profesor de la Universidad Nacional de Colombia, quien visitó recientemente el país para ofrecer charlas sobre los avances de este suplemento en la región.

“Esta vitamina permite mejorar la contracción muscular y el volumen del músculo, lo cual ayuda a que la gente se caiga menos. Puede servir como manejo alternativo de calcio en osteoporosis y tener efecto en otras enfermedades que tienen que ver con el sistema inmunológico como lupus, la artritis reumatoidea, las enfermedades del corazón, la tensión arterial, el cáncer de colon –junto con otros tratamientos– y psoriasis, con la toma del sol”, dijo el doctor.

Actualmente se identifican dos tipos de vitamina D: colecalciferol, que viene de la reacción de la piel a la luz solar, y ergocalciferol, que se encuentra en los alimentos. En el primer caso, algunos estudios mencionan que para recibir la cantidad necesaria de esta vitamina, una persona debería exponerse al sol durante al menos 20 minutos diarios. Sin embargo, hay que tener algunas precauciones.

Ardila recalcó que se debe tomar el sol antes de las 10:00 y después de las 16:00. “A otras horas no debido a los riesgos de un cáncer de piel”, agregó.

“Clásicamente se consumía la vitamina D junto con el calcio y se asignaban unas 400 unidades, pero se descubrió que la dosis óptima es sobre las mil unidades”, expresó Ardila, quien indicó que al ser liposoluble, esta vitamina se almacena en los músculos y huesos y no se desperdicia.

En cuanto a los alimentos, el salmón y el pez espada son fuentes ricas en vitamina D. En menor cantidad, se encuentra en el atún, las sardinas, el hígado de res, los cereales, la leche y la yema de huevo.

Los bajos niveles de este suplemento se han relacionado con un mayor riesgo de enfermedades cardiacas y cerebrovasculares. En las personas mayores ocasiona problemas de memoria y razonamiento.